Se anuncia el congreso de algún partido político por lo que es bueno proporcionar desde la prensa guiones que puedan ser útiles y que enriquezcan el diccionario de la “Lingua progressionis Hispaniae”.
Así, el jefe supremo, flanqueado por su lumbrera mayor que es el secretario de organización, comenzará poniendo el dedo en la llaga:
“Necesitamos usar este Congreso y la paralela Mesa por la Plurinacionalidad Transversal y Ergonómica para analizar, en forma de breafing (nota: meter necias palabras en inglés es capital en estos trances) la reducción de emisiones en el marco del PNIEC y el ANFAC. Con ello aseguraremos la presencia pública de los intereses generales».
Y lo más urgente: “pondremos en valor” (galicismos de estos son también muy bien acogidos) la excepcionalidad ibérica, evitando los enriquecimientos “caídos del cielo”.
Y continuación el prócer.
– Con la ayuda de nuestros socios progresistas nos meteremos en la economía circular, única que garantiza la solidez del gobierno corporativo, lo que podremos “verbalizar” (un palabro tipo engendro que será aplaudido) exhibiendo los beneficios sociales y el tope (otro dislate terminológico muy celebrado) de los precios y los insumos.
Borraremos la meritocracia que lleva al consumo de ansiolíticos por lo que serán suprimidas las pruebas públicas para ser inspector de Hacienda o ingresar en el Estado Mayor
– Y para pasmo de nuestros adversarios, para que chinchen y vean lo retrógrados que son, nos proponemos reforzar lo “trans” entre los reinos de la naturaleza de manera que quien nazca en Segovia como un vulgar niño de los de toda la vida se podrá convertir en piedra señorial del Acueducto. O esa niña, tan corrientita la pobre, será, en un salto, una roca de los arrecifes más arrecifes que tengamos a mano.
– Sabréis – proseguirá el secretario general que se halla en el (ab) uso de la palabra- que la división de los reinos en animal, vegetal, etc… es una perversión de los padres jesuitas en connivencia con las monjas descalzas. La aboliremos como aboliremos lo del “reino” para hablar sin complejos de “república”.
Y la vaca que quiera ser percebe de las rías gallegas también verá satisfecha su ilusión.
– ¿Os parece todo esto maravillosamente progresista? Pues ahora viene lo más espectacular: borraremos la meritocracia que lleva al consumo de ansiolíticos por lo que serán suprimidas las pruebas públicas para ser inspector de Hacienda o ingresar en el Estado Mayor. Solo se admitirá el ascenso social a quien ostente el honroso título de “amante de”, “amiga de”, “pareja de”. Se han acabado las mixtificaciones y los complejos.
– Por su parte, las tesis doctorales serán sustituidas por un “tuit”.
– Y España, al fin, se convertirá en un ejemplar “reino de taifas” donde se podrá practicar el derecho de autodeterminación y así si Lugo quiere ser Almería pues, aplicando el Protocolo que vamos a aprobar, lo conseguirá.
Diálogo entre Culturas y Repúblicas
Estas palabras del primate (ojo: en la segunda acepción del DRAE), trenzadas por la dicción limpia y henchidas de esperanzas, recibirán aplausos sinceros de la grey retribuida: por lo que significan para el diálogo entre Culturas y Repúblicas (antes, Reinos) y por lo que albergan de compromiso para dar cristiana sepultura a la derecha y a la ultraderecha.
Pues sépase que, en nuestras pobres vidas, al final nos quedamos con las palabras, como las aquí reproducidas, porque son como las formas sagradas que se administran para comulgar … en este caso, con ruedas de molino.