La nueva política era esto

EL MUNDO – 19/02/16 – TEODORO LEÓN GROS

· Podemos no puede engañar a nadie. Lo asombroso es la cantidad de gente que sí ha querido engañarse a sí misma para creer que Podemos es lo que no es. Basta asomarse a cualquier página de su oferta de Gobierno para comprobar la distancia entre retórica y realidad. Pero la izquierda tiene la ventaja de asignarse la etiqueta progresista como automatismo, aunque ofrezca fetiches trasnochados.

Y el acierto táctico de Podemos fue plantear el 20-D como una doble batalla: la tradicional de izquierda vs. derecha, y además vieja política vs. nueva política. Así ellos salían bendecidos como la nueva izquierda. Pero desde el 20-D, atrincherados en su catálogo maximalista, han acabado con cualquier espejismo. Si hay un partido que pueda identificarse como nueva política es Ciudadanos: el multipartidismo requiere tender puentes para salir del bloqueo. Incluso Felipe, poco dado a regalar elogios, le concede eso a Rivera.

Ayer Iglesias aceptó reunirse con otro pack de líneas rojas: esa cita reservada a la izquierda sólo puede servir para un reparto proporcional de carteras. Y esto después de reclamar cínicamente que no se negocien «sillas», por supuesto una vez que el número uno ya se había reservado la Vicepresidencia con el CNI, el CIS, el BOE y otras bagatelas. ¡Con Iglesias hemos topado! En realidad Pablemos es tan vieja política como Rajoy, incapaz de dialogar desde el partido más votado mientras se refugiaba en Moncloa como el patriarca otoñal de García Márquez, o Snchz, quien negó hasta la palabra al presidente al grito de «un no es un no».

Podemos no ha presentado un programa para negociar sino para abortar cualquier cauce de negociación: referéndum, derecho a decidir y toda la faramalla del Ministerio de Plurinacionalidad (estalinismo sentimental) hasta la adhesión de jueces y fiscales o reformar la Constitución sin consenso. Como maquinaria para asaltar el cielo del poder, este ha sido su primer acto electoral del 26-J.

Probablemente nada retrata tanto a la vieja política como la incapacidad para pactar. España está en hung parliament: ningún partido puede conformar una mayoría. Ahí es donde Rivera asume, con realismo aritmético, que «los españoles han votado diálogo». Nada raro para la cultura democrática europea. Claro que negociar es ceder. Paul Getty recordaba el viejo consejo de su padre: en un acuerdo inteligente todos deben ganar algo. No se puede acudir con el tam tam de la tribu llamando a defender programas sagrados.

Parapetarse en la autenticidad de tus líneas rojas, como la sangre de los cristianos viejos, es la coartada de quienes quieren ver un Congreso fracturado irreparablemente: bloque de centroderecha (PP+C’s), bloque de izquierda (PSOE+Podemos+IU) y bloque nacionalista. En realidad el PSOE está más cerca del PP que de Podemos; pero Kennedy tenía razón en su legendario discurso de 1961 ante Naciones Unidas: sólo cabe negociar desde el respeto. Aquí el sectarismo dogmático no cede y prefiere jugar a la ruleta de una segunda vuelta.

EL MUNDO – 19/02/16 – TEODORO LEÓN GROS