Mas traslada a Urkullu en Ajuria Enea que llegará hasta el final en su apuesta soberanista

EL CORREO 03/05/14

· El lehendakari, que recibió durante dos horas y media al president en pleno día festivo, insiste en marcar distancias con la vía catalana.

En plena jornada festiva, sin luz ni taquígrafos y sin anuncios previos, Iñigo Urkullu y Artur Mas mantuvieron el jueves una larga «reunión de trabajo» en Ajuria Enea, donde el lehendakari, por primera vez desde que ocupa el cargo, recibió a un presidente de la Generalitat cada vez más embarcado en su desafío soberanista, de incierto desenlace. Pese a las escasas respuestas concretas que ofrece en público –más allá de insistir en el camino sin retorno que ha emprendido Cataluña y en las dificultades que su equipo jurídico piensa plantear a Mariano Rajoy en su intento de «cargarse» la consulta independentista del 9 de noviembre–, el máximo mandatario catalán confió a su interlocutor sus planes para sortear los obstáculos políticos y legales a su hoja de ruta y los posibles escenarios y salidas que maneja ante la más que plausible prohibición del referéndum. Aunque, evidentemente, los ases en la manga que pueda guardarse el Govern no han trascendido, lo que sí dejó claro Mas al lehendakari es que no tiene ninguna intención de dar marcha atrás o pisar el freno tras el portazo del Congreso y que llegará hasta el final en su apuesta soberanista.

Un año y medio después de su última cita oficial, aquella en Barcelona en plena precampaña de las autonómicas vascas y catalanas de 2012, algunas cosas han cambiado. Para empezar, Urkullu ha pasado de candidato a jefe del Ejecutivo vasco. Y Artur Mas, pese a continuar en el Palau de la Generalitat, cuenta con doce escaños menos que cuando recibió al entonces líder del PNV. Presionado por Esquerra y la influyente Asamblea Nacional Catalana (ANC), no tiene ya muchas más opciones que la huida hacia delante. Cuando en septiembre de 2012 lanzó al Estado su órdago independentista, el envite no había alcanzado las proporciones que tiene ahora, después de pactar con el resto de fuerzas soberanistas la fecha de la consulta, y con su sanedrín más cercano redactando informes sobre el posible reingreso de una Cataluña independiente en la UE.

En ese contexto, el encuentro con Urkullu, que se prolongó durante más de dos horas y media pese a celebrarse en pleno Día del Trabajo y después de que el lehendakari asistiera a la romería alavesa de Estíbaliz, se presta a múltiples interpretaciones. Hay varios datos objetivos que ayudan a despejar interrogantes. La cita resultó discreta, pero no secreta, porque los respectivos servicios de comunicación de la Lehendakaritza y de la Generalitat hicieron públicas ayer sendas notas para informar de la reunión, a la que revistieron así de carácter oficial. De hecho, el Gobierno vasco facilitó dos fotografías y un vídeo en el que se ve al lehendakari recibiendo a su homólogo catalán en la escalinata de su residencia, ambos sin corbata al ser jornada festiva.

La entrevista se hizo pública ayer, un día después, sin convocatorias de prensa ni comparecencias públicas, por expreso deseo del presidente catalán que, abortado cualquier canal de diálogo con La Moncloa –recientemente coincidió con Rajoy en un acto público en Barcelona y ni se saludaron– necesita proyectar que cuenta con apoyos y simpatías en la escena política. El presidente del PNV, Andoni Ortuzar, de visita preelectoral en Galicia, dio su propia versión: «Son dos presidentes que comparten muchas cosas. Lo lógico es que se reúnan, ellos deciden cómo hacerlo y de qué manera comunicarlo. Somos más de trabajar que de hacer propaganda», se jactó, confiado en que la cita del jueves dará «sus frutos».

La imagen, en todo caso, tampoco resulta molesta para Urkullu en la cuenta atrás hacia las elecciones del 25-M, una época en la que los guiños hacia el electorado más ideologizado y fiel nunca vienen mal. «Lo ilógico sería que no se reuniesen», abundan en el entorno del lehendakari, donde, pese a ser conscientes de que la cita podría verse en Madrid como un paso al frente en el desafío nacionalista al Estado, recuerdan los lazos políticos y de hermandad que históricamente han unido al PNV y CiU, que además concurrirán juntos a los comicios europeos. Ambos mandatarios, que mantienen una relación correcta pero no especialmente estrecha ni frecuente, habían cruzado llamadas y mensajes para intentar cuadrar agendas y verse, un encuentro que finalmente cerraron en el funeral de Estado por Adolfo Suárez en Madrid.

«Recentralización»

Exactamente igual que hace un año y medio, cuando aún era candidato a lehendakari, Urkullu no reniega de la foto con Mas ni evita la cuestión soberanista o las «similitudes» entre Euskadi y Cataluña, pero a la vez insiste en marcar una escrupulosa distancia con la ‘vía catalana’ y en constatar las «diferencias» con ella. «Ambos presidentes acordaron seguir manteniendo una relación periódica y fluida para abordar conjuntamente las materias de interés común, así como profundizar en el conocimiento de las realidades propias de Catalunya y Euskadi, con sus similitudes y sus diferencias», detalla la nota del Gobierno vasco.

Básicamente, el anfitrión constató que ambos territorios demandan «más autogobierno» –y las «dificultades» para avanzar en ese camino «ante la estrategia de recentralización impuesta» por el Gobierno central, recalca la Presidencia vasca–, pero descartó que el planteamiento catalán pueda trasladarse miméticamente a Euskadi. Es más, el lehendakari informó a Mas de su intención de convertir al Parlamento en único depositario del debate sobre el nuevo estatus y no intervenir salvo que los grupos le encarguen por consenso redactar un texto articulado. «Aquí las cosas no van a avanzar sin acuerdo en la ponencia», resumen en Ajuria Enea, donde se asume que en la presente legislatura Urkullu no se apartará de su promesa electoral y no habrá saltos cualitativos significativos. No, al menos, hasta las elecciones de 2016.

Además de insistir en que ambos líderes abordaron la crisis económica –la «imposición del déficit por parte del Estado español», según la Generalitat–, la pacificación en Euskadi y su relación con el Gobierno de Rajoy –tensa y casi inexistente en el caso de Mas, semiproductiva pero no exenta de dificultades en el de Urkullu–, la nota catalana, que también habla de «diferencias» entre una y otra comunidad, se refiere expresamente al camino abierto en Cataluña. Mas explicó al lehendakari «con detalles de primera mano», dice la nota, la situación en que se encuentra «el proceso democrático catalán» y su posible «evolución».

EL CORREO 03/05/14