La «educación» batasuna

ABC 22/11/13
EDITORIAL

· La colonización nacionalista se hace irreversible, salvo que, sin ningún tipo de complejos, se le oponga una firme y decidida voluntad de revertir la situación

El Servicio de Información de la Guardia Civil ha descrito una situación del sistema navarro de ikastolas –las escuelas que imparten materias en vascuence– que no debería sorprender a nadie y sí preocupar a muchos. Parte de los profesores adscritos a esta opción tienen relaciones, en algunos casos muy estrechas, con el frente político de la banda terrorista ETA. Han sido candidatos de formaciones proetarras, miembros de grupos o asociaciones del entorno batasuno o, cuando menos, militantes de las estrategias definidas por Batasuna y, ahora, Bildu. Esta identificación con la ideología abertzale radical es lógica con el planteamiento inicial con el que se cedió a las exigencias del nacionalismo vasco, especialmente en materia educativa, incluso en la Comunidad Foral de Navarra. Bajo el chantaje de que con tales cesiones ETA y el abertzalismo violento perderían argumentos, el nacionalismo fue ganando terreno y consolidando posiciones en detrimento de las competencias con las que el Estado habría podido conservar los principios constitucionales en la educación de todos los jóvenes vascos y navarros. Es cierto que esta infiltración abertzale solo se da en el modelo de enseñanza en vascuence, que es una parte del sistema educativo navarro. Pero también es cierto que el afianzamiento de una educación basada en sentimientos antiespañoles y nacionalistas acaba provocando generaciones de votantes separatistas.
Al margen de las consecuencias electorales, esta presencia tan determinante de profesores batasunos en el claustro de la educación en vascuence es un factor que legitima el imperialismo nacionalista sobre Navarra, que es la tierra irredenta del imaginario separatista vasco. Los excesos de confianza y buena fe con el nacionalismo se acaban pagando con la transformación de las sociedades, porque la colonización nacionalista se hace irreversible, salvo que, sin complejos, se le oponga una firme y decidida voluntad de revertir la situación. El problema que expuso el informe de la Guardia Civil, y del que ayer dio cuenta ABC, es que hay zonas del territorio español en las que el Estado no está presente y donde, por tanto, nadie garantiza los valores constitucionales. Dejar la educación de niños y jóvenes en manos de profesores proetarras –que de antemano se sabe que van a hacer proselitismo de su ideología– solo puede tener como consecuencia una juventud a la que España y su Constitución se le aparecen como enemigos de su «pueblo» y como sinónimo de ocupación. La inacción frente a este afianzamiento del separatismo en los niveles más esenciales de la sociedad vasca, y parte de la navarra, ha sido el complemento ideal para la violencia etarra.