La baraja socialista

TONIA ETXARRI, EL CORREO 16/09/13

Tonia Etxarri
Tonia Etxarri

· ¿Qué credibilidad puede ofrecer el dirigente que pide la abdicación del Rey y su mediación al poco tiempo?.

Tienen varias cartas. Depende del momento y del punto geográfico cambian de mano. Están en su derecho, pero despistan a su electorado que no sabe si están a oros o a bastos. Los socialistas, de cualquier forma, siguen sacando pecho; hagan lo que hagan. En Euskadi, Patxi López se pavoneó del papel de su partido en el pacto fiscal con el PNV, cuando ya estaba hecho, para decir que no habría acuerdo hasta que no lo dijeran ellos. Era un mensaje en clave doméstica; un toque de atención a Ramón Jáuregui que, además de no gozar de los favores de López desde que se posicionó públicamente a favor de Eduardo Madina, se había apresurado a bendecir la alianza desde Madrid. Y vuelve a sacar pecho ahora que el pacto ya está sellado y hoy se firmará con toda solemnidad, para resaltar que no habrá recortes de prestaciones públicas.

Tendrá que repetir varias veces que no han tocado a los sectores más sacrificados de la crisis porque, de este pacto tan genérico, ha calado la sensación de que la clase media también sale perjudicada con el endurecimiento del pago de impuestos. ¿Cómo se va a combatir el fraude? ¿Y la generación concreta de empleo?, se preguntan los empresarios. Mientras se espera conocer las concreciones a través de los anexos del documento, los observadores económicos pasan los apuntes a limpio. Se penaliza el ahorro. Se recortan las deducciones de vivienda y los planes de pensiones. UPyD tercia en la escena para preguntar en qué ha quedado que las competencias fiscales residan en el Parlamento vasco. Una propuesta cuya autoría se atribuye el partido de Gorka Maneiro aunque fue el PSE quien hizo de esa exigencia una de las condiciones para firmar el pacto.

¿Podrá debatir y decidir el Parlamento vasco sobre reforma fiscal? Si en el pleno monográfico solo se va a aprobar la filosofía del acuerdo pero las concreciones, las que figuran en los anexos, pasarán a debatirse en las Juntas Generales en vez de en la Cámara vasca , ya se puede tener una idea de la capacidad legislativa que da este acuerdo al Parlamento de Vitoria en materia fiscal. Pero los socialistas vascos insisten en el mensaje central de su propaganda: el PNV se ha «plegado» a muchas de sus peticiones.

Pero lo cierto es que ellos, tan necesitados por su parte, de compensar su falta de poder institucional con la imagen de ser el partido «clave» para la estabilidad del Gobierno de Urkullu, han dado un salvoconducto al PNV para que pueda gobernar con la mayoría en el Parlamento que las urnas no le dieron. Gracias a los socialistas. El PNV les debe una. Pero ahora el partido que dirige Andoni Ortuzar sólo piensa en que, finalmente, el lehendakari podrá contar con los presupuestos porque el partido de Patxi López les acaba de echar una mano, al garantizarles la mayoría hasta el 2016, si los acontecimientos lo permiten y los intereses partidarios no lo estropean. El lehendakari Urkullu ha perdido nueve meses de legislatura y ahora empieza una fase en la que habrá más de un codazo en las fotos para apuntarse los méritos del acuerdo aunque quien va a capitalizar las ventajas de este pacto será, indudablemente, quien gobierna en Ajuria Enea.

Un acuerdo al que quiso sumarse el PP a última hora y del que su presidenta Arantza Quiroga salió trasquilada al comprobar dos certezas. Que el PNV estaba incómodo al haberse comprometido con la subida de impuestos no sólo a las rentas más altas, pero que supeditaba esa incoherencia a la necesidad de garantizarse el apoyo socialista. Y que los socialistas habían puesto la proa al PP a la hora de incorporarse a esta alianza porque el equipo de Patxi López y Rodolfo Ares piensa seguir haciendo oposición a Rajoy desde Euskadi.

Una alineación que le vendrá muy bien a su líder Rubalcaba, que necesita tejer una base sólida en la estructura del partido, ahora que los expresidentes de la Junta de Andalucía tienen tantos problemas con la Justicia y que en Cataluña siguen con la brújula desnortada.

Antes de que el presidente Rajoy le hubiera contestado a Artur Más que su desafío independentista podría encauzarse en un proceso de diálogo, los socialistas ya se habían instalado en su apuesta por la equidistancia. Una actitud que, además de falsa, comporta sus riesgos. Falsa porque un dirigente socialista como Rubalcaba , en pleno debate sobre el intento de secesión por parte de los independentistas catalanes, no puede situarse en medio, entre el presidente del Gobierno de España y el presidente de la Generalitat. Un constitucionalista como el secretario general del PSOE no puede equiparar la defensa de la Carta Magna con el inmovilismo, por mucho pánico escénico que le haya sobrevenido en los últimos meses ante la constatación de una considerable pérdida de votos, según todos los sondeos de opinión.

Y arriesgada porque el dirigente del PSC, Pere Navarro, el mismo que pidió el pasado mes de febrero la abdicación del Rey en el preciso momento en que su compañero Rubalcaba se estaba fajando en el debate del Estado de la Nación, ese mismo es el que da ahora, un salto a la pista de enmedio y pide a la Corona, nada menos que a la Corona, que arbitre una segunda Transición. ¿Qué credibilidad puede ofrecer un dirigente que pide la abdicación del Rey y su mediación al poco tiempo? Un poco de seriedad hace falta.

TONIA ETXARRI, EL CORREO 16/09/13