La ignorancia de la izquierda populista

ABC 11/03/16
EDITORIAL

· El insulto gratuito de Colau al Ejército forma parte de esa arrogancia intelectual que se atribuye la izquierda, creyéndose depositaria de los mejores valores de la cultura y la educación

Ala alcaldesa de Barcelona se le puede aplicar la máxima popular de que «no ofende quien quiere, sino quien puede». Su desconsideración personal hacia los oficiales del Ejército presentes en el Salón de la Enseñanza, que se celebra en la capital catalana, no fue otra cosa que la doble manifestación de la hipocresía de su ideología ultraizquierdista y de la profunda ignorancia de la regidora sobre las Fuerzas Armadas. Hipocresía, porque Ada Colau pertenece a esa izquierda que es antimilitarista en las democracias occidentales, pero que babea con las dictaduras militarizadas como la chavista o la castrista. Tampoco faltan ejemplos en la historia para demostrar cómo la izquierda sustituye con entusiasmo lo militar por lo paramilitar, con trágicas consecuencias para las libertades. Ignorancia también, porque Colau ha exhibido con osadía su desconocimiento sobre la implicación del Ejército con la educación de los jóvenes, que encuentran en la milicia una formación superior homologable a la civil, no solo en lo puramente castrense. Ahí están, si quiere informarse, los Cuerpos Comunes jurídico, médico e ingeniero, por citar solo unos ejemplos. Además, el Ejército facilita a los que lo desean formación profesional superior, idónea también para la vida civil. Sería demasiado pedir que Colau se ilustrara sobre los grandes personajes de la literatura española que eran, al mismo tiempo, soldados, o la contribución militar a algunas de las grandes expediciones científicas de nuestra historia.

El insulto gratuito de Colau al Ejército forma parte de esa arrogancia intelectual que se atribuye la izquierda, creyéndose depositaria de los mejores valores de la cultura y la educación. Cultura es lo que falta a quien es capaz de contraponer los valores del Ejército con los de cualquier sistema educativo, muy necesitado de esos principios de sacrificio, perseverancia y esfuerzo que vertebran la formación militar. Y no es solo Colau la que encarna esa fobia, sino también esa masa informe de izquierdas ultras cuyo furor antimilitarista cuenta con la disculpa del ex-Jemad, Julio José Rodríguez, vivo ejemplo de cómo una ideología sectaria puede ser degradante. Esta es la izquierda extremista con la que Pedro Sánchez quiere gobernar España para formar un gobierno de cambio. Mientras las democracias occidentales están embarcadas en oponerse a los innumerables frentes abiertos a la seguridad colectiva y combaten a las organizaciones terroristas que aspiran a destruirlas, desde España ofrecemos al mundo el espectáculo de una alcaldesa que falta al respeto, respaldada por unas formaciones que se miran en el espejo del chavismo y de la teocracia iraní. Sin embargo, la buena educación mostrada por los oficiales ante el desplante grosero de Colau ha medido la distancia que los separa.