La labor parasitaria de ERC

ANTONIO ROBLES – LIBERTAD DIGITAL – 12/06/15

· Todo cuanto toca, lo parasita. Me refiero a ERC. Primero intoxica, después neutraliza y finalmente destruye. O lo deja para el desguace, fíjense en el PSC. Convenció a Maragall y a Montilla para pactar un tripartito de izquierdas y acabó intoxicándolos de secesionismo. Ni cuestiones sociales ni mano dura contra la corrupción, estatutos de autonomía y multas lingüísticas. Se reservó cultura, escuela y la dirección de TV3, infectó de periodistas del régimen esa cueva de agitación y propaganda independentista y engrasó todo tipo de entidades cívicas con dinero público para simular en las calles lo que imponía en la escuela. El PSC acabó maniatado en sus complejos, perdiendo en el tránsito la mayoría de sus votantes. A eso quedaron reducidas dos legislaturas. A eso y a una deuda insoportable que sus continuadores de CiU incrementaron al mismo ritmo que aumentaban las embajadas y la construcción nacional. Es todo lo que dio de sí la primera década del siglo XXI.

Cuando Junqueras se hizo con el poder en su formación, lo primero que hizo fue abrazar la melonada del rumbo a Ítaca de Mas. El astucias explotaba la ocurrencia en cada telenotícies a modo de anzuelo para retener en sus filas el creciente sentimiento secesionista. Lo que no sabía él era que Oriol Junqueras no buscaba hacer literatura secesionista, sino empujarlo al independentismo real hasta que no pudiera recular. Carme Forcadell aún no era presidenta de la ANC, pero sí concejala de ERC en Sabadell, una de tantas fanáticas de la lengua nacional engrasadas por el activismo cívico de ERC. Cuando en la Diada del 11 de septiembre de 2011 se inundaron las calles de esteladas, los cachorros del régimen, Oriol Pujol y el resto de delfines de convergencia convencieron a Artur Mas para encabezar la tempestad independentista: «O nos subimos a la ola o la ola pasará por encima de nosotros». ¡Ay esto de creerse la propia propaganda! Cosas de niños consentidos.

Por entonces, CiU disfrutaba de una mayoría de 62 diputados, fruto de la victoria en el 2010. Oriol Junqueras le envalentonó con su apoyo. Y Artur Mas convocó elecciones anticipadas para 2012, con dos años de legislatura. Se sintió el Mesías y así lo dejó plasmado en las vallas publicitarias. Buscaba el amparo del pueblo de Cataluña, lograr la mayoría absoluta e imponer a España su derecho a decidir.

El resultado no pudo ser más desastroso: 12 diputados menos y su compañero de viaje, ERC, 11 más. Fiasco total. A partir de entonces, empujado por el ladino Junqueras, desplegó velas hacia Ítaca sin reparar en que perdía costa. Dio lo mismo que las encuestas posteriores siguieran reduciendo sus expectativas electorales hasta los 35 diputados, o que ERC subiera hasta 38: 15 menos que en las elecciones de 2012, que sumados a los 12 perdidos en tales elecciones anticipadas da un total de 27, mientras ERC subía otros 18, o sea, 29 más que en 2010. Aislado en el espejo estelado de TV3, se convirtió en un muñeco vanidoso en manos del fulero de ERC. Cualquier empresa medianamente seria le hubiera puesto de patitas en la calle a la primera frivolidad. Y en las pasadas municipales de mayo pierde la joya de la corona, Barcelona. Caída libre.

Parece que Ada Colau no ha aprendido la lección y se apresta a dejarse enredar también por ERC. No le ha aceptado la hoja de ruta a la secesión por tenerla firmada con CiU. Curioso, por tenerla firmada con CiU, no porque sea ruta a la independencia. Presta ha estado en demostrarlo prometiendo estar la próxima Diada a la cabeza de la manifestación por el derecho a decidir. Y sus primeros contactos y reuniones han sido con Òmnium Cultural, la ANC y la AMI (Asociación de Municipios por la Independencia). Incluso ha prometido un referéndum en Barcelona para adherirse.

Debería aprender C’s de ERC. No para intoxicar o destruir, sino para dignificar la política. Sin postureo ni aritméticas electorales, exigiendo en sus pactos responsabilidades reales en cultura, distribución de frecuencias de radio y subvenciones a medios, consejerías de justicia y organismos de control de cuentas y presupuestos. No hay nada más urgente en España que acabar con la corrupción, ni tampoco manera más directa de hacerlo que disponer de poder real para arrebatar a los caciques mediáticos sostenidos por fondos públicos el control de televisiones autonómicas y escuelas y la distribución de frecuencias y publicidad, y poniendo a disposición judicial sin cortocircuitos de Juntas o Generalidades a todo el que trafique con el bien común o ponga en riesgo la unidad territorial. Esa es la tarea de hoy, la de mañana es gobernar España como una nación de ciudadanos libres e iguales.

ANTONIO ROBLES – LIBERTAD DIGITAL – 12/06/15