EL CONFIDENCIAL 22/06/15
Esta semana, Artur Mas clamó en un acto para conmemorar el aniversario de una (multisubvencionada) web independentista porque nadie desdibuje el eje nacional de las elecciones del 27 de septiembre y pretenda cambiarlo por el eje social. Llamó, además, a “ser muy exigentes y muy duros con el que se aparte un solo milímetro de esto”. Este sábado, en su conferencia de Molins, en el primer acto de la campaña Bienvenidos al futuro, Mas volvió a avisar de que la izquierda quiere cambiar el eje soberanista por el social. Es la gran preocupación de los secesionistas, porque para concentrarse en la ruptura han de estar liberados de las demás ataduras: si las necesidades sociales han de representar un escollo, mejor olvidarlas. La estrategia conjunta de todos los soberanistas llega al punto de denunciar un complot conjunto de las fuerzas unionistas contra Cataluña.
En el primer acto, estaba presente el diputado David Fernández, de la Coordinadora d’Unitat Popular (CUP), refrendando el carácter identitario de los proyectos mutuos y en una imagen que habla a las claras de una conjunción de destinos entre los proyectos de Artur Mas y los de la amalgama que representa la CUP.
Precisamente otro diputado de esta formación, Quim Arrufat, había destacado en un acto de la Fundación La Alternativa, un par de días antes, que algunos partidos, con apoyo de La Sexta, habían puesto al presidente de la Generalitat en su punto de mira. El diario naciodigital.cat recogía las palabras exactas del diputado: “He estado en reuniones donde se nos ha dicho: ‘Nosotros, en las próximas elecciones, iremos a explotar el odio contra Mas, porque cuando vamos a Nou Barris, si hablamos de proceso constituyente y de otras cosas, se nos mira muy extraño y no lo entienden. En cambio, si decimos ‘muerte a Mas’, se nos entiende’”.
Y añadía Arrufat luego que se ha de ir a la “ruptura democrática. Esto se ha de hacer con la valentía de querer escuchar a la gente de aquí, al margen de lo que diga La Sexta”. Porque, aseguraba, “aceptar Cataluña como marco válido para la acción política es muy complicado para determinada izquierda, sobre todo teniendo en cuenta que La Sexta y determinados voceros de la izquierda española estarán encima permanentemente, acusando: ‘¡Aaaah! ¡Coincides con CiU en alguna cosa!’”.
El debate social, arrinconado
Arrufat también fue el encargado de rechazar, en nombre de la CUP, formar una coalición en las próximas elecciones de septiembre con ICV, Podemos y Procés Constituent, de la monja Teresa Forcades. ¿El motivo?: “ICV y Podemos están subordinados a las lógicas políticas y a las lógicas jurídicas del Estado”. Además, afirmó, “quieren ganar unas elecciones para gestionar una autonomía intervenida y nosotros lo que queremos es un marco de soberanía para gobernarnos”. El que sean de izquierdas o tengan unas reivindicaciones de clara justicia social es lo de menos.
En otras palabras, los independentistas tienen muy claro que primero ha de ser la secesión y luego ya se verá. Si algo tiene el proceso es que ha borrado (o intentado borrar) la eterna pugna de izquierda-derecha en el segmento independentista. “La independencia no es de izquierdas ni de derechas. La independencia es para todos”, subrayó Artur Mas. A su lado, Fernández argumentó que “el carácter plebiscitario del 9N se desfigura a veces en nombre de un proceso constituyente en el Estado español”. Y, al igual que CiU, apunta a un complot entre PP, PSOE y Ciutadans para que no haya proceso en Cataluña ni cambio en España.
Además, ambos constataron la buena sintonía del líder convergente con los dirigentes de la CUP. Fernández afirmó que el día que Artur Mas tenga que ir a juicio por la pseudoconsulta del 9N, su organización lo arropará y estará a su lado. En la retina todavía titila el efusivo abrazo que el 9N se dieron los dos dirigentes políticos y que vertió ríos de tinta… y de comentarios incluso malintencionados, políticamente hablando.
Lo cierto es que Artur Mas ha sabido navegar en el proceloso mar de la ruta secesionista. Ha pactado con ERC pero tiene de fieles escuderos a los diputados cuperos (cupaires, en catalán, o sea, de la CUP), que le defienden cuando hace falta. Con ERC, el pacto firmado al alimón o por el president y Oriol Junqueras le ha dado buenos resultados. Esta misma semana, los republicanos permitieron a CiU salir airosa del pleno parlamentario monográfico sobre salud. En un segmento donde Mas tendría que recibir más reproches que nunca, ni siquiera se despeinó porque con los votos de Esquerra blindó su labor.
La impagable labor de ERC
En este sector, el denominado caso Innova va haciendo aflorar responsabilidades políticas cada semana, con detenciones selectivas por la corrupción que hay instalada en la Administración (tuvo que dimitir el presidente del Instituto Catalán de la Salud y está imputado incluso el presidente de la Diputación de Tarragona). El Gobierno también quería utilizar los datos sanitarios con el objetivo incluso de venderlos a centros de investigación de cualquier parte del mundo. Precisamente, la primera oposición a este proyecto provino de la CUP, cuando hace unos meses esta organización no estaba tan cerca de las tesis de Artur Mas como ahora. El Consorcio sanitario de Lérida es otro de los proyectos polémicos que quiere impulsar el Gobierno de Mas. Le acusan de ser una privatización encubierta de la sanidad en esa provincia, aunque desde la Generalitat argumentan que se prohibirá expresamente la entrada de capital privado en el gran consorcio que se quiere crear. Nadie se lo cree.
Pero ERC ha apoyado al Gobierno en esas polémicas y aprobó unas resoluciones del pleno que no modifican nada pero que han salvado la cara a la Generalitat. ¿Por qué? Pues porque ERC se había comprometido por escrito a apoyar todos los posicionamientos del Gobierno de Artur Mas hasta el mes de septiembre si quiere que el president convoque elecciones “plebiscitarias” para el 27 de ese mes. Y ya se encarga el propio Artur Mas de recordárselo periódicamente a su colega Oriol Junqueras. De momento, pues, baste decir que en Cataluña todo está subordinado a alistarse a las huestes secesionistas o a posicionarse en contra. Sólo hay un único objetivo: separarse de España. Las demás cuestiones son secundarias.