Los costes de la incertidumbre política

ABC  17/01/16
EDITORIAL

LA incertidumbre política siempre tiene su coste económico y España empieza a recibir avisos en este sentido. El Ibex 35 ha vuelto a sufrir esta semana una severa caída, que se suma a una tendencia bajista. La influencia exterior es innegable, más aún con la crisis bursátil china, pero no todo se explica por factores foráneos. La Bolsa española está cayendo más que el resto de las europeas. En todo caso, precisamente cuando hay tormenta en las economías extranjeras resultan más necesarias la estabilidad y la certidumbre política en el interior. Según el INE, la confianza empresarial al comienzo de este año ha caído. Es la factura por la falta de expectativas de una rápida investidura del nuevo presidente, incluso por la posibilidad de que el gobierno que se forme no esté bien asentado y tenga un programa que dé marcha atrás a las reformas que han permitido a España empezar a recuperarse. Los empresarios pierden optimismo y confianza –un 1,3 por ciento respecto a finales de 2015– y así no se puede esperar un incremento de la inversión productiva y de la creación de puestos de trabajo.

Las imágenes pueriles que plagaron la jornada de constitución del nuevo Congreso son un jarro de agua fría para quienes confían en la seriedad de nuestra clase política. España necesita generar confianza en sus socios europeos (así se lo reclamó el pasado viernes Jean-Claude Juncker) y en los mercados. Hay partidos que tienen claras estas prioridades, pero los devaneos del PSOE con la extrema izquierda hacen dudar de que los socialistas quieran estar en el ámbito de partidos responsables y con sentido de Estado. Para la estabilidad de España, peor que unas nuevas elecciones es un gobierno participado por esa extrema izquierda chavista y alérgica a la democracia liberal, a la vigencia de la Constitución y al proyecto europeo.