Masas y verdad

HERMANN TERTSCH, ABC – 12/09/14

Hermann Tertsch
Hermann Tertsch

· Frente a la demostración de las masas obedientes al régimen que cada vez tolera menos fisuras, en Madrid se celebró ayer un acto tan modesto como prodigioso.

Cientos de miles de catalanes salieron ayer a la calle para seguir las consignas del gobierno de la Generalidad y de los partidos separatistas. No, no salieron para protestar contra el robo generalizado protagonizado por sus gobernantes. Ni por los servicios deteriorados ni por ninguno de los angustiosos problemas que acosan a la sociedad catalana.

Porque los gobernantes han convencido a gran parte de la sociedad catalana de que su único problema real hoy en día es descubrir quiénes son. Y ya nada tiene mayor urgencia para la población adulta del noreste español que convencerse a sí misma de que son una cosa y no otra, aunque pretenda seguir siendo la misma después. Todos los catalanes que se han agarrado a una bandera separatista este jueves lo han hecho porque se sienten mejor y mejores que si se hubieran ausentado del aquelarre identitario. Están convencidos de que son la voz y la expresión incuestionable de la voluntad de Cataluña, que es algo así como una gran señora buena y limpia.

Todos ellos acudieron ayer armados con el equipo completo de consignas entre las que el lema «el derecho a decidir» (cómo no vamos a tener derecho a decidir todos, siempre y en cualquier cosa) y otro no menos rotundo de «votar es democracia» son los más luminosos pendones de la bondad frente a la monstruosa negativa del poder malo y oscuro. No es ni la primera ni la última vez que un régimen convoca a los sectores más obedientes de su población para usar su imagen en beneficio propio. No es la primera ni la última vez que un inmenso aparato público y privado, eso sí, engrasado con dinero público, se pone al servicio de una opción política concreta que es hostil a parte de la población.

Contra España y contra los españoles en Cataluña que son leales a España. Ha sucedido siempre en las dictaduras y en todos los regímenes populistas que pretenden lograr objetivos que no pueden lograr por vías legales o regulares. Desde los peronistas hasta los norcoreanos, dictadores, demagogos, populistas y caudillos de todo pelaje, la movilización para desafiar a un marco legal interno o externo es asunto muy visto.

Frente a la demostración de las masas obedientes al régimen que cada vez tolera menos fisuras, en Madrid se celebró ayer un acto tan modesto como prodigioso. Fueron cuatro piezas de piano tocadas por Borja Mariño. De Antonio Soler, Isaac Albéniz, Enrique Granados y Amadeo Vives. Los cuatro nacidos en Cataluña. Y después, en el escenario vacío la lectura serena de un texto sobre Cataluña, sobre España, sobre la historia y la probidad, leído por Cayetana Álvarez de Toledo, que no olvidará nadie de los presentes.

En décadas de torrentes de discursos, artículos, libros y debates, es difícil recordar en España un texto con mayor vocación de verdad y concordia, leído con pulcra serenidad y emoción contenida. Esta declaración de Libres e Iguales, la iniciativa de españoles para la defensa de España, los españoles y su Constitución, recibió aplausos atronadores. Pero la conmoción de la audiencia iba más allá. Porque la declaración, en la voz de Álvarez de Toledo, será recordada como un hito en la reacción de la dignidad de la ciudadanía de España ante tanto atropello separatista, tanta agresión a la legalidad y tanta indolencia de los gobernantes. Léanla.

Ante tanta mentira de quienes quieren destruir España y tanta indiferencia y desidia por parte de quienes han jurado defenderla, la declaración de Libres e Iguales es una proclamación rotunda de la vigencia de la verdad y la buena fe. De un pequeño grupo de españoles que llaman a los españoles a reaccionar. Porque importa la verdad. Y porque España importa.

HERMANN TERTSCH, ABC – 12/09/14