Luis Ventoso-ABC

  • Sus resultados son inversamente proporcionales al nivel de petulancia

Un presidente que se refiere a sí mismo como Mi Persona -¡y nadie se ríe!- y que levita fascinado ante su propio reflejo. Un divo en La Moncloa, que se niega a cogerle el teléfono al líder la oposición y que en cuanto puede intenta suplantar el rol del jefe del Estado, que por ahora es Felipe VI, y no Sánchez I de Chamberí. Un Gobierno que cultiva la propaganda hasta la ñoñería y que se vende como el súmmum del orbe. En mayo lanzaron una campaña bajo el premonitorio lema «Salimos más fuertes», con su hashtag y su aluvión de anuncios copando todas la portadas. «España inicia con pie firme la transición a la nueva normalidad», celebraba Sánchez. «Salimos más fuertes», sí… de cabeza a la segunda ola del covid mientras Mi Persona le endosaba la pandemia a las comunidades y ponía rumbo a la tumbona de Doñana con sus amigotes (con barra libre para todos pagada por nuestros impuestos). Nos hablan de que tenemos un «escudo social» que todo lo arregla, cuando contemplamos largas colas en los bancos de alimentos y unos datos macro de película de la Hammer.

Los resultados de la gestión de Pedro y Pablo son inversamente proporcionales a la magnitud de su petulancia. Suspenden ante el covid, pues España es el tercer país con más muertes por millón de habitantes, a pesar de que el Gobierno oculta miles de fallecidos. Y suspenden en economía. La OCDE ha publicado sus previsiones para este año en los 46 países más desarrollados. España, con una caída del PIB del 11,6%, es el peor tras Argentina, cuyo deterioro sistémico parece ser el ejemplo que imita nuestro animoso «progresismo». En resumen: la calamidad de Europa en los dos frentes, el sanitario y el económico. ¡Gracias, Pedro!

Algunos economistas creen que el año próximo viviremos «la madre de todos los bums», un rebote económico sensacional; un revival de lo ocurrido en los años veinte tras la I Guerra Mundial y la Gripe del 18. El «Harvard Business Review» reconoce que la «recuperación está siendo más fuerte y más rápida de lo esperado». Hay datos alentadores. La locomotora china vuelve a echar humo, con su mayor producción fabril en tres años. En España, la bolsa acaba de vivir su mejor noviembre, merced a la esperanza en las vacunas, y mejora el movimiento hipotecario. La crisis del coronavirus ha sido brutal, un parón sin precedentes, pero también puede ser el pórtico del mayor aumento de la demanda agregada en toda la historia. Por primera vez el ahorro global ha aumentado en recesión, porque no podíamos salir a gastar. Todos anhelamos recuperar nuestras vidas, y esa ansia se traducirá en más consumo y más riqueza («tu gasto es mi ingreso», reza el motor de la economía de mercado). Por eso resulta una lástima que la recuperación nos pille con un Gobierno tan narcisista como incompetente, que será un lastre de plomo a la hora de intentar surfear la ola buena.

Ánimo, a seguir votando PSOE y disfrutar viendo cómo Otegui, Iglesias y Rufián gobiernan España (o lo que quede de ella).