La participación será clave hoy para frenar el separatismo

ABC – 27/09/15

· Cinco millones y medio de catalanes están llamados a las urnas en unas elecciones autonómicas que los independentistas ven «plebiscitarias».

Los catalanes, ante su hora decisiva. Cinco millones y medio de electores deciden hoy el futuro político de Cataluña, en lo que se ha acertado a definir como las elecciones más decisivas de la democracia. El proceso soberanista, inimaginable hace apenas cinco años, ha empujado a los catalanes ante una disyuntiva histórica, una de cuyas opciones, imposible en el actual marco constitucional, plantea directamente desgajar Cataluña de España.

¿Solo autonómicas?
Es el eje nuclear de estos comicios. Los partidos soberanistas insisten en que el de hoy es el plebiscito sobre el futuro de Cataluña que el Estado y la ley no permiten. Aunque los partidos no independentistas señalan que las de hoy son únicamente unas autonómicas ordinarias, la necesidad de movilizar el voto ha forzado a llevar la discusión al eje «nacional». La lógica «plebiscitaria» ha acabado imponiéndose, y si bien del resultado de hoy únicamente surge la composición del Parlament que deberá elegir al próximo presidente de la Generalitat, su lectura ayudará a definir con claridad cuál es el apoyo real al secesionismo.

¿Votos o escaños?
La infrarrepresentación del voto en la provincia de Barcelona lleva implícita la posibilidad de que una fuerza obtenga más diputados en el Parlamento con un número de votos inferior al de otro partido en el conjunto de Cataluña. Ante ello, la candidatura Junts Pel Sí (CDC, ERC más las entidades soberanistas) asegura públicamente que bastaría una mayoría de escaños (68 diputados sobre un pleno de 135) para seguir adelante con el proceso. Internamente se asume que si eso sucede, pero no hay una mayoría de votos, el proceso se desinfla y la posibilidad de plantear una DUI (declaración unilateral de independencia) se desvanece. Incluso la CUP –extrema izquierda que apoya el proceso– ya ha planteado abiertamente que, sin mayoría de votos, seguir adelante no tiene sentido.

Nuevos actores
El proceso soberanista ha barrido como una ola el panorama político catalán, hasta el punto de que ninguno de los siete candidatos que se presentan con posibilidades de lograr representación repite en unos comicios. Las candidaturas también son nuevas: el divorcio entre CDC y CDC acabó con la histórica CiU, permitiendo la formación de la «lista única» soberanista Junts Pel Sí. En el campo de la izquierda, ICV, ante una perspectiva electoral pésima, se alió con Podemos en la plataforma Catalunya Sí que es Pot, tratando de emular el éxito –las encuestas apuntan a que ni de lejos lo lograrán– cosechado en las municipales de Barcelona. Finalmente, UDC, levantando la bandera del catalanismo con «seny», concurre por primera vez en solitario.

Motivar al abstencionista
La diferencia histórica en la media de la participación en Cataluña entre las elecciones autonómicas (sobre el 60%) y las generales (sobre el 72%) es uno de los principales problemas a los que se enfrentan los partidos que no quieren romper con España. Lo que se conoce como abstención diferencial explica el histórico predominio nacionalista en las autonómicas y del PSC (hasta las de 2011) en las generales. La necesidad de estimular al abstencionista no nacionalista es lo que ha llevado a los partidos constitucionalistas a asumir de manera estratégica que los de hoy son formalmente unos comicios autonómicos, pero con una trascendencia histórica.

La participación, clave
Los estrategas de todas las formaciones coinciden en señalar que si la participación en la jornada de hoy se sitúa entre el 70% y el 75% el independentismo puede tener dificultades para lograr una mayoría absoluta. Los mismos analistas asumen, por contra, que si el voto es masivo y se roza el 80% puede significar que el soberanismo ha sobrepasado su marco habitual y ha logrado atraer a votantes poco motivados políticamente pero susceptibles de sumarse por gregarismo a lo que se conoce como efecto arrastre (efecto «bandwagon»). Dando por hecho un resultado rotundo del secesionismo en Gerona, por ejemplo, la participación en el cinturón metropolitano puede resultar clave para explicar el resultado que surja hoy de las urnas.

Dos semanas decisivas
Con un porcentaje de voto sin decidir por encima del 20%, los partidos han entendido que esta campaña electoral ha podido resultar decisiva. Los debates electorales, el cara a cara entre Oriol Junqueras (ERC) y el ministro García Margallo, el comunicado de la banca, la participación de los líderes nacionales, el incidente de la «estelado» en el balcón del Ayuntamiento de Barcelona o, incluso, a modo de anécdota, el foco mediático logrado por el baile de Miquel Iceta (PSC) son elementos que pueden haber decantado votos. En un escenario en el que las encuestas avanzan un resultado ajustado y un alto número de indecisos, pequeños gestos pueden resultar decisivos.

Campaña del miedo
Por encima del programa de cada formación, la lógica plebiscitaria (asumida por todos los partidos) ha acabado centrando el debate –antes y durante la campaña– en los hipotéticos beneficios y perjuicios de una secesión. El comunicado de la patronal de la banca que alertaba de los riesgos de la unilateralidad y dibujaba un panorama de «exclusión bancaria» en caso de secesión se sumó al toque de alerta planteado por el resto de organizaciones empresariales y nombres de la empresa, relativamente pocos, a título particular. El soberanismo ha respondido a estas advertencias denunciando una «campaña del miedo», temiendo el papel decisivo que tuvieron los pronunciamientos de bancos y empresas para decantar, en la recta final de la campaña, el referéndum escocés.

Internacionalización
Artur Mas –emboscado como cuatro de su lista, pero próximo presidente en caso de victoria soberanista– lleva años intentando internacionalizar el proceso. Finalmente lo ha conseguido, pero no a su favor, sino cosechando la frontal oposición de los líderes mundiales: Merkel, Cameron, Obama, Juncker… Ninguna cancillería ve con simpatía el proceso catalán. La exclusión de la UE es un argumento claro. El soberanismo responde asegurando que acabarán adaptándose ante una política de hechos consumados.

Prólogo de las generales
El resultado de las elecciones catalanas condicionará en buena parte la campaña de las generales de diciembre. Una derrota del soberanismo restaría presión en clave territorial a esos comicios, mientras que una victoria amplia de la lista de Mas hará que el proceso soberanista se convierta en el eje principal. La respuesta del Estado y de los partidos nacionales –PP, PSOE y Podemos– ante el desafío secesionista marcará la agenda.

ABC – 27/09/15