Santiago González, EL MUNDO, 25/6/11
Solo habían pasado 24 horas desde la investidura de Martín Garitano cuando la actualidad política vasca registró dos hechos notables: el alcalde de San Sebastián, Juan Karlos Izagirre, ordenaba quitar el retrato del Rey que presidía el salón de plenos del Ayuntamiento de San Sebastián «por no ser representativo de la ciudad». Es lo que tiene la ignorancia. San Sebastián es, probablemente, la ciudad más borbónica de España, baste fijarse en que su más famoso teatro, que tantos festivales albergó, lleva el nombre de la abuela del Rey, la reina Victoria Eugenia, y el hotel por antonomasia, el María Cristina, está encomendado a la memoria de su bisabuela, que hizo construir el palacio Miramar para los veraneos de la Corte, donde ya venía a veranear la tatarabuela del Rey, Isabel II.
Es un hecho, por otra parte, que don Juan Carlos estudió en San Sebastián gran parte de su bachiller. No es por comparar, pero al nacionalismo que gobierna en Bilbao le bastó que John Adams pasara cinco días por aquí 18 años antes de convertirse en el segundo presidente de EEUU para levantarle una estatua junto a la Diputación. Incluso visto el asunto desde una perspectiva tan local como la del alcalde de San Sebastián, debería tener en cuenta que el Rey de España estuvo mucho más tiempo y, además, es un vecino.
Conste que uno no es tan partidario de la tradición como los bildus, pero es por aclararles un poco los hechos. El bravo alcalde donostiarra lo hará sustituir por algún cuadro del museo de San Telmo, aunque seguramente por su gusto colocaría un calendario de la Caja Laboral Popular.
Esta es la parte más inocua del programa de los nuevos gobernantes, la primera provocación, a las que habrán de venir otras. Ya habían anunciado eliminar del pago del Cupo las cantidades que van destinadas la Casa Real, el Ejército y las «Fuerzas y Cuerposde Seguridad del Estado». Izagirre ha rescatado una danza en desuso, la Gizon Dantza, para lucir así su agilidad, al son del txistu y del tamboril, sobre un fondo de carteles con fotos de terroristas presos. Esa foto del alcalde con sus presos es la negación de una de las señas de identidad de este Gobierno vasco: sustraer la calle a las imágenes de la violencia. Las fotos de los terroristas vuelven al espacio público, mientras el retrato del Jefe del Estado es apeado del lugar que debe ocupar durante los plenos, según el decreto 2568/1986 que regula el funcionamiento de las entidades locales en su artículo 85.
El asunto es que la retirada del retrato no va a tener consecuencias penales y el alcalde danzarín hará oídos de mercader a los requerimientos que los portavoces del PSE y el PP, Gasco y Gómez, le harán el próximo pleno. Recuérdese que la Audiencia Nacional absolvió a finales de octubre de 2008 a 16 independentistas catalanes acusados de quemar en público retratos de los Reyes.
Es un símbolo, como la bandera española, ya retirada. Ambos son símbolos de la Constitución del 78, que ampara las libertades de los ciudadanos españoles. En territorio Bildu se prohíben los símbolos y desaparecen las libertades. Cuatro concejales del PP han dimitido en tres municipios navarros gobernados por la coalición abertzale. No es por miedo a Alternatiba, a ver si me entienden. Es por ETA.
«Veremos posturas que ahora parecen impensables», dijo el nuevo diputado general de Gipuzkoa y parece que los hechos le van a dar la razón.
Santiago González, EL MUNDO, 25/6/11