Moreno Bonilla arranca la campaña andaluza pidiendo el apoyo de sus adversarios: “pido el voto prestado a los votantes del PSOE para gobernar en solitario”. Es una afirmación notable y no la única: “Si de las urnas no sale un Gobierno viable habrá repetición electoral”, ha declarado en la misma tanda.
No estoy seguro de comprender las dos afirmaciones que reproduzco, salvo que el presidente de la Junta, un caballero, no quiera valerse del triunfo que ya le canta hasta el CIS. La ventaja añadida que le va a suponer la luz verde de la Fiscalía al TSJ de la Comunidad Valenciana para investigar a Mónica Oltra por indicios relevantes de complicidad en los abusos sexuales de su ex marido a una menor tutelada. Eso, además de la trama de corrupción urbanística del PSOE mientras los socialistas se recreaban en los trajes de Camps, la F-1, la visita del Papa and so on.
“Yo soy un caballero”, habrá pensado Juanma Moreno, “y esa ventaja no la quiero a mi favor”. Lo que pasa es que no parece comprender cabalmente la naturaleza de su adversario. ¿Cómo puede un candidato del PP pedir prestado el voto a los socialistas para poder gobernar en solitario?¿Qué parte del no es no se le habrá escapado? Si pactar el Gobierno con Vox fuera una maldición, ¿por qué creerán los socialistas que Sánchez tendría el mínimo interés en librarle de esas ataduras? Vox es un partido estrictamente constitucional, más que el partido que tiene a Pedro Sánchez alojado en La Moncloa. Así parece creerlo el Constitucional al estimar los recursos planteados por Vox contra los dos estados de alarma decretados por el Gobierno y contra la inclusión de Pablo Iglesias en el CNI.
La segunda cuestión es más incomprensible si cabe. ¿Cree seriamente Moreno Bonilla que si las encuestas se cumplen en las urnas el día 19 y la suma de escaños del PP y Vox supera la mayoría absoluta mejoraría sus resultados en una repetición de los comicios? El mayor problema para el PP en unas elecciones que se le plantean muy favorables es no identificar adecuadamente los deseos de sus votantes, que se resumen en uno: echar a Pedro Sánchez de la Presidencia del Gobierno. No parece que la oferta de Juan Espadas de una alianza PP-PSOE para que Juanma Moreno pueda librarse de Vox tenga mucho futuro. Hablaré por mí: Si yo estuviera censado en Andalucía votaría al partido capaz de garantizar la salida del Palacio de San Telmo del partido que se embauló 680 millones de euros de los Eres, el partido de las putas y la cocaína, que tiene a dos presidentes condenados y en puertas de que el Tribunal Supremo ratifique las condenas de Griñán, Chaves, Gaspar Zarrías, Maleni Álvarez y otros etcéteras.
Sánchez quiere ilegalizar de facto a Vox. Hay un problema adicional para el PP: el partido verde no puede suscribir el pacto de Estado que propugna Sánchez para establecer un cordón sanitario en torno a ellos, salvo que Abascal y los suyos sintieran una irresistible tentación de suicidarse. Macarena Olona no puede dejarse expulsar del juego democrático y si sus escaños fueran necesarios para que Moreno Bonilla vuelva a investirse presidente, hará muy bien en exigir la entrada en la Junta. Otra cosa sería devaluar ella misma a sus votantes y no creo que lo haga. Más madera, es campaña.