La investidura de Rajoy desata el quinielismo ministerial

Antonio Casado, EL CONFIDENCIAL, 21/12/11

Los nombres de los ministros se van a saber cuando toca, según las previsiones legales. Es decir, después de la investidura y cinco minutos después de que lo sepa el Rey. Según anunció el propio Mariano Rajoy ayer a mediodía, una vez obtenida la confianza de la Cámara, esta noche conocerá la opinión pública la estructura y los diez nombres -once, como mucho- de los nuevos ministros.

Con limitarse a seguir los pasos que marca la Constitución y el decreto de convocatoria electoral para el relevo del Gobierno, además de rozar el virtuosismo en el ejercicio de la discreción, Rajoy ha logrado lo que se propuso desde un principio: que las filtraciones de ministrables no devaluaran su propia entronización.

Todo el protagonismo para él. De este modo, hoy podemos valorar sus intervenciones en la segunda jornadas de la investidura o jugar al quinielismo ministerial. También podemos hacer ambas cosas: no pasar por alto la contundencia del presidenciable con Iñaki Antigüedad, diputado de Amaiur, y echar una cana al aire en las apuestas sobre el Gobierno que viene.

Rajoy ha logrado lo que se propuso desde un principio: que las filtraciones de ministrables no devaluaran su propia entronización

En cuanto a lo primero, excelente marcaje del territorio a los amigos políticos de ETA. No coló el blanqueo de su discurso, tras el presunto adiós a las armas. Lógico. Pueden decir cosas aparentemente razonables (“Estamos dispuestos a escuchar y ser escuchados”) pero no se registran porque la atención se desvía hacia la enorme nube tóxica que con forma de elefante flota sobre las cabezas de los siete diputados de Amaiur. Es la memoria de las 857 vidas rotas por el terrorismo practicado en nombre de la patria vasca.

Rajoy escuchó al diputado Antigüedad pero sólo vio al elefante evocador de los entierros a los que tuvo que asistir como ministro del Interior. Por tanto, le hizo saber que no tiene nada de qué que hablar con esta fuerza política. Al menos mientras ETA no anuncie su disolución irreversible. “Persevere usted en el fin de ETA”, le dijo Rajoy. Amén.

Y en cuanto al quinielismo, que se irá haciendo irrespirable a lo largo de la jornada de hoy, pueden jugar ustedes a la creación de dos superministerios. Uno, de Economía, para el que no ha dejado de sonar el nombre de Luis de Guindos. Y otro de Hacienda, con Cristóbal Montoro encabezando las apuestas. El primero absorbería Comercio, Industria, Turismo y Energía. El segundo se quedaría con Administraciones Públicas.

Sobre nombres, todo escrito y nada confirmado. Por jugar que no quede:Soraya Sáenz de SantamaríaEsteban González Pons, José Manuel Soria, Manuel Pizarro, Rodrigo Rato, Josep Piqué, y los que quieran añadir ustedes en la aplicación del principio que me traslada cierto dirigente del PP: “No conozco a nadie que no le haga ilusión ser ministro del Gobierno de España. Y si lo hay, yo no soy esa excepción”.

Antonio Casado, EL CONFIDENCIAL, 21/12/11