EL CORREO 17/04/15
La Mesa de un Parlamento es un órgano importante en un sistema democrático, por más que actitudes tan penosas como la de Celia Villalobos, diputada del PP, pillada ‘in fraganti’ jugando en su tableta al Candy Crush en el último debate sobre el estado de la nación pueda inducir a pensar lo contrario. Y es que se trata del órgano que se encarga de velar porque la vida parlamentaria discurra con orden y máximo respeto a todos, en especial a las minorías.
Los dos grandes partidos que se han repartido en las últimas décadas la gobernabilidad del Estado, el PSOE y el PP, viven meses de inquietud. El bipartidismo, el sistema del turno, al menos tal y como lo hemos conocido desde la Transición, se esfuma. Y lo hace fruto del hartazgo de una parte de la sociedad empobrecida con la crisis y asqueada por la falta de reacción ante la corrupción.
PSOE y PP, conscientes del peligro, no se han quedado quietos. Han realizado algunos cambios y han prometido nuevas actitudes. ¿Autocrítica? Puro miedo.
Las urnas son la verdadera prueba del nueve para evaluar la opinión de una sociedad. El 22M votaron los andaluces porque la socialista Susana Díaz quería pillar a contrapié a las dos nuevas formaciones, Podemos y Ciudadanos. Y lo logró.
El PSOE consiguió su gran objetivo: ganar las elecciones con el mismo número de escaños que tenía, aunque con el peor resultado en votos de su historia. No pudo evitar la irrupción de Podemos y C’s en el Parlamento de Sevilla. Ni la formación de gobierno ni la gobernabilidad van a resultar tarea sencilla. Es igual. El PP se dio el gran batacazo que soñaban Díaz y todo el socialismo español.
Las negociaciones para formar Gobierno están estancadas. Díaz no está dispuesta a hacer concesiones ni en el vergonzoso escándalo de los EREs. Y los nuevos partidos tampoco quieren enseñar sus cartas, al menos hasta después de las municipales de mayo.
Ayer arrancaba la legislatura con la constitución del Parlamento y la elección de la nueva Mesa. El desenlace: otra exhibición de vieja política. En lugar de propiciar un órgano acorde a la representación de cada partido, el PSOE se quedó con tres puestos y dejó al PP con uno; los mismos que Podemos, C’s e IU.
Una cuestión menor. Puede que sí. Pero también la prueba de que algunos, en este caso el PSOEA, no tienen la menor voluntad de cambiar. Ayer fueron los socialistas. ¿Se apuestan a que volvemos a ver repetida la jugada con cambio de protagonistas?