EL MUNDO – 05/06/15 – VICTORIA PREGO
· La ristra de nombres de miembros del PP de Madrid implicados en casos de corrupción no ha terminado aún y le va a complicar extraordinariamente la vida a Cristina Cifuentes, que es la que está pagando ya unos platos que ella no ha roto. Todos esos nombres, que ya son multitud, son responsabilidad directa de Esperanza Aguirre como presidenta de la Comunidad que fue y como presidenta del partido madrileño que todavía sigue siendo.
No tenemos duda de que la señora Aguirre ha observado un comportamiento personalmente impecable durante todos estos años. Pero políticamente su trayectoria queda irremisiblemente manchada por este rosario continuo de imputaciones, condenas y encarcelamientos. Las dimisiones de Salvador Victoria y de Lucía Figar son también achacables a Aguirre que, sin embargo, ha guardado un inaceptable silencio sobre el asunto.
Independientemente de que el caso de Figar tenga todo el aspecto de acabar quedando en nada –no así el del señor Victoria, que se promete intenso–, la candidata popular al Ayuntamiento de Madrid tendría que haber comparecido a dar muchas explicaciones y a pedir disculpas a los madrileños por tanto mangante como ella colocó en puestos de responsabilidad. Pero no lo ha hecho.
Tendría también que haber permitido que Cifuentes compusiera con plena libertad la lista de quienes habían de acompañarla en la candidatura a la Comunidad. Pero tampoco lo hizo. Y ahora Cifuentes se encuentra con que no tendría la potestad orgánica ni la autoridad política para forzar la retirada de cuantos estén en riesgo de ser imputados judicialmente en un futuro. Y, como el escaño es propiedad del electo, podría suceder que, en caso de implicación por el juez, el diputado renunciara a formar parte del GrupoPopular, porque así lo han firmado todos,pero decidiera pasarse al Grupo Mixto, debilitando así aún más la posición de su jefa de filas.
Mientras tanto, Albert Rivera debe encontrar el momento adecuado para poner fin a su lista de exigencias, toda vez que las más importantes –la salida de la política de todo involucrado en investigaciones judiciales entre ellas– ya las ha obtenido. Y debe tener muy presente que la inmensa mayor parte de los apoyos recibidos por su formación en Madrid proceden de antiguos votantes del Partido Popular que no verían con buenos ojos que su partido propiciara un Gobierno del PSOE apoyado por Podemos. Mantener la centralidad es un ejercicio ciertamente difícil aunque podría conseguirlo si facilitara la investidura de Susana Díaz en Andalucía. Pero mantener la virginidad es directamente imposible cuando se sale al ruedo de la política. Lo que haga Ciudadanos en la Comunidad madrileña tendrá efectos directos en sus resultados en las elecciones de noviembre. No debe olvidarlo.