EL MUNDO – 04/08/15
· Califica la firma del decreto de elecciones en Cataluña de «medida excepcional» para permitir expresarse a la mayoría soberanista «Respetamos la forma legal, pero el fondo será diferente»
Artur Mas disolvió ayer el Parlament y convocó formalmente para el próximo 27 de septiembre las undécimas elecciones autonómicas en Cataluña desde la restauración de la democracia. Lo hizo firmando un decreto rutinario, pero apelando también a los elevados conceptos que maneja desde que, a partir de 2012, viró hacia el independentismo: «Somos una nación milenaria que tiene derecho a decidir su futuro».
En perfecta sincronización con el inicio del informativo nocturno de TV3, el presidente de la Generalitat firmó el decreto y luego dirigió un discurso de varios minutos a los catalanes. Puso todo el empeño en subrayar que no son unas elecciones convencionales. Según él, la situación es «excepcional» porque «una mayoría muy clara y rotunda quiere ejercer el derecho a decidir y se le niega». En todo momento culpó al Gobierno central de la falta de «diálogo» que ha desembocado en esta convocatoria anticipada.
Los independentistas quieren dar al 27-S un cariz plebiscitario sobre la ruptura con el resto de España que ningún otro partido reconoce. Por eso Mas dijo que «la forma legal del decreto» es la misma que en anteriores convocatorias, pero que «el fondo será diferente». También insistió en que se trata de un «último recurso» ante la imposibilidad de celebrar un referéndum al uso, que también achacó al Gobierno.
El president convoca las elecciones porque ha logrado convencer a ERC de concurrir en una lista conjunta, la de Junts pel Sí, aunque los líderes de ambos partidos han cedido los primeros lugares a miembros de entidades independentistas –el número uno es el ex eurodiputado de ICV Raül Romeva, aunque Mas sería jefe del Govern si gana– y ocupan la cuarta y la quinta plaza respectivamente.
Ahora su obsesión es, además de ganar las elecciones, que la comunidad internacional interprete ese resultado como una victoria de la opción independentista. «En las próximas semanas el mundo nos volverá a observar. Volvamos a ofrecer nuestra mejor cara», dijo en tono épico.
Mas prometió «un horizonte de democracia, justicia y libertad» a los que apuesten por la independencia, y se despidió de la audiencia con un Visca Catalunya.
Convergència y el Govern pasaron todo el día escondiendo la hora de la firma para tratar de dar solemnidad al hecho de suscribir un decreto puramente protocolario. TV3 emitió en directo el acto y justo después entrevistó a Oriol Junqueras, líder de ERC, presentándolo como «jefe de la oposición», pese a que concurre en la misma lista electoral que Mas.
En esa entrevista, Junqueras explicó por qué sucumbió a las presiones de Convergència para ir en una candidatura conjunta, algo que no entienden muchos militantes de ERC: «Si no lo hubiéramos hecho, la legislatura habría durado aún 12 o 14 meses [hasta su final natural]. Era mejor intentarlo». La CUP, el otro partido independentista, no lo entendió así y por eso presentará una lista propia.
Convergència llevaba días avisando a los independentistas más acendrados de que el decreto no incorporaría ninguna alusión al carácter plebiscitario sobre la secesión que pretende dar al 27-S. La razón es que querían impedir que el Gobierno, atento a todos los pasos de Mas desde que consiguió celebrar el 9-N –aunque de forma descafeinada–, impugnase el texto e impidiera la convocatoria.
El secretismo de toda la jornada de ayer también tiene otros motivos estratégicos. Hasta el último momento, el Govern temió que Mariano Rajoy pudiera convocar las elecciones generales para el mismo día que las catalanas, en un movimiento que, entienden, perjudicaría las expectativas de los independentistas.
La vicepresidenta y portavoz de la Generalitat, Neus Munté, ya había dicho que el decreto se ajustaría «perfectamente a la legalidad vigente», aunque las elecciones tendrán, según ella, «un carácter plebiscitario desde un punto de vista político».
Antes de que Mas se dirigiera a los catalanes en prime time y desde el Palau de la Generalitat, sus adversarios electorales ya criticaban su tacticismo y la manera en que se afrontan las elecciones del 27-S, la tercera convocatoria autonómica en cinco años.
Al margen de la intervención de la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría, que insistió en que a partir de ahora Mas debe respetar «la legalidad y la neutralidad» como presidente en funciones, Miquel Iceta (PSC) consideró que el jefe de la Generalitat jugaba «al gato y al ratón» con la convocatoria y rechazaba que el 27-S sea un plebiscito. «El único interés de esta fórmula anómala de la lista de Artur Mas es evitar dar cuentas de su gestión», añadió.
Quien también se presenta en coalición a estas elecciones es ICV, que espera repetir el éxito de su alianza en las municipales con Podemos, que terminó con Ada Colau como alcaldesa de Barcelona. El líder de Catalunya Sí que es Pot (el nombre que han elegido para el 27-S), Lluís Rabell, criticó la «teatralización» de Mas con la convocatoria. «Serán unas elecciones normales, unas autonómicas más, así que no se entiende toda esta gestualidad ni misterio», afirmó.
El líder de Ciutadans, Albert Rivera, que cede el número uno en la lista de su partido a Inés Arrimadas para presentarse a las generales, añadió que Mas pretende que los catalanes tengan «amnesia» durante la campaña «de la corrupción, los recortes y el caso Pujol».
Unió, que por primera vez se presenta a unas elecciones por separado de Convergència, también insistió en que las elecciones no son plebiscitarias, aunque su candidato, Ramon Espadaler, dijo que son «las más trascendentales» de la democracia. «Unió está preparada para concurrir a las elecciones el 27-S bajo la bandera del seny», aseguró el aspirante de un partido que busca captar al votante moderado tradicional de CiU después de que sus hasta ahora socios hayan virado hacia el independentismo.
Mientras, la Asamblea Nacional Catalana (ANC) y Òmnium Cultural –cuyos representantes encabezan simbólicamente la lista de Mas y Junqueras– han convocado para hoy un acto simbólico de apoyo al carácter plebiscitario de las elecciones del 27-S. Se celebrará en la plaza Sant Jaume de Barcelona, sede de la Generalitat y del Ayuntamientos, a las 19.00 horas bajo el lema 27-S, donde todo empieza.
Ambas entidades soberanistas llevarán a cabo el acto en el marco de la campaña conjunta Ara és l’hora (Ahora es la hora), ya iniciada para la consulta del 9-N, y consistirá en el despliegue de una pancarta gigante con una inscripción alusiva a la trascendencia de la cita electoral de septiembre.