La impunidad del nacionalismo, a examen con Mas y Pujol

EL MUNDO,18/11/12

Editorial

EL INFORME policial sobre las cuentas millonarias en Suiza de Artur Mas y la familia Pujol que ha desvelado EL MUNDO ha cambiado el paso de la campaña electoral catalana. El foco ha pasado a situarse sobre la corrupción, con todos los demás candidatos pidiendo explicaciones a los dirigentes de CiU.

La reacción de ayer de Jordi Pujol es la señal de que el caso ha hecho saltar las alarmas en su partido y un síntoma de que la información obtenida por la UDEF tiene fundamento. Tras anunciar en un mitin que presentará una querella por esta «embestida», el ex presidente catalán eludió el fondo del asunto, calificó de «ilegal» el documento policial y amenazó al resto de partidos con pasarles factura tras los comicios si osan utilizar el asunto políticamente. En eso sí fue explícito: sacó el palo y la chequera con un discurso que revela cuán pobre es el concepto que tiene de sus rivales. Recordó que alguno de los que le pidieron responsabilidades en su día por el escándalo de Banca Catalana «tuvo que dejar su cargo» y, al mismo tiempo, anunció que CiU necesitará «mucha gente» cuando pase el 25-N, «pero será de la que se haya comportado dignamente en momentos como éste». Con lo fácil que hubiera sido que dijera que ni él ni su familia tienen ninguna cuenta en Ginebra.

Por otra parte, su equiparación del caso de las cuentas en Suiza con lo ocurrido en los años 80 con Banca Catalana no le hace ningún favor. Aquello, lejos de haber quedado como el ejemplo de un ataque del Estado a Cataluña, como pretende hacer creer Pujol, es el paradigma de la impunidad del nacionalismo cuando utiliza todos los resortes del poder para someter a las instituciones. El caso de Banca Catalana, en el que los jueces de Barcelona desoyeron la petición de los fiscales de imputar a Pujol, fue además el triste antecedente de otras decisiones similares -como la de no llamar a declarar a González por los GAL- con la tesis inaudita de que hacerlo sería «estigmatizar» al presidente.

La encuesta de Sigma Dos que hoy publicamos sitúa a CiU casi dos puntos por debajo en intención de voto de los resultados que obtuvo en 2010. Eso indica que Mas está lejos de la mayoría absoluta que él definió como «excepcional». Es el único rasero por el que habrá que juzgarle después de haber convocado elecciones anticipadas cuando no tenía ningún problema de gobernabilidad. El globo que con la cuestión de la independencia ha intentado hinchar CiU puede estar desinflándose. Y ayer, en Cádiz, por si aún no había quedado claro, el presidente de la Comisión Europea descartó «absolutamente» que una Cataluña independiente pudiera seguir formando parte de la UE.

Cospedal exigió certeramente a CiU que no se envuelva en la bandera para escurrir el bulto: «Los territorios no tienen cuentas corrientes en Suiza, las tienen las personas y por lo tanto son ellas las que tienen que dar explicaciones». En el fondo, este asunto pone a prueba la madurez del electorado catalán: ¿Preferirá dar un cheque en blanco a aquellos sobre quienes pesan muy fundadas sospechas de corrupción, con tal de seguir avanzando hacia un imposible?