EL MUNDO – 18/06/17
· 30 años después del atentado de ETA creen que no han tenido suficiente reconocimiento.
· Treinta años después de que ETA perpetrase su mayor masacre, José Vargas todavía relata con precisión cómo escapó con vida del atentado de Hipercor, en el que el 19 de junio de 1987 fueron asesinadas 21 personas y otras 45 resultaron heridas.
El actual presidente de la Asociación Catalana de Víctimas de Organizaciones Terroristas (ACVOT) estaba en el centro comercial barcelonés junto a su mujer y su hijo cuando estallaron los explosivos colocados por la banda terrorista y únicamente es incapaz de relatar cuánto tiempo les llevó huir y alcanzar la calle. El resto sigue en su memoria.
«Recuerdo mucho calor, mucho humo, mucha angustia y mucho sufrimiento. Pero no sufrimiento por las heridas que tenía, sino porque pensaba que me quedaba allí con mi mujer y mi hijo y que tenía otra hija que se había ido de excursión con el colegio y no encontraría a nadie cuando volviese a casa», relata José a escasos 500 metros del lugar, al pie del discreto monumento que recuerda a las víctimas del atentado.
«Aún puedo darle al play y relatar cuando se nos vino encima una lengua de fuego, cuando el techo y las estanterías se cayeron, cómo el suelo casi se hunde y las paredes se nos vinieron encima, cómo salimos gateando a oscuras agarrados a otra mujer que se había quemado. Pero no cuánto tiempo tardamos en llegar arriba, porque entonces me desvanecí. El instinto de supervivencia del ser humano es el que nos indujo a salir de allí», completa el presidente de la ACVOT.
Y aún tres décadas después de lo acaecido, Vargas denuncia que «no ha habido suficiente reconocimiento a las víctimas». «No lo ha habido en las instituciones catalanas. Y hasta hace no mucho tampoco por parte del Estado», concreta.
El presidente de la ACVOT considera que ha existido un «ninguneo» generalizado hacia las víctimas, que, defiende, sólo comenzaron a ser visibles «a partir del año 2003» cuando decidieron empezar a organizarse y a «alzar la voz».
Como ejemplo vigente, este superviviente del atentado de Hipercor recuerda que el mayor archivo sobre las víctimas catalanas de grupos terroristas se encuentra en un trastero que el propio Vargas paga y en el que los documentos se acumulan en cajas de cartón apiladas. Subraya que, pese a su insistencia, ninguna Administración le ha ofrecido un espacio para almacenar dignamente la sensible documentación.
Vargas relata cómo cada 19 de junio siente «rabia e impotencia por lo que hicieron esos asesinos», pero sostiene que este año esos sentimientos se han visto «acrecentados» por la salida de prisión de etarras como Idoia López Riaño, La Tigresa, que el pasado martes abandonó la cárcel tras cumplir 23 de los 2.000 años de pena a los que fue condenada por matar a 23 personas.
«Es una patada en el trasero de las víctimas del terrorismo. Nos despierta mucha indignación que una terrorista tan miserable como ésta haya cumplido un año por cada uno de sus asesinatos», asevera Vargas.
«Se están riendo no ya de las víctimas, sino de la propia sociedad, que es la verdadera víctima», considera el presidente de la ACVOT, quien se declara «incapaz de perdonar». «¿Qué es lo que vas a hacer tú para merecer que yo te perdone? Eso es lo único que podría decirle a un etarra», cuenta. Tampoco cree en la «redención» de los miembros de la banda terrorista ni en el supuesto desarme que viene escenificando: «Es un teatro, parafernalia».
Esta víctima resalta una diferencia entre el terrorismo que azotó Hipercor y el que ahora golpea Europa. «Creo que el yihadista mata por el puro placer de matar, porque no les importa morir. Yo no conozco a ningún etarra que se inmolara», zanja.
EL MUNDO – 18/06/17