Aunque Batasuna va a presentar el último comunicado etarra como un gran paso adelante y las dos facciones se darán por satisfechas de cara a la opinión pública porque de momento han evitado un conflicto interno, hay muchas posibilidades de que las tensiones se reabran a medida que se acerquen las elecciones y Batasuna siga al margen de la ley.
La posibilidad de que se produjera una ruptura en el seno de ETA y en su entorno político ha sido una amenaza presente a lo largo de los últimos tres años. La dirección de la banda y los líderes de Batasuna han buscado evitar una crisis, pero ha sido a costa de renunciar a la claridad en el asunto más importante como es el abandono de las armas.
En 2007 y 2008, la organización estuvo al borde de la escisión a causa de las diferencias existentes entre sus dirigentes, que protagonizaron la crisis más grave desde mediados de los setenta, aunque no tuviera trascendencia pública. Luego se produjeron divisiones entre la cúpula etarra y una parte de los presos y, por último, hay que registrar el pulso habido entre una parte de los dirigentes de Batasuna y la propia ETA por ver quién controla la estrategia futura de la izquierda abertzale.
La declaración hecha pública por ETA el pasado domingo parece buscar un punto de equilibrio interno que evite una ruptura entre la banda y su entorno político. ETA asume la terminología y los últimos conceptos que han elaborado los dirigentes de Batasuna afines a Otegi, pero se queda con las manos libres para hacer lo que le dé la gana y para continuar con el terrorismo, sin asumir ningún compromiso concreto sobre la renuncia a la violencia. Desde la izquierda abertzale van a hacer un gran esfuerzo para intentar presentar ante los ciudadanos el último comunicado etarra como un gran paso adelante.
Las dos facciones -ETA y el sector de Batasuna que ha impulsado la ponencia oficial- podrán darse por satisfechos de cara a la opinión pública, al menos a corto plazo. De momento,’ han evitado un conflicto interno, pero hay muchas posibilidades de que las tensiones se reabran a medida que pasen los meses, se acerque la fecha de las elecciones y Batasuna siga al margen de la ley porque no ha roto con ETA ni se opone al terrorismo.
La estrategia de Batasuna busca poner en marcha un nuevo proceso negociador que le permita volver a las instituciones sin esperar a que ETA desaparezca y sin tener que enfrentarse a la banda terrorista. Si nadie le acepta esa apuesta, todo el esquema sobre el que se basa la ponencia oficial del reciente debate queda en el aire.
Florencio Domínguez, EL CORREO, 19/1/2010