Martín Prieto, LA RAZÓN, 5/1/12
Pedro Solbes es un engañador impertérrito, funcionario apartidista, que ha servido a dos presidentes socialistas diciéndoles lo que querían escuchar, antes de ponerse a salvo con su colección de jubilaciones de cinco estrellas. La ingeniera Elena Salgado, más frágil que el loto y practicante del budismo caliente, charlaba de nuestros impuestos con Isabel Preysler y Miguel Boyer, y ahora estará en su casa de Niza, Ayuntamiento tan civilizado que hasta te subvenciona la tenencia de un perro. Hay errores, equivocaciones monstruosas y cosas que hacen Solbes y Salgado. La doña se ha distinguido por tener que corregir cada dato que emitía y ha errado en más de dos puntos (miles de millones de euros) la previsión de crecimiento del año pasado, a más de dejar en números rojos la Seguridad Social, cosa inédita desde la agonía de Felipe González. Los responsables del naufragio tildan de mentiroso a Rajoy y su equipo por propinarnos una sacudida impositiva a vida o muerte que o la hacemos nosotros o la hará Bruselas, el BCE, el FMI o el espíritu malo de Angela Merkel. Gracias a la ceguera suicida socialista somos un país tutelado. Por estas cosas el ex primer ministro islandés Geir H. Haarde está acusado civilmente de dejación de funciones con una petición fiscal de dos años. Ejemplo deseable pero imposible porque los islandeses están fuera del sistema. Según la curva de Laffer bajar los impuestos es de derechas porque a más tributos menos recaudación (Reagan), y subirlos es de izquierdas para socializar ganancias. Todo lo ha confundido la crisis y lo único seguro es que elevar el IRPF es cosa de la impericia o el engaño de Elena Salgado. El Presidente sabrá que hay que ser caballero en los salones pero pistolero en O.K. Corral.
Martín Prieto, LA RAZÓN, 5/1/12