SANTIAGO GONZÁLEZ, EL MUNDO – 25/03/15
· Aunque yo no tuviera ningún otro recuerdo de Joaquín Almunia, bastaría para admirarlo que la noche del 12 de marzo de 2000, tras comprobar que había obtenido los peores resultados de la historia del PSOE y que su adversario había alcanzado la mayoría absoluta, presentó su dimisión irrevocable.
Ahora esto no pasa. Vean cómo Susana Díaz, que ha conseguido los resultados más bajos de su partido en Andalucía, ha vestido los resultados de victoria espectacular por haber mantenido el número de escaños y gracias al desplome del PP. Pero en este partido, que ha perdido 17 escaños, tampoco se da nadie por aludido: ni el candidato, ni el presidente del Gobierno que tanto se implicó.
Luego está lo de UPyD, una lástima de partido que con sus magros cinco escaños había hecho aportaciones notables a la vida parlamentaria y a la vida política española, la última el caso de la comandante Zaida Cantera, brillantemente defendido por Irene Lozano. Lo grave no es tanto la cuantía de la pérdida, sino que la marcha hacia la irrelevancia se produce mientras Ciudadanos irrumpe con el 9,28% y nueve escaños. Nadie puede saber lo que será C’s en el futuro. El éxito es un panal de rica miel al que acudirán moscas y moscones a porfía. Hay algo, sin embargo, que sí se puede predecir. Los que pierden no atraen ni a las moscas ni a los votantes.
Recordarán los memoriosos que Sosa Wagner se buscó la ruina con una carta en la que reclamaba unidad con Ciudadanos y criticaba las maneras autoritarias de la dirección. Tras los resultados, algunos dirigentes han rectificado. Cierto que más vale tarde, pero la lógica política ha invalidado la negociación que no quisieron antes. Ciudadanos aplicará a UPyD el mismo tratamiento que Podemos a IU: de uno en uno y con el carné en la boca. Es triste, pero es así la vida. Sobre el autoritarismo, cabe considerar que una hora antes de la reunión del Consejo Político, Rosa Díez convocaba una rueda de prensa con las conclusiones ya fijadas. Ya pasó algo parecido el 20 de septiembre, cuando se encontraban en aquel paripé negociador con Ciudadanos, mientras su servicio de prensa repartía un informe de 40 folios sobre la imposibilidad del acuerdo.
Estaba todo cantado. La clientela de ambos partidos no acertaba a hallar las diferencias que se reprochaban en las alturas y era evidente que el partido que pusiera más empeño en buscar el desencuentro acabaría pagando la factura en las urnas. Las citas electorales que restan no serán para mejor, mientras los dirigentes más voluntariosos tuitean, como el abogado Herzog, que «UPyD está más vivo que nunca», y Gorriarán acusa a los díscolos con el tópico del temprano abandono del barco por las ratas. Él dice delicadamente «los irresponsables», pero la constante en la metáfora es el barco que se hunde.
SANTIAGO GONZÁLEZ, EL MUNDO – 25/03/15