Malas interpretaciones

EL CORREO 24/11/13
PELLO SALABURU

· Es lo que hay. Estamos los demás preocupados en hacer planes de paz diversos, a ver si conseguimos que se sumen de una vez, pero no hay modo

Atodos nos traiciona la lengua de vez en cuando. Cuanto más hablemos más posibilidades tenemos, además, de que de repente brote de nuestros labios aquello que tratábamos de ocultar y disimular. «Hace 35 años la izquierda abertzale hizo una elección que consideramos hoy más que nunca acertada… no estamos dispuestos a rechazar ni a revisar nada de aquello… reivindicamos lo que fuimos y lo que somos», acaba de soltar el presidente de Sortu. Se debían de referir a esto cuando hablaban de nuevos tiempos y nos ordenaban que nos moviéramos. Ese mensaje apelmazado ya casi no se oye, pero en su lugar ha surgido como una seta la frasecita de marras, emergiendo sin permiso, como si su autor no se hubiera dado cuenta. Pero se trata de una frase muy ilustrativa, porque respondía a la pregunta cabreada de algún militante que también considera, supongo, que estamos en un tiempo nuevo. Y otra vez, como está sucediendo en los últimos cincuenta años, todo el mundo a bailar en torno a los mismos.
Nos empeñamos en distorsionar la realidad, pasando por encima de todos los datos empíricos que indican de forma terca lo que indican. Así, nos hemos montado entre todos un cuento de ficción: la sociedad ha acabado con ETA, y el sector que le ha apoyado se ha dado cuenta de que ese no es el camino y ha dado un paso al frente. Hay que echarles una mano, piensan muchos, como si fueran unos pobres desvalidos a quienes hay que atender, a ver si entre todos conseguimos que den pasitos, que maduren, que vayan comprendiendo poco a poco en qué consisten las sociedades democráticas, en qué consiste eso del juego democrático, qué son las víctimas, quiénes han puesto las bombas y quiénes las han sufrido. Que vayan dándose cuenta de que nada hay de raro en pensar de distinta forma que el vecino. Que vayan comprendiendo que el dolor causado en centenares o en miles de familias no desaparece porque alguien aparezca en la tele con cara sonriente diciendo que, a ver, chicos, a ver si nos animamos un poco que esto está cambiando. Entiendo que a veces les cueste: no hay más que ver lo que ha hecho el Gobierno con la aplicación de la ‘doctrina Parot’, lo remolón que ha sido en acatar una sentencia dictada por jueces que son parte importante de nuestro sistema democrático; las pegas que sigue poniendo para rescatar con dignidad los restos humanos que están desperdigados en las cunetas; la dificultad en admitir la enorme injusticia generada con la actuación de policías y bandas de la ultraderecha en determinados años; sus esfuerzos en batallar en cada ocasión generando normativas absurdas ‘ad hoc’, para alterar de modo tramposo lo que las leyes dicen de forma muy explícita y, en general, para crear problemas nuevos en lugar de solucionarlos: en educación con los planes de Wert, en justicia con los planes del ministro progre, esa nueva Ley de Seguridad Ciudadana, etc. Ahora les ha dado porque a los ex presos se les exija pedir perdón para cobrar subsidios. Otra más. Se les ocurre eso, además, después de que a los presos que realmente han manifestado una postura crítica con la banda los hayan abandonado por completo a su suerte, como si fueran indistinguibles de los otros. Ya es tarde: quien hizo la ley no fue capaz de prever estas situaciones, y ahora sucede lo que sucede. Es como si alguien deja el grifo dado, tapona el lavabo y se va a la cama. La casa se llena de agua y no queda más que tragar. Bueno, entiendo que estas actuaciones nublen un poco la vista del sector Sortu, pero no son razón suficiente para que se llamen a andanas y no distingan bien lo que hay que distinguir: la historia reciente es la que es, no la que ellos se empeñan en que sea. Son los jueces y la policía quienes han acabado con la banda. Pero como es evidente que no se creen su propia versión oficial (estamos en tiempos nuevos, hemos dado pasos, los restos de ETA se han movido, etc.), de vez en cuando sucede lo que ha ocurrido en esta ocasión con su presidente, que se ha ido de la lengua más de lo debido. Primero acusan al resto de hacer malas interpretaciones, como si entender palabras y conceptos de tanta hondura requiriera algún esfuerzo, y luego es Sortu quien asume directamente lo dicho, aceptando en consecuencia, por citar algo más cercano a ellos que a ETA, que les sigue pareciendo estupendo aquello de la «socialización del sufrimiento», que se traducía, entre otras muchas cosas, en quemas de casas particulares y autobuses públicos pagados por todos.
Pues no. Es lo que hay, no busquen tres pies al gato. Estamos los demás preocupados en hacer planes de paz diversos, a ver si conseguimos que se sumen de una vez, pero no hay modo. Limamos palabras, acotamos párrafos, y evitamos situaciones de embarazo, a ver si empujando un poco… No merece la pena convencer a los ya convencidos: perdemos el tiempo en limar textos echando mano de diccionarios de sinónimos y de metáforas forzadas, o añadiendo comas, afirmaciones o negaciones que chapotean en la nebulosa, dirigidas a convencer a quienes no quieren ser convencidos: «Hace 35 años la izquierda abertzale hizo una elección que consideramos hoy más que nunca acertada… no estamos dispuestos a rechazar ni a revisar nada de aquello… reivindicamos lo que fuimos y lo que somos». ¿Se puede decir de forma más clara? Pues tomen nota, no merece la pena empeñarse en pedir aclaraciones sobre afirmaciones que no precisan de explicación alguna. Pero seguro que seguiremos en nuestro mundo de fábula, somos así.