- «Allí estuvo un socialista viendo jurar a la Princesa de Asturias una Constitución que él está dispuesto a romper. Mejor dicho, que ya está rompiendo»
Ayer, 31 de octubre, la hija primogénita del rey Felipe VI, Leonor, Princesa de Asturias, cumplió 18 años, así alcanzó su mayoría de edad. Y lo primero que hizo fue comparecer en el Congreso de los Diputados y allí, ante los diputados y senadores del Reino de España, juró la Constitución Española.
Fue un acto solemne, pero al mismo tiempo austero. No tengo la menor duda de que, si los ingleses tuvieran Constitución y su Princesa de Gales -título equivalente al nuestro de Asturias para la heredera- acudiera a la Cámara de los Comunes a jurarla, organizarían una serie de ceremonias, desfiles y fastos que abrirían los telediarios de todo el mundo. Nosotros somos diferentes a ellos y más austeros, que también es una forma de ser elegantes.
He dicho que juró delante de los diputados y senadores que ostentan la representación de la nación española. Pero no es verdad. Faltaban los que han sido elegidos en las listas de los partidos que, de manera expresa, tienen entre sus objetivos la destrucción no sólo de la Constitución, sino de la misma nación española.
Los de Bildu, herederos directos de los terroristas que, durante 50 años, llenaron España de cerca de un millar de cadáveres.
Los del PNV, que se dedicaron a recoger las nueces que caían del árbol que sacudía ETA con sus crímenes, y que ahora no saben exactamente dónde se encuentran.
Los de Junts, golpistas en 2017 contra España, en nombre de una supuesta nación catalana, que querían que fuera su feudo del 3% para alimentar la ingente corrupción del pujolismo.
Los de ERC, también golpistas catalanes, que no pueden ver a los de Junts porque no quieren que les hagan la competencia a la hora de devorar el pastel que creen tener al alcance de la mano.
El del BNG, que, aunque sabe que en Galicia tiene pocos seguidores, se apunta al circo de los que odian a España para ver qué le cae.
«A filoterroristas, golpistas e independentistas se les unieron ayer otros cuantos comunistas disfrazados de Sumar»
Todos ellos se presentaron a las últimas elecciones con unos programas en los que no escondían sus propósitos. Y sólo obtuvieron en total el 6,79% de los votos emitidos, para conseguir únicamente 26 escaños de los 350 de la Cámara.
A estos representantes de partidos filoterroristas, golpistas e independentistas se les unieron ayer otros cuantos de esa amalgama de comunistas disfrazados que constituyen el batiburrillo de Sumar, unidos, eso sí, por un odio militante a todo lo que signifique civilización occidental y democracia liberal, empezando por la separación de poderes, por los controles y contrapesos del poder, o por el reconocimiento de que España es la nación más antigua de Europa.
Todos los que ayer se ausentaron de la ceremonia de jura de la Princesa de Asturias quisieron, con ese gesto de desprecio a la Corona, que es una de las instituciones esenciales de nuestro edificio constitucional, dejar claro que no sólo rechazan, sino que quieren destruir la monarquía parlamentaria.
Quieren olvidar que la monarquía parlamentaria que tenemos en España desde 1978, la tenemos porque los españoles votamos tenerla, y además de una manera arrolladora, con, por ejemplo, el 92% de los catalanes.
Como quieren esconder que uno de los factores esenciales para lograr, hace 45 años, que en España nos diéramos un régimen democrático admirable, con una Constitución de todos y para todos los españoles, fue la actuación de Don Juan Carlos, auténtico motor de los cambios de la Transición y, sin duda, protagonista esencial de la recuperación de todas las libertades políticas.
También quieren que los españoles no reconozcamos la suerte que tenemos por tener un Rey como el que tenemos, Felipe VI, que cumple con estricto rigor todas sus misiones de Jefe del Estado. Y que, con su categoría humana, encarna a la perfección esa tarea esencial que le adjudica nuestra Constitución de ser el símbolo de la unidad y de la permanencia de nuestra patria.
«Los que se ausentaron no podían soportar la seriedad con que la Princesa de Asturias juraba esa Constitución que tanto odian»
Todos los que ayer se ausentaron tampoco podían soportar la seriedad, el sentido de responsabilidad y la solemnidad con que la Princesa de Asturias juraba esa Constitución que tanto odian y demostraba así la voluntad de la Corona de seguir siendo el símbolo de unidad de nuestra nación y la garantía última de nuestra libertad.
Pero, con ser execrable el espectáculo de todos esos enemigos acérrimos de la unidad y de la libertad de todos los españoles, lo más preocupante de lo que la inmensa mayoría vivimos ayer con ilusión es saber que, dispuesto a juntarse a ellos, se encuentra un socialista, que ha hecho suyos, con un entusiasmo que produce náuseas, sus objetivos. Objetivos que, de forma especialmente traidora, escondió en su programa electoral. Más aún, que explícitamente los rechazó en sus intervenciones anteriores a las elecciones.
Y que allí estuvo, viendo jurar a la Princesa de Asturias una Constitución que él está dispuesto a romper. Mejor dicho, que ya está rompiendo.
Pero en un día tan importante para todos los españoles como el de ayer no vamos a quedarnos únicamente en denunciar a los que quieren acabar con la Corona, con la Constitución, con nuestra nación y con nuestra libertad. Tenemos que alegrarnos de contar con una princesa, que ya está perfectamente preparada para seguir encarnando las funciones que los españoles le hemos asignado. Con una princesa que, está provocando el entusiasmo de todos los que contemplamos la seriedad y la madurez con que acepta las enormes responsabilidades inherentes a ese título de Princesa de Asturias.
Ella es, desde ayer, un motivo para la esperanza de la permanencia de nuestras libertades y para la alegría de sentirnos todos españoles.