Las ejecutivas territoriales del PSE se imponen y aceleran su renovación

EL CORREO 30/05/14

· Los congresos de Bizkaia, Álava y Gipuzkoa se celebrarán en septiembre pese a que López planteó retrasarlos al término de las elecciones locales y forales de mayo de 2015

El PSE-EE sigue en plena «ebullición». Después del anuncio de Patxi López de echarse a un lado para abrir el relevo al frente del partido tras la debacle electoral del domingo, los socialistas vascos se afanan en pactar el calendario que marque los plazos de la renovación en el conjunto de sus filas en Euskadi: primero en la secretaría general y, a continuación, en las ejecutivas territoriales. Esta era la secuencia de acontecimientos asumida por todos los cuadros. Sin embargo, las discrepancias se desataron con los ritmos, como lo demuestra la disparidad de criterios manifestada el miércoles entre López y sus barones provinciales a la hora de fijar la fecha más conveniente para convocar los congresos en Bizkaia, Álava y Gipuzkoa.

Aunque el líder del PSE planteó la idea de retrasarlos hasta después de las elecciones municipales y forales de 2015, las direcciones de los tres territorios se han impuesto finalmente y han optado por acelerar una regeneración de «caras y formas» de hacer política que consideran determinante para afrontar con mayores garantías el próximo examen en las urnas. En una decisión «compartida» por barones y su secretario general, los socialistas vascos sentaron ayer las bases de la hoja de ruta para encarar el cambio de líderes y propuestas, según ha podido saber este periódico. Como ya se había barajado, el congreso que marcará el adiós de Patxi López tras doce años de liderazgo se celebrará en septiembre, presumiblemente, la tercera semana. A finales de ese mismo mes, se realizarán los cónclaves territoriales. Bizkaia y Álava ya habían confirmado el miércoles su intención de hacerlos de forma extraordinaria. Gipuzkoa se sumó ayer al clima de reforma general para «abrir un periodo de reflexión y tomar las medidas necesarias para fortalecer al PSE-EE y recuperar la confianza y el apoyo mayoritario de los ciudadanos».

El calendario, pendiente de ratificación en el comité nacional del partido del martes que viene, revela de alguna manera las urgencias de los socialistas por salir del hoyo electoral e insuflar ilusión entre sus filas. El PSE busca «un giro» total «lo antes posible», a pesar de la propuesta inicial de López de dejar los congresos territoriales para después de las elecciones municipales. Fuentes de la formación atribuyeron esa tesis a un intento del secretario general por dar «tranquilidad», en un momento de agitación en el conjunto del socialismo a raíz de la decisión de Alfredo Pérez Rubalcaba de renunciar al liderazgo. «Fue una reflexión personal. Pero no tendría sentido esperar casi un año para afrontar la renovación en los territorios», explicó ayer un alto cargo.

«No nos agarramos al sillón»
Lo contrario, sostuvo, podría dar la impresión de que barones y cuadros directivos se quieren «agarrar al sillón», cuando el partido en Euskadi acaba de saldar la cita con las urnas del domingo con unos exiguos 104.000 votos, lo que significa que ha perdido la mitad de los sufragios que había conquistado en las europeas de 2009. «Son muy malos resultados», insistieron los mismos medios, en línea con la tesis reconocida en público por el secretario general del PSE.

Tras las discrepancias iniciales, la dirección ha llegado a la conclusión «compartida de que hay que darle la vuelta» al partido «cuanto antes» y «dejar paso a otras formas y personas». Eso Patxi López ya lo tenía interiorizado desde el martes, cuando anunció que lo dejaba siguiendo los pasos de Rubalcaba. La idea del congreso extraordinario ha sido asumida también por las tres ejecutivas territoriales. Primero, por Bizkaia y Álava, lideradas por José Antonio Pastor y Txarli Prieto, respectivamente. Desde ayer, Gipuzkoa se ha sumado oficialmente a esta corriente. Pero con una diferencia notable. Se da por hecho en el PSE que tanto Pastor como Prieto no optarán a revalidar el cargo de secretarios generales para evidenciar la renovación y profundizar en el cambio, una vez cumplido «un ciclo».