«La mayoría de Irlanda del Norte ha dejado atrás los sectarismos»

PETER SHIRLOW. Profesor en la Queens University, EL MUNDO 16/01/13

Peter Shirlow. Profesor en la Queens University
Peter Shirlow. Profesor en la Queens University

· Criado en un barrio protestante, en la violencia convulsa de los peores años de Belfast, Peter Shirlow, de 47 años y casado con una católica, ha dedicado su vida profesional a explorar la transformación pacífica tras los conflictos. En su reciente libro, ¿El fin del lealismo del Ulster?, indaga precisamente en la doble dimensión -«positiva y regresiva»- del movimiento que ha vuelto a sacudir estos días la calles de Belfast en su manifestación más extrema.

Pregunta.- ¿Qué riesgo hay de una nueva espiral de violencia en Irlanda del Norte?

Respuesta.- Desde el Acuerdo de Belfast hemos asistido a períodos cíclicos de violencia en las calles. Éste es uno de ellos. El motivo es nuevo: la retirada del ayuntamiento de la bandera británica [que sólo ondeará en días específicos]. Pero las causas de fondo siguen siendo las mismas: hay un sector radical del lealismo que vive en el pasado y no acepta los acuerdos. De la misma manera que hay sectores disidentes republicanos que se niegan a avanzar.

P.- Pero estos días hemos palpado miedo real en la población…

R.- Admito que por primera vez mis propios hijos me han preguntado: ‘¿Vamos a volver a la violencia del pasado?’. Yo sinceramente espero que no, aunque admito que Irlanda del Norte está dividida. Aquí vivimos en dos mundos distintos: la gente que quiere avanzar hacia adelante y los que siguen mirando atrás… La mayoría de los norirlandeses prefiere mirar hacia delante y dejar atrás los fantasmas del pasado.

P.- En la ciudad siguen existiendo, sin embargo, casi un centenar de muros separando a católicos y protestantes ¿Cuándo caerán?

R.- Ésa es una cuestión más espinosa. Los muros hacen que el sectarismo se sienta legítimo. Soy optimista, pero no pongo la mano en el fuego por la caída de los muros de aquí a seis, siete u ocho años.

P.- ¿Y hasta qué punto se puede comparar la situación de Irlanda del Norte con la del País Vasco?

R.- Más allá del obvio paralelismo entre ETA y el IRA, en el País Vasco no ha habido luchas sectarias como aquí entre católicos y protestantes. El problema vasco es una cuestión de nacionalismo puro. El sectarismo es un problema tan grave como el racismo. Es una ideología ciega que te hace ver el mundo como si fueras una víctima permanente.

P.- Los lealistas aseguran que la bajada de la bandera simboliza precisamente su derrota.

R.- La gente que sale a la calle con la Union Jack es una minoría muy sectaria y vive totalmente desconectada de la realidad. Son en su mayoría gente de los barrios obreros protestantes que se siente marginada y que ha convertido el asunto en una cuestión de identidad. Se dejan llevar por un sentimiento imperial de la pérdida cultural, cuando el problema de fondo es la pobreza, la educación, los recortes sociales…

P.- ¿No existe acaso el riesgo de una radicalización del conflicto por los dos extremos? ¿Cómo interpreta la actividad del nuevo IRA y los intentos de atentados recientes?

R.- Por fortuna, aún no ha habido una respuesta del republicanismo disidente a las provocaciones de los lealistas radicales. Pero es cierto que ha habido señales preocupantes en los últimos meses. El peligro sigue estando ahí.

P.- ¿Existe también el riesgo de una reactivación de los grupos paramilitares lealistas?

R.- En las filas del lealismo ha habido muchas divisiones. A los ojos de los sectaristas, los lealistas que han posibilitado el proceso de paz siguen siendo vistos como traidores. Y nunca aceptarán el hecho de que haya ex militantes del IRA ocupando cargos políticos. Pero es una minoría muy marginal, insisto.

P.- Los lealistas radicales insisten en que la retirada de la bandera es un paso más hacia la separación del Ulster y la reunificación irlandesa…

R.- Nada les va a hacer bajarse de ese sentimiento imperial de identidad. En cuanto a la reunificación, el apoyo entre los católicos ha bajado notablemente, sobre todo por razones económicas. Unirse a la República de Irlanda supondría ahora mismo unos 6.000 o 7.000 euros por familia más de impuestos. La crisis ha servido para convencer a muchos de que Irlanda del Norte se beneficia económicamente del Reino Unido.

P.- ¿Habrá tarde o temprano un referéndum como el de Escocia?

R.- No lo descarto, y de hecho existe un marco constitucional para convocarlo si se percibe que hay un deseo entre la población. Pero hoy por hoy yo sinceramente no lo veo.

PETER SHIRLOW Profesor en la Queens University, EL MUNDO 16/01/13