Miquel Escudero-El Correo

El principal partido de India se titula ‘de la gente india’, es el BJP. Su lema es «un país, una lengua, una cultura», promueve el control social hinduista y tiene a los cristianos y a los musulmanes como extranjeros. El rechazo de la igualdad asegura manías, odio y opresión. Cada cual puede opinar lo que quiera, naturalmente, pero hay planteamientos que, sostenidos desde posiciones de poder, aseguran incomodidades y malestar entre los ciudadanos, al ser tratados como desiguales o como anómalos.

La Generalitat de Cataluña porfía en su tarea de imponer el catalán como única lengua vehicular; el español, lengua ‘extranjera’. En esa línea, desarrolla lo que pomposamente denomina un ‘plan de sensibilización’ de los usos lingüísticos. Como prueba piloto, un instituto de Educación Secundaria ha promovido una encuesta sobre el empleo del catalán dentro y fuera de las aulas, dando clase o en charlas informales, en el patio o en los pasillos. Parece inocua, pero las respuestas marcan de modo sutil. Las opciones son: ‘Nunca/ Poco/ Medianamente/ Bastante/ Siempre’. Y se entromete en la intimidad de si se acostumbra a hablar con la familia, con las amistades o en la compra: ‘Sólo en catalán/ Sólo en castellano/ Más catalán que castellano/ Más castellano que catalán/ Ambas lenguas por igual/ Otras’. ¡Qué pesadez, qué obsesión!

Dicen sus promotores que esta encuesta es anónima y no busca «fiscalizar» conductas, pero solo con hacer esa mención muestran su interés. A partir de otras preguntas laterales, es fácil reconocer al que contesta cada cosa.

El asunto es una inaceptable intromisión y, por tanto, hay que saber qué responder. ¿Cómo?