La Policía desinfla las acusaciones contra Otegi por el caso Bateragune

Un mando no probó si quería resucitar Batasuna por orden de ETA. Dos testigos niegan que llevaran mensajes del exportavoz de la izquierda abertzale a presos de ETA

Arnaldo Otegi, Rafa Díez Usabiaga y los otros seis dirigentes de la izquierda abertzale procesados en el caso Bateragune dieron ayer un importante paso hacia su absolución. El testigo clave de la acusación, el inspector jefe de la Unidad Central de Inteligencia (UCI) de la Policía que dirigió la investigación sobre el supuesto intento de resucitar Batasuna por orden de ETA, se mostró incapaz en el juicio que se sigue en la Audiencia Nacional de aportar pruebas de que los detenidos formaran siquiera una comisión o un grupo organizado para relanzar la coalición ilegal y, mucho menos, logró explicar de qué manera las fuerzas de seguridad dedujeron que ETA estaba detrás de ese proyecto.

El testigo clave de la acusación no logró explicar si los juzgados formaban un grupo
Un abogado de Sortu declara que Otegi «impulsó un debate a calzón quitado»

La Fiscalía fiaba al testimonio del inspector jefe 16.099 el grueso de su acusación, pero el mando se mostró muy vago en sus explicaciones e incluso, a veces, contradictorio. Reconoció que en un principio ni siquiera la Policía creía que Bateragune fuera el intento de crear una nueva Mesa Nacional de Batasuna, pero que poco a poco los investigadores cambiaron de opinión.

Lo que no explicó ante el tribunal es por qué y cómo llegaron los servicios de Información a la conclusión de que Otegi y sus compañeros intentaban burlar la ilegalización. «Nosotros lo que intentábamos era descubrir si se estaba creando una nueva Mesa Nacional y sale lo de Bateragune, pero no pensamos que iban a ser los sustitutos de la Mesa, pensamos que por una parte iba a estar Bateragune y por otra parte la nueva Mesa», detalló, antes de matizar, que luego «descartaron» esa bicefalia y pensaron que todo era la misma cosa.

El testigo no pudo ir más allá. Ante las preguntas de la defensa no supo precisar apenas nada sobre esa supuesta «comisión» clandestina de la izquierda abertzale. Ni cuándo nació ni quién la componía ni qué cometidos precisos tenía. Tampoco aportó un solo dato sobre su sumisión o contactos con ETA. Tampoco supo responder por qué si Bateragune era un órgano clandestino fue presentada en público en una rueda de prensa en San Sebastián en marzo de 2009, más de medio año antes de que Otegi y el resto de procesados fueran detenidos.

El policía 16.099 también admitió que las fuerzas de seguridad nunca detectaron ninguna reunión conjunta de las catorce personas que intervinieron en esa rueda de prensa y que, según las tesis de la Fiscalía, integrarían esa ‘comisión’. Sólo hubo encuentros esporádicos de algunos de sus miembros, según explicó el responsable de la operación, quien desveló que la Policía seguía como «objetivo preferente» a Otegi, convencida de que tras el desmantelamiento en 2007 y 2008 de las diferentes cúpulas de Batasuna, el veterano dirigente abertzale trataría de recomponerlas. Del mismo modo admitió que ni la detención de Díez Usabiaga ni la de otra de las procesadas, Amaia Esnal, estaban previstas, porque hasta la redada de octubre de 2009 no había indicios de que estuvieran involucrados en Bateragune.

Correos

La cuarta sesión se cerró con los primeros interrogatorios de los testigos de la defensa. Ayer les tocó el turno al exedil de Batasuna y preso Ibon Arburu, y al hombre de confianza y chófer de Otegi, Santiago Orue. Ambos negaron haber servido de correos para que el exportavoz de Batasuna transmitiera mensajes a los reclusos de ETA internos en la cárcel palentina de Dueñas con vistas a recomponer la coalición abertzale, como sostiene el Ministerio Fiscal. Según los testigos, sus conversaciones con Otegi eran exclusivamente privadas.

También fue interrogado el letrado Adolfo Araiz, uno de los dos abogados, junto a Iñigo Iruin, de Sortu. El togado defendió que el grupo que lideraba Otegi impulsó «un debate a calzón quitado» en la izquierda abertzale, por entonces «convulsa ideológicamente» tras el atentado de la T-4 y el fracaso del proceso de 2006, con el fin de imponer la tesis de que «la estrategia militar debía ser abandonada».

Por su parte, el columnista del diario Gara Joxean Agirre, que participó en ese debate promovido por Otegi en 2009, aseguró que los procesados hablaban solo en su nombre y que ETA no «participó» en esos encuentros.

DIARIO VASCO, 1/7/11