«Yo lo siento más que tú»

ABC 16/11/12
IÑAKI EZKERRA

La verdadera sensibilidad social
se muestra pagando los impuestos, no fomentando la violencia contra el rival político

EL PSOE tiene razón en considerar que dos años de moratoria en el pago de las hipotecas no son suficientes para conjurar el horror nacional de los desahucios. Tiene razón en pedir unas reformas profundas. Tiene razón en atribuir a los bancos la responsabilidad de haber animado a los pobres a pedir créditos hipotecarios por encima del valor de sus viviendas y a comprarse de paso la tele y el coche con ese dinero que nunca podrían devolver. En lo que no tiene razón el PSOE es en mirar a esa exconcejal suya de Baracaldo que se ha suicidado cuando iban a desahuciarla y en volver, acto seguido, la vista acusadora hacia el Gobierno, como si fuera éste el que hubiera inventado el desahucio y como si la crisis que produce estas tragedias no tuviera nada que ver con sus propias siglas ni con sus gobiernos. En lo que no tiene razón es en ponerse estupendo cuando este drama lleva su firma de autor, pues irrumpió con fuerza en 2008 y siguió creciendo hasta el 2011 sin que Zapatero ni Rubalcaba tomaran la menor iniciativa para afrontarlo. En lo que no tienen razón los socialistas es en jugar a ese maniqueísmo grosero por el cual tratan de presentarse como si fueran ellos los únicos que sintieran consternación ante un hecho trágico como el de esa pobre mujer que se arrojó por una ventana cuando le iban a quitar la casa.

Se ha intentado presentar ese triste caso como un asunto de lucha clases o —peor aún— de siglas políticas, cuando las calamidades de la recesión económica no conocen color ideológico y cuando esa víctima podría haber militado en cualquier otro partido. Se ha intentado hacer necrodemagogia. Lo que pasa es que ese barato reparto de papeles (el PSOE representaría a los desahuciados y el Gobierno a los desahuciantes) se desmorona cuando uno se acuerda del cuñado de Patxi López, sin ir más lejos, el protosocialista que se ha hecho famoso por defraudar a Hacienda pagándose con dinero negro un chalé con piscina en Castro Urdiales. O sea, por robarnos a todos los españoles, incluso a los desahuciados. Aquí se esta jugando a un fariseísmo, a un «yo lo siento más que tú», que, si es irritante viniendo de un socialismo cuyo agotado discurso ya hace sectarismo hasta de la desgracia, resulta obsceno en los buitres de Bildu que llevan sumidos toda la vida en la tarea de empobrecer el País Vasco.

La verdadera sensibilidad social se muestra pagando los impuestos, no fomentado la violencia contra el rival político ni atizando un odio basado en la identidad ideológica del otro; ni deteriorando aún más la ya precaria imagen de España con ofensivas secesionistas o cercos al Congreso de Diputados; ni inventando la huelga exprés y el referéndum exprés. Aquí, algunos todo lo arreglan con referendos. Y es que cada vez que Mas o Méndez quieren convertir la vida española en un permanente plebiscito, pierde España. Perdemos todos la imagen de seriedad y solvencia, la estabilidad económica, la credibilidad y, algunos, su domicilio.