Alberto Pérez Giménez-Vozpópuli

Esta es la España que tenemos. La España en la que mientras se blanquea con dinero público en el Festival de San Sebastián Josu Ternera –el sanguinario jefe de ETA bajo cuyos 8 años de mandato hubo 382 asesinatos, 45 secuestros y 1.515 actos terroristas (informe Foronda)- se expulsa del PSOE a Nicolás Redondo Terreros, el único político socialista vasco que intentó un pacto en aquella tierra con el PP mientras a su alrededor, los compañeros caían asesinados.

Esta es la España que tenemos. Pedro Sánchez –como bien decía ayer Santiago González– prefiere tener en sus filas a Patxi López antes que a Nicolás Redondo, y eso es todo un síntoma que resume hacia dónde va este partido socialista que cada vez tiene menos de español y poco de obrero. Sánchez, como cada vez que un dictador se siente débil, comienza las purgas como un aviso a navegantes: Nicolás Redondo llevaba muchos tiempo fuera de este PSOE, pero Sánchez no se atreve con Alfonso Guerra, por ejemplo, y por eso ha decidido echarle.

Esta es la España que tenemos. La de una María Jesús Montero que mentía descaradamente y aseguraba, para defenderse de las críticas de Alfonso Guerra, que “en este PSOE, el que se mueve sí sale en la foto” cuando la verdad era que Ferraz había tomado la decisión de purgar a Redondo el día anterior.

La España ‘golpista’

Esta es la España que tenemos. La de un presidente del Gobierno en funciones que no duda en lanzar sus hordas políticas –portavoz incluida- y mediáticas contra quien osa apelar a un derecho básico como es el de la manifestación, y tilda de “golpista” a quien pide la movilización cívica contra el desmantelamiento del régimen constitucional de 1978.

Esta es la España que tenemos. La de un PSOE que cree que la calle es suya y acusa a un expresidente de Gobierno de golpista por llamar a manifestarse mientras intenta pactar su investidura con un golpista fugado y mantiene sus dádivas y alianzas con el partido de otros golpistas indultados.

Esta es la España que tenemos. La de un presidente en funciones que acusa al ganador de las elecciones de “una descomunal pérdida de tiempo” por “someter al país a la parálisis” con una investidura abocada al fracaso y, como siempre, calla que él se presentó a dos investiduras fallidas.

Esta es la España que tenemos y, por eso mismo, hay que intentar cambiarla y no resignarse. Y no callar y salir a la calle, en Madrid o en Barcelona. Porque la calle no es suya.

Esta es la España que tenemos. La de un líder del PSOE que no duda en presumir del legado de un personaje como Largo Caballero, de quien dijo hace dos años en el Congreso de la UGT que “actuó como hoy queremos actuar nosotros”… Y vaya si lo ha cumplido. Largo Caballero aseguró en su discurso del XIII Congreso del PSOE en 1932, que “el Partido Socialista no es reformista… cuando ha habido necesidad de romper con la legalidad, sin ningún reparo y sin escrúpulo”.

Esta es la España que tenemos. La España de un Pedro Sánchez al frente de un partido que, lejos de emular a Julián Besteiro, se mira en el espejo de Largo Caballero, el Lenin español, y purga, silencia y no duda en pactar con quien quiere romper la legalidad constitucional “sin ningún reparo y sin escrúpulo”.

Esta es la España que tenemos y, por eso mismo, hay que intentar cambiarla y no resignarse. Y no callar y salir a la calle, en Madrid o en Barcelona. Porque la calle no es suya. Y porque, frente a lo que dijo Felipe González en Sevilla este jueves ante el espectáculo de su partido, aún nada nos obliga a callarnos. Después puede ser tarde.