- El autor analiza el resultado de las elecciones en Madrid y avanza algunas claves del nuevo escenario que se abre ahora en España.
Un día de elecciones es siempre una jornada de júbilo. No porque se celebre la fiesta de la democracia, como dicen los cursis, sino porque pone fin a la campaña electoral. Podrán a uno gustarle más o menos los resultados, pero en todo escrutinio hay una buena noticia: el martirio de la campaña ha terminado.
No ha habido sorpresas. Ayuso arrasa y supera al bloque de izquierdas, aunque necesitará el apoyo de otras fuerzas políticas para gobernar. Algunos titulares se han aventurado a decir que necesitará el apoyo de Vox, pero no es así. Los escaños de PSOE, Podemos o Más Madrid le servirían igual para ser investida. De hecho, si la alerta antifascista sigue en pie, sería lo más coherente.
La participación ha sido muy elevada, proporcional a los niveles de crispación de las semanas anteriores. No debemos inferir causalidad entre ambos hechos, pero bien saben los jefes de campaña que ninguna emoción moviliza tanto como el miedo. Si, además, este viene aderezado con una buena dosis de odio, tenemos el coctel perfecto para empujar hasta el colegio electoral a rojos y azules.
A los naranjas no ha sido posible movilizarlos. Ciudadanos se queda fuera de la Asamblea por no alcanzar el fatídico 5%. En 2019 superó el 19%. Lo llamativo es que el PSOE no ha recogido uno solo de esos votos. Es más, la candidatura de Ángel Gabilondo ha pasado del 27% que le dio la victoria hace dos años a un 18% que a buen seguro hace palidecer a los cerebros de Moncloa.
Se demuestra que en Madrid, el sanchismo no es un caballo ganador. El voto anti-Sánchez ha pesado mucho
Porque el Ejecutivo de Pedro Sánchez se ha involucrado en exceso en esta campaña. Ha puesto toda la maquinaria a su servicio, desde Tezanos a Iván Redondo, y por ella han desfilado varios ministros e incluso el propio presidente. Se demuestra que en Madrid, el sanchismo no es un caballo ganador. El voto anti-Sánchez ha pesado mucho.
El futuro de Unidas Podemos interesa menos que el de Pablo Iglesias. ¿Qué hará? ¿Permanecerá como diputado autonómico raso habiendo probado las mieles de una vicepresidencia? ¿Abandonará la política para dedicarse al periodismo?
Contemplando los escaños obtenidos por su lista, uno sólo puede concluir que Iglesias ha tenido un peso excesivo en la campaña. Moncloa no reparó en esta hipertrofia informativa y se dejó arrastrar por el tono hiperbólico de Podemos. Un acierto poco destacado de Ayuso ha sido, precisamente, dejar solo a Vox en sus cruzadas. Gabilondo, sin embargo, anduvo incomprensiblemente detrás de Iglesias.
En la Asamblea de Madrid convivirán tres partidos de izquierdas y dos derechas, y esta es la segunda victoria de Ayuso
Mas Madrid y Vox se mantienen. El primero ya se ha convertido en alternativa real al PSOE en Madrid, mientras que el segundo sólo aspira a ser complemento del PP. Es una buena noticia que Vox importe cada vez menos.
En la Asamblea de Madrid convivirán tres partidos de izquierdas y dos derechas, y esta es la segunda victoria de Ayuso. La fortaleza de Sánchez depende de la división de sus adversarios y de la minimización de Podemos. La primera grieta en la armadura del sanchismo la ha abierto la desaparición de Ciudadanos. Quizá la segunda la abra el ascenso de Íñigo Errejón.
*** David Mejía es Teaching Fellow en la Universidad de Columbia, profesor asociado en la IE University y columnista de EL ESPAÑOL.