Tonia Etxarri-EL Correo
- Los socialistas han ido presentando un menú que a medida que le va satisfaciendo al delincuente se les está atragantando a ellos mismos
Tras el paréntesis de la aparente normalidad y trascendencia institucional que vivieron las Cortes durante la ceremonia de la jura de la Constitución por parte de la princesa Leonor, volvemos a la agitación negociadora de Pedro Sánchez para lograr su investidura. Su reino republicano a cualquier precio. Amnistía por investidura como primer paso. Con el visto bueno de ERC a la ley de impunidad y los constantes desfiles de ministros ante el prófugo Puigdemont para rendirle pleitesía, Sánchez se siente ya en capilla de su meta.
Los socialistas han ido presentando un menú que a medida que le va satisfaciendo al delincuente se les está atragantando a ellos mismos.
Seguramente Puigdemont no llegó a imaginar este trato de deferencia por parte de un presidente que se comprometió a traerlo a España para que rindiera cuentas ante la Justicia y ahora le está poniendo la alfombra roja. Pero ya lo dijo el propio aludido: «De la necesidad, virtud». La virtud extraña de saltarse la ley y cuestionar las sentencias del Tribunal Supremo, entre otras cosas. No por casualidad ocho vocales del Consejo General del Poder Judicial han pedido celebrar un pleno para rechazar la amnistía que supone, en su opinión, «la abolición del Estado de Derecho».
Después de tanto despliegue de interlocutores del Gobierno en funciones, del Partido Socialista y otros invitados como Andoni Ortuzar tendiendo puentes, el prófugo se estará ya comparando con el Honorable Tarradellas cuando, en su exilio en Sant Martin Le Beau, recibía a todos los representantes catalanes que le reconocían como presidente después del franquismo. Aquel 23 de octubre de 1977, su grito desde la balconada del Palacio de la Generalitat ‘Ciutadans de Catalunya, ja soc aquí’ dio carta de naturaleza al tránsito de la dictadura a la democracia que se había iniciado con las elecciones de junio. Tarradellas soportó los sinsabores del exilio de una dictadura. Puigdemont, no. El huyó de la justicia de un país democrático tras haber delinquido contra la Constitución. Si no aparece lo que llama Nassim Taleb un «cisne negro» que a última hora lo desbarate todo, el PSOE registrará la iniciativa parlamentaria sobre la amnistía con toda celeridad antes de la investidura de Sánchez. Tal como exigía Puigdemont.
En breve conoceremos las condiciones de los pactos que difícilmente podrán conjugar con la lealtad prometida por Sánchez a la princesa Leonor si se acaba desbaratando penalmente los delitos cometidos durante el ‘procés’ ¿La impunidad beneficiará a los incendiarios del Tsunami y los CDR?
Todos los que van a apuntalar a Pedro Sánchez en su investidura coinciden en su empeño en demoler la Constitución. Quien desafió al Estado y huyó en un maletero de coche volverá por la puerta grande a ajustar cuentas electorales con sus competidores de ERC. Muchos socialistas reconocen que están pasando un «mal trago». Pues, sales de frutas y a seguir adelante. Será una legislatura indigesta para quienes esperaban un Gobierno respetuoso con la legalidad y con la separación de poderes.