Los procesos de paz en las sociedades democráticas: El papel de los SIC

esta comunicación pretende iniciar una reflexión sobre las lógicas de actuación de los periodistas en el tratamiento mediático de los procesos de paz. A partir de la tentativa de resolución del conflicto vasco entre 2005 y 2007, se aclaran las posibilidades de intervención de los SIC(1) en los procesos de paz en las sociedades democráticas.

A comienzos del siglo XXI, los procesos de resolución de conflictos en las sociedades democráticas difícilmente pueden abstraerse de la variable mediática. La comprensión de las apuestas de comunicación y mediáticas de un proceso de paz son hoy indispensables para manejar las dinámicas y los tiempos de tales procesos. Volviendo a la problemática del papel de los medios en los conflictos a la construcción de la paz, esta comunicación pretende iniciar una reflexión sobre las lógicas de actuación de los periodistas en el tratamiento mediático de los procesos de paz. A partir de la tentativa de resolución del conflicto vasco que se desarrolló entre 2005 y 2007, la comunicación aclara las posibilidades de intervención de los SIC en los procesos de paz en las sociedades democráticas identificando los mecanismos mediáticos en esos procesos. Se dedica una especial atención a los funcionamientos mediáticos que pueden favorecer la pacificación o, al contrario, agravar las tensiones entre los antagonistas.

INTRODUCCIÓN

Los conflictos armados de alta o baja intensidad son hechos difíciles de describir. Para delimitarlos completamente, superando la violencia de los enfrentamientos, es necesario comprender las múltiples dimensiones que construyen y perpetúan los conflictos. Estos análisis que tocan las cuestiones identitarias, étnicas, religiosas, ideológicas, jurídicas y territoriales realizan un llamamiento a los saberes concretos de las diferentes ciencias sociales. El principio de la comprensión de las causas de un conflicto constituye una de las condiciones previas necesarias para entrever las soluciones de salida. Los mediadores e instituciones de mediación, que sopesan los respectivos intereses de las partes en conflicto, elaboran propuestas de resolución articuladas teniendo en cuenta análisis científicos previos. Si la ciencia política, la sociología, la historia o incluso la geopolítica son ineludibles en ese proceso, las ciencias de la información y de la comunicación (SIC) están llamadas, en lo sucesivo, a convertirse en determinantes en los procesos de resolución de conflictos o procesos de paz. La comprensión de las apuestas comunicacionales y mediáticas en un procesos de paz se convierte hoy en día en indispensable para manejar las dinámicas y los tiempos de semejante transformación política.

Las sociedades democráticas que viven en un mundo en el que los medios son omnipresentes (media-centered world, Peri, 2004), los arquitectos de la resolución de los conflictos no pueden ignorar hoy en día la variable mediática. Los medios han cambiado las reglas y la naturaleza del campo político de las democracias y las partes en conflicto tienen especial necesidad de los medios para comunicar. Podemos adelantar la hipótesis de que los medios tienen, por su parte, una menor dependencia, porque tienen que cubrir otros acontecimientos. Es precisamente esta asimetría la que además da más poder a los medios en un conflicto. (Ellis, 2006). No se trata de conceder un poder desmesurado y hegemónico a los medios pero, inscritos en la lógica y la realidad de la comunicación moderna, los conflictos políticos obedecen a un determinado número de reglas. Además, los acontecimientos que se desarrollan en un conflicto dependen y se construyen por las interacciones mediáticas.

Como los hechos brutos no existen, los fenómenos complejos como la violencia política, que ilustra los cambios sociológicos de una sociedad, o aquellos ligados a la actualidad internacional, piden un planteamiento, una retirada histórica y competencias específicas para los periodistas (Watine, 1997). Esta complejidad para dar cuenta de una situación explica, en parte, que en tiempos de conflicto armado, los medios se alineen a menudo con los puntos de vista de los Estados o de ciertas corrientes políticas. Las relaciones entre la prensa y la política evolucionan en función de la transformación de los actores sociales implicados en la crisis política. Por lo tanto, las posiciones están más marcadas políticamente entre los campos opuestos. “Todo pasa como si la guerra transformara la información en oposición de dos propagandas”. Durante un conflicto armado, el ideal “Órgano de partido” imaginado por Jacques Le Bohec tiene entonces todo su sentido (Le Bohec, 1997, pp 226-228). También es interesante reflexionar sobre los mecanismos de ese mimetismo y sobre las contradicciones provocadas por los manuales de deontología periodística explicando, especialmente, la noción de objetividad (Chalaby, 1998; Lemieux, 2000; Neveu, 2001).

Desde el papel de los medios en un conflicto al de la construcción de la paz

Dos “tiempos” de un conflicto pueden ser abordados por las SIC: el ciclo de la confrontación y de la guerra y el del proceso de resolución del conflicto. Por lo tanto, si ya no se tienen en cuenta las investigaciones sobre la influencia de los medios en los conflictos y la guerra, tanto en términos de resolución del debate sobre desarme, de propaganda de guerra (sobre la imagen del enemigo), de política extranjera como de terrorismo, sólo un reducido número de entre ellas se focaliza sobre el papel de los medios sobre la paz. (Arboit, Mathien, 2006 ; Mercier, 2004 , Entmann, 2004 ; Garcin- Marrou, 2001; Jackson, 2005 ; Jeanclos, 2006 ; Mathien, 2001 ; Robinson, 2002 ; Webel, 2004; Wieworka, Wolton, 1987). El desequilibrio académico entre el análisis de la guerra y el de la paz es similar al existente en el campo periodístico. En efecto, la guerra y los conflictos son objetos muy atractivos para analizar por su carácter sorprendente. Asimismo son más fáciles de circunscribir que la construcción de la paz. Además, los investigadores van a trabajar sobre temas centrados en el corazón del interés de los medios, proporcionando más material y visibilidad.

La reflexión sobre el papel de los medios en la construcción de la paz es un paso extremadamente reciente. Se ha desarrollado progresivamente en oposición a la constatación de su importancia en las estrategias militares. En efecto, si los medios pueden ayudar en los esfuerzos de la guerra, igualmente deberían de ser capaces de influir entre los actores y la opinión pública en los esfuerzos de la paz. Siguiendo esta reflexión, al finales del siglo pasado, ciertas publicaciones desarrollaron el concepto de periodismo para la paz (Peace Journalism) en oposición al de periodismo para la guerra (War Journalism). Los analistas de este nuevo campo de investigación, inspirado por los trabajos controvertidos, pero sin embargo padres de Johan Galtung (1998), centraron al principio su atención sobre el carácter normativo de semejante paso. Menos normativo que la teoría del periodismo para la paz, actualmente el objetivo principal de las investigaciones de las SIC sobre el papel de los medios en la resolución de conflictos es comprender los mecanismo mediáticos que pueden favorecer un recrudecimiento del conflicto o, al contrario, un apaciguamiento, véase su resolución.

Desde entonces, algunos universitarios anglosajones provenientes de las SIC como Graham Spencer (2005), Eytan Giboa (1998, 2000, 2002) o Gadi Wolsfeld (1997, 2000, 2001, 2004) han realizado contribuciones en el campo de la construcción de la paz. Estos investigadores han trabajado fundamentalmente en conflictos de Oriente Medio y de Irlanda del Norte. Mediante rigurosos análisis de prácticas periodísticas en el transcurso de la resolución de un conflicto, han conseguido identificar una serie de elementos político-mediáticos que influyen (positiva o negativamente) en el proceso de paz. Las influencias negativas conllevan propaganda e incitación al odio. Las influencias positivas se concentran en la mediación, la reconciliación y la movilización de la opinión pública para las negociaciones de acuerdos de paz (Gilboa, 2000). Los agentes del conflicto pueden igualmente neutralizar la cobertura mediática en el cuadro de la negociaciones diplomáticas secretas.

Estrategia de investigación

Esta comunicación se inscribe en el cuadro de una investigación más grande sobre las prácticas periodísticas en el marco de procesos de paz. Aspira a poner en relieve las investigaciones existentes sobre este tema con las tentativas de resolución del conflicto del País Vasco. Nos inclinaremos particularmente sobre el proceso de paz desarrollado por el gobierno español y Euskadi Ta Askatasuna(2) (ETA) entre 2005 y 2007. El objetivo de esta comunicación es iniciar una reflexión sobre las lógicas de acción de los periodistas de la prensa en el tratamiento mediático de los procesos de paz, para comprender los mecanismo mediáticos que pueden favorecer la pacificación o, por el contrario, agravar las tensiones entre los antagonistas. La problemática busca situar a los medios como medida de construcción de la paz. Así, ante la eventualidad de resolución de un conflicto, ¿debe un periodista, siempre respetando lo mejor posible la deontología de la profesión, defender una opción política u orientar voluntariamente su práctica profesional al apoyo de las iniciativas de paz? ¿Significa un compromiso por la paz que renuncia a su cualidad de periodista, a su estatuto de informador neutro e imparcial? ¿Es posible identificar las prácticas periodísticas favorables o contrarias a la construcción de la paz?

La intervención, centrada en el campo de la resolución de conflictos, se orienta a aclarar las posibilidades de actuación de los SIC en los procesos de paz des las sociedades democráticas que identifican los mecanismos mediáticos en semejantes procesos. La parte empírica de la investigación se inspira en trabajos del universitario israelí Gadi Wolsfeld sobre los procesos de paz de Oriente Medio y de Irlanda del Norte. En el marco de este artículo, con el fin de limitar LES DONNÉES a tratar, hemos elegido seis acontecimientos que marcan el proceso de paz. Esta comunicación constituye un primer trabajo sobre este tema con la utilización de un pre-método que permitirá definir a continuación una verdadera metodología.

La investigación se apoya en dos tipos de enunciados: un corpus de artículos de información publicados en la prensa española desde el 23 de marzo de 2006 hasta el 15 de junio de 2007 y dos series de conversaciones exploratorias. Las primeras entrevistas fueron realizadas a cerca de veinte personalidades políticas provenientes de diferentes corrientes políticas implicadas en el proceso de paz como los partidos independentistas (Batasuna, Eusko Alkartasuna (EA), Abertzaleen Batasuna (AB), Aralar), el Partido Nacionalista Vasco (PNV) y el Partido Socialista vasco (PSE-EE). La segunda serie de entrevistas fue realizada a aproximadamente quince periodistas de la prensa vasca y española que cubrieron el proceso de paz para diferentes periódicos de referencia. El objetivo de estas conversaciones era comprender la cultura de comunicación política existente en España y en el País Vasco. El encuentro con los actores es la mejor manera de comprender las reglas de esta comunicación que se apoya en gran parte sobre las interacciones entre los líderes políticos y los periodistas.

El estudio se sitúa en una fase de lectura variable del corpus de los artículos. Este artículo constituye un primer contacto con el estudio. Posteriormente se consideran dos métodos. En primera instancia, con la ayuda de un análisis de contenido (Bardin, 2001), definiremos la orientación de los artículos según tres criterios (a favor de la paz, neutral, a favor del conflicto). A continuación, estos artículos serán analizados con la ayuda de la técnica del análisis del discurso (Charaudeau, et al., 2001; Charaudeau, Mainguenau, 2002) con el fin de determinar el contexto discursivo (Mouilleau, Tétu, 1998) y la construcción de “figuras” del proceso de paz (actores, instituciones del Estado). También se prestará atención a las imágenes.

Características de la prensa en España y en el País Vasco

Como la solución del conflicto vasco se tratará a nivel nacional, en la investigación se han seleccionado tanto diarios vascos como nacionales. Partimos del supuesto de que los diarios nacionales influyen más en las representaciones que puede hacerse la población sobre el conflicto fuera del País Vasco y que los periódicos vascos están centrados esencialmente en la población vasca. En efecto, la penetración de la prensa nacional en el País Vasco y en Navarra siempre ha sido débil. (Arriaga Landeta, Pérez Soengas, 2000, pp. 31-33).

La prensa española y vasca ha desarrollado un grado de bipolarización elevado sobre el sentimiento identitario. Así, hay periódicos en los que predomina el sentimiento identitario españolista o constitucionalista y otros que, al contrario, se identifican claramente con el nacionalismo vasco. Esta polarización elevada da la impresión de que estos diferentes periódicos no son más que un medio de transmisión de diferentes ideologías políticas existentes sobre la cuestión vasca. La prensa constitucionalista de Madrid y del País Vasco destaca la posición de los dos partidos mayoritarios y la prensa nacionalista la de las diferentes corrientes nacionalistas. Este punto despierta regularmente el fantasma de la manipulación. En consecuencia, podemos adelantar la posibilidad de configurar una opinión pública diferente según el lugar de edición del medio. POR la existencia en Euskadi(3) de modelos informativos claramente opuestos, las opiniones públicas vasca y española se estructuran de forma opuesta. El diario Berria es la única cabecera de prensa completamente en vasco. Igualmente, hay que poner de manifiesto el bilingüismo castellano-vasco de ciertas cabeceras de tendencia nacionalista.

Las cabeceras que componen el corpus son los diarios nacionales de tendencia españolista editados en Madrid: El País, El Mundo, ABC, el periódico vasco de tendencia españolista editado en Euskadi: El Diario Vasco y los diarios vascos de tendencia nacionalista editados en Euskadi: Deia y Gara. Podemos situar estas cabeceras en el espacio público vasco-español a partir de dos ejes.

El primer eje está constituido por la oposición ideológica clásica entre el progresismo y el conservadurismo. Con estos dos términos, dos orientaciones espirituales se contraponen, el conservadurismo, ligado a la consolidación y a la defensa de valores e instituciones existentes y el otro, el progresista, que apunta a la implementación de valores e instituciones nuevos. (Dion, 1967). Sin ninguna duda, la prensa diaria española y vasca muestra una polaridad ideológica clásica. Además, parece obligado tener en cuenta este factor ideológico so pena de no entender las tensiones existentes en el seno del universo nacionalista.

El segundo eje simboliza el contraste del nacionalismo de preferencia vasquista o de preferencia españolista. Utilizamos términos que significan las preferencias político identitarias con el fin de evitar la oposición entre España y el País Vasco. Los discursos de estas cabeceras proponen representaciones identitarias extremadamente complejas. Las nociones vasquismo y españolismo proporcionan una llave interpretativa esencial del conflicto vasco, oponiendo a aquellos que se sienten más vascos que españoles y a aquellos que se sienten más españoles que vascos y, simplemente, los vascos a los españoles.

El posicionamiento de los periódicos en el espacio público vasco-español permite comprender la orientación ideológica de cabeceras de prensa sobre el eje vasquismo-españolismo. Sólo una cabecera se sitúa próxima al centro: El Diario Vasco. Este medio propone un estilo relativamente conciliador entre las dos preferencias identitarias. Sin embargo, podemos percibir en este último una tendencia a la defensa de las tesis españolistas, por esta razón lo hemos situado bajo el eje horizontal de nuestro esquema. En este sentido, este diario se provee de una información dominante porque siendo de tendencia españolista, su discurso lleva a pensar que el conflicto no se ve de la misma manera desde el País Vasco o desde Madrid. Es un discurso más conciliador y relativizante que la visión ofrecida por los diarios madrileños. La distancia ideológica más sorprendente es evidentemente la que se ilustra con la perfecta diagonal entre GARA y ABC, dos diarios que ofrecen ideas extremas y, por lo tanto, innegablemente reduccionistas del conflicto vasco. Tocamos aquí las dos visiones más duras del conflicto que muestran toda tentativa de diálogo extremadamente delicada y difícil. Sin embargo, hemos podido observar que este antagonismo entre extremos –a menudo ponen de relieve en la explicación resumida y simplista del conflicto vasco– no es mayoritaria. Sin embargo, son estas dos posiciones políticas las que ponen trabas la mayor parte de las veces al debate sobre una solución al conflicto vasco.

El proceso de paz de 2005-2007

El 22 de marzo de 2006, en un video difundido por la televisión pública vasca, miembros de la ETA anuncian, con una puesta en escena espectacular, un alto el fuego permanente con el fin de iniciar un proceso democrático entre todas las fuerzas políticas. En su declaración, la ETA pide a los estados español y francés que no pongan obstáculos políticos a una salida negociada del conflicto. Este anuncio respondía a la moción socialista aprobada en las Cortes (Parlamento español) en mayo de 2005 autorizando el gobierno español un diálogo con la organización armada. Una nueva tentativa de resolución del conflicto vasco era así legitimada en el espacio público español.

El proceso de paz que se desarrolló entre 2005 y 2007 constituía la tercera tentativa de encontrar una solución a la cuestión vasca desde la transición democrática española (1975-78). De nuevo, dos conceptos estaban en el centro de las negociaciones: el derecho a decidir del pueblo vasco (la autodeterminación) y la territorialidad (reagrupamiento de las regiones que constituyen el gran País Vasco en particular, las Comunidades autónomas del País Vasco y de Navarra, la parte francesa se dejaba definitivamente para ser tratada aparte). Aceptando negociar políticamente la cuestión, el gobierno socialista de José Luis Zapatero demostró que estaba decidido a encontrar una solución negociada al conflicto vasco.

Hoy sabemos que las conversaciones entre los agentes del conflicto se desarrollaron secretamente en el marco de dos rondas de negociaciones en otoño de 2006 y en mayo de 2007. Durante estas reuniones –efectuadas para algunos bajo los auspicios del Centro para el Diálogo Humanitario “Henry Dunant” de Ginebra- se enfrentaban dos modelos para el País Vasco: por una parte, la izquierda independentista exigía la constitución de una nueva Comunidad autónoma compuesta por el actual País Vasco (Euskadi) y Navarra con una consulta previa de la población; por otro lado, el gobierno socialista solo proponía una reforma institucional en las Comunidades autónomas vasca y navarra, con la posibilidad de constituir un órgano común entre las dos regiones, pero en ningún caso la creación de una nueva Comunidad autónoma. El rechazo sistemático del gobierno a entrar en materia sobre las propuestas del movimiento separatista provocó la decisión de la ETA de poner fin al alto el fuego el 6 de junio de 2007. Con el rechazo a continuar negociando sobre esta base, la organización armada anunciaba que no dejaría jamás las armas por una media-solución para el País Vasco.

Los seis acontecimientos del proceso de paz que se destacan en este artículo son los siguientes:

-22 de mazo de 2006: Anuncio de un alto el fuego permanente de la ETA.
-6 de julio: Reunión pública entre el PSE-EE y Batasuna.
-24 octubre de 2006: la ETA roba 350 pistolas en el sur de Francia.
-25 de octubre de 2006: Votación en el Parlamento Europeo sobre el proceso de paz.
-29 de diciembre de 2006: Atentado mortal de la ETA en el aeropuerto de Barajas en Madrid.
-7 de febrero de 2007: Presentación pública de la propuesta de acuerdo de Batasuna (Anaitasuna).

Elementos político – mediáticos del proceso de paz

Con el fin de trazar un esquema de las lógicas de actuación de los periodistas en un proceso de paz, es necesario diferenciar dos contextos interdependientes en el tratamiento mediático de todo proceso político: el contexto político y el contexto de los medios (Wolsfeld, 2004, pp. 25-38). El contexto político hace referencia a la agregación de creencias, discursos y comportamientos privados y públicos concernientes a los asuntos políticos en función del tiempo. Es un concepto macro que remite a una situación política. Las autoridades, que toman el control del contexto político, tienen más facilidad de transmitir sus mensajes a los medios. El contexto de los medios puede ser definido como la agregación de creencias profesionales, valores y rutinas que los periodistas utilizan en su profesión. Los líderes políticos tienen relativo poco control sobre el contexto mediático. Es un contexto mucho más estable que el político. Las prácticas periodísticas cambian muy despacio, lo que explica las frecuentes frustraciones de los políticos con los medios.

Una de las llaves para comprender el papel de los medios en un proceso político es observar las interacciones entre la esfera política y las empresas mediáticas. En este sentido, la capacidad de un gobierno para crear un consenso de sus políticas influye considerablemente en la cobertura mediática de la actualidad.

En el estado actual de la investigación, cuatro elementos mediático-políticos aparecen como determinantes en el desarrollo del proceso de paz en el País Vasco:

 Débil nivel de consenso de las élites políticas.
 Elevado número de crisis durante el proceso.
 Tratamiento emocional de la actualidad.
 Ausencia de reparto de los medios entre las diferentes corrientes políticas.

Un débil nivel de consenso entre las élites políticas

La preponderancia de un marco para la paz en los medios es extremadamente importante para movilizar a la población en un proceso de paz. Se observa que cuando más importante es el nivel de consenso de las élites políticas en el apoyo al proceso, mayor papel positivo en la resolución del conflicto juegan los medios. Cuando las élites están divididas, los medios tienen tendencia a tratar esta división como tema principal (Entmann, 2004). El proceso de paz se convierte entonces en controvertido. Durante el proceso de resolución en el País Vasco, uno de los factores que debilitó la posición del gobierno español fue la dificultad para mantener un consenso político entre los dos principales partidos nacionales, el Partido Socialista (PSOE) y el Partido Popular (PP), sucesor de la derecha conservadora. La tentativa de consenso sólo duró unos meses. En efecto, el líder del PP, Mariano Rajoy, advirtió desde el anuncio del alto el fuego que “no estaba dispuesto a pagar un precio político por la interrupción de una actividad terrorista”. E incluso si, unos días después del anuncio, el 28 de marzo de 2006, José Luis Rodríguez Zapatero proponía una nuevo pacto antiterrorista con el PP, la primera crisis apareció el 11 de junio de 2006 cuando 200.000 personas participaron en una manifestación en Madrid contra el diálogo, manifestación convocada por las Asociación de Víctimas del Terrorismo (AVT) y el PP. La oposición del PP al proceso se evidenció con la reunión pública entre Batasuna, partido prohibido en España, y el Partido Socialista vasco en julio de 2006. Esta reunión concedía indudablemente una legitimidad política al movimiento independentista. Es en ese momento cuando el PP inicia su ofensiva contra la política del gobierno desligándose de antemano de cualquier acuerdo con el movimiento independentista.

El tono belicoso de los representantes del Partido Popular fue increscendo en las etapas posteriores del proceso. De esta manera, el robo de 350 pistolas por parte de la ETA en Francia un día antes de la votación en el Parlamento Europeo relacionada con el apoyo a la resolución del conflicto, permitió al PP llevar una campaña agresiva a nivel europeo. La resolución fue finalmente aceptada por 321 votos a favor, 311 en contra y 24 abstenciones. En ese momento del proceso, la división entre los dos partidos nacionales parecía ya inevitable. La prensa siguió esta división y así podemos observar un claro apoyo al proceso de negociación por parte de las cabeceras próximas a los actores políticos implicados en el diálogo y una evidente voluntad de centrarse en esta división por parte de las cabeceras próximas a la oposición. Los siguientes extractos permiten ilustrar nuestra intención: “El PSE condiciona el diálogo político con Batasuna por el hecho de que tiene que ser un partido legal” (El País, 7 junio 2006)(4); “El PP exige de Zapatero que detenga el proceso con la ETA después del robo de las armas” (ABC, 26.10.2006); “La reivindicación vasca tela de fondo del aval del Parlamento Europeo” (Gara, 26.12.2006).

Un elevado número de crisis durante el proceso

Esta división entre los dos principales partidos políticos españoles permitió que las crisis que se cruzaron en el proceso tuvieran efectos desproporcionados en relación con la apuesta que representa la resolución del conflicto. Wolsfeld subraya que muchas e intensas crisis ligadas a un proceso influyen negativamente en el papel que los medios (2005, p. 30). En el País Vasco, cada gesto hacia el independentismo vasco, cada decisión de la justicia a favor de un detenido vasco, cada acción de guerrilla urbana era utilizada por la oposición para denunciar las derivas del proceso de paz. Durante el proceso de 2005-2007, hubo ciertamente un elevado número de crisis, pero su intensidad incumbía a la voluntad de los medios contrarios al proceso para crear polémicas. La mayor crisis del proceso sobrevino cuando se produjo el atentado de la ETA en el aeropuerto de Madrid que produjo dos víctimas mortales. A la mañana siguiente de este acontecimiento, sólo el movimiento independentista tenía todavía esperanzas de paz. Hay que decir que el presidente español tenía razones para sorprenderse por este atentado porque un día antes todavía se refería a la situación en el País Vasco diciendo que “hoy estamos en una situación mejor que hace un año y el año próximo, estaremos mejor que ahora”. Al día siguiente, dentro de una lógica de presión sobre el proceso de paz, la ETA volaba uno de los aparcamientos del aeropuerto de Barajas. Hé aquí algunos extractos: “El gobierno rectifica y considera que el proceso está roto, liquidado y terminado” (ABC, 3.1.2007); “Zapatero considera que el proceso para un final dialogado del terrorismo ha terminado después del atentado de la ETA” (EL País, 2.1.2007); “Batasuna pide a Madrid y a la ETA de hacer público su compromiso con el proceso político” Gara, 9.1.2007).

La influencia de los medios en un proceso de paz debe ser vista como un ciclo en el que los cambios del contexto político conllevan modificaciones del nivel mediático y que ellos mismos transforman el entorno político. La política mantiene siempre la iniciativa, pero los medios son extremadamente poderosos para crear momentos políticos propicios para los cambios. Consiguen focalizar la atención del público en los acontecimientos. Por su parte, las autoridades deben proponer acontecimientos importantes a los medios (apoyos internacionales, encuentros entre los protagonistas, etc.). Así los medios cambian progresivamente su acercamiento a medida que el proceso se consolida. En el caso del proceso de resolución del conflicto vasco, podemos observar una dinámica a favor de la paz entre los partidos políticos implicados en el proceso de paz (PSOE, PNV, Batasuna) y los medios ideológicamente próximos de estas corrientes políticas (El País, Deia, Gara). Así es sorprendente ver cómo los gestos políticos a favor de la paz eran transmitidos positivamente por estos periódicos hasta que se produjo el atentado de la ETA en el aeropuerto de Madrid el 29 de diciembre de 2006. En el lado de los elementos que pueden provocar crisis podemos destacar el título de un artículo de El País después del robo de las armas por la ETA. “Un presunto ‘comando’ de la ETA roba 350 pistolas en Francia y pone en riesgo la paz” (El País, 25.10.2006). Sin embargo, podemos consideran que el gobierno español no corrigió suficientemente esta dinámica positiva entre los medios y el entorno político. Lo que podía haberse materializado, por ejemplo, en una conferencia sobe el proceso de paz con apoyos internacionales.

Tratamiento emocional de la actualidad

La mayor parte de los trabajos coinciden en subrayar que cuanto mayor sea la cantidad de anuncios comerciales que rodean las informaciones, menos posibilidades tienen los medios para servir de foros de debate público serios y responsables. (Ayres, 1979; Cohen, 1986; Davison, 1974, Naveh, 2001). En el caso de la guerra o de la paz, el sensacionalismo puede ser extremadamente dañino(5). Para Wolsfeld, cuanto más sensacionalista es el medio, más papel destructor del proceso de paz puede tener el medio. El tratamiento periodístico del atentado del aeropuerto de Madrid permite poner de relieve esta escalada emocional. En efecto, durante los días siguientes al atentado, hubo una insistencia sobre las víctimas (dos inmigrantes ecuatorianos), los daños materiales y sobre la necesidad de romper el proceso de paz. Este tratamiento mediático tiene similitudes con el que siguió a los atentados de Al Qaida del 11 de marzo de 2004 en la estación de Atocha en Madrid. Un tratamiento “emocional” genera una multiplicación de las pasiones y no hay nada más perjudicial para los actores implicados en el proceso de resolución. Cuando el drama se convierte en el objetivo principal de la información durante un largo periodo, las posibilidades políticas de retomar la iniciativa son muy limitadas.

Además, en la cuestión vasca, que está considerada por España como un problema prioritario, la actualidad sobre el conflicto vasco se beneficia generalmente de una gran cobertura mediática en la península. Las cabeceras de prensa dedican así medios importantes a esta problemática. Entre los artículos registrados sobre el proceso de paz, algunos fomentan crónicas sobre los agentes del conflicto, mezclando exclusivas y otras anécdotas basadas en fuentes no identificadas. Estos artículos de investigaciones contribuyen a fomentar los diferentes estereotipos de los actores del conflicto. Para ilustrar este objetivo, hé aquí el titular de primera página de un periódico a la mañana siguiente del anuncio de alto el fuego. “Dos exlíderes del IRA aconsejaron a la ETA en el marco de acercamiento al gobierno” (El Mundo, 24.04.2010).

Ausencia de reparto de los medios entre las diferentes corrientes políticas

Entendemos como reparto de medios entre los antagonistas, una presencia equilibrada de los actores del proceso de paz en los medios. Para Wolsfeld, cuantos más medios se repartan entre las diferentes corrientes políticas, más medios jugarán un papel favorable en el proceso de paz. Si no existe el reparto, hay un tendencia al fortalecimiento de los estereotipos. Sin embargo, si los líderes políticos comparten los mismos medios, tenderán a utilizar un lenguaje más moderado capaz de complacer a varios públicos. Dos tendencias claras son identificables en el caso vasco. En primer lugar, por el hecho de que Batasuna sea un partido prohibido en España, pocas cabeceras se arriesgan a entrevistar a los representantes de este partido. Este desequilibrio entre los actores de un conflicto y las cabeceras de prensa explica las razones de la presencia de este partido en el periódico Gara. Sin embargo, El País y el Diario Vasco publican algunos artículos favorables a Batasuna en la primera fase del proceso. “El primer compromiso decidido por el líder de Batasuna, Arnaldo Otegui y el presidente del Partido Socialista de Euskadi (PSE), Jesús Eguiguren (…) fue asegurar el proceso de diálogo que comenzaba. Se comprometieron a seguir las conversaciones incluso en caso de ‘accidentes’ como un hipótetico encarcelamiento de Otegui”. (El País 30.3.2006).

En segundo lugar, un término ideológico, entre los titulares analizados en esta investigación, sólo El Diario Vasco consigue agrupar las diferentes tendencias identitarias sobre el conflicto. La pluralidad de opiniones expresadas en esta cabecera es explicable por el hecho de que este diario se edita en el País Vasco. Esta pluralidad afecta sin embargo a estos límites cuando se tratan las tesis del independentismo vasco. Durante el proceso de paz 2005-2007, no existía por lo tanto un medio realmente compartido por los movimientos políticos como lo fue durante el proceso de paz de Irlanda del Norte(6).

Conclusión

Esta comunicación ha trazado un apunte sobre el papel del periodismo en el proceso de paz en los países democráticos invirtiendo la problemática del análisis de los conflictos para centrarse en el papel de los medios y de la paz. En el estado actual de esta investigación, ciertos elementos puestos de relieve por las investigaciones de Gadi Wolsfeld han podido ser identificados en el marco del proceso de resolución del conflicto vasco de 2005 a 2007, tales como el nivel de consenso de las élites, el número de crisis, el tratamiento mediático emocional y la problemática de compartir medios. Todavía queda por explorar un cierto número de puntos, pero la importancia establecida por los medios en los procesos de resolución de los conflictos por algunos investigadores demuestra que se abre un campo de investigación innovador para las SIC. Son necesarias otras investigaciones sobre este objeto para abrir el diálogo entre los políticos, los periodistas, los investigadores y los militantes para la paz. Investigaciones que permitirían aclarar más la espinosa marcha que es la búsqueda de la paz.
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(1) SIC – Sciences de l’Information et de la Communication: Ciencias de la Información y de la Comunicación.
(2) “País Vasco y Libertad” en vasco.
(3) En España la comunidad autónoma del País Vasco también se llama Euskadi como en la lengua vasca.
(4) En el texto original, los titulares están en francés y fueron traducidos por el autor.
(5) Fenómeno de “infotainment” o “tabloidización”.
(6) En irlanda del Norte, el diario Belfast Telegraph tenía lectores tanto de la comunidad católica como de la protestante.

(Mathieu Crettenand. Universidad de Ginebra, SES, Programa de ciencias de la comunicación y de los medios. mathieu.crettenand@bluewin.ch)

Mathieu Crettenand