Moción de censura

VICTORIA PREGO – EL MUNDO – 02/03/16

Victoria Prego
Victoria Prego

· Hemos superado ya la primera etapa de este viaje a ninguna parte que tiene objetivos muy distintos a los que debería tener si hubiera sido de verdad un debate de investidura. Pero éste no lo es y hasta el propio candidato lo reconoció así al final de su intervención.

En su primera parte fue simplemente la oportunidad de que Pedro Sánchez se afiance dentro de su partido como indiscutido secretario general y como candidato seguro en una posible repetición electoral. Y no cabe duda de que lo logró, porque hizo un discurso muy abierto, sin grandes concreciones, pero bien armado y en general lucido. Gustó a los suyos.

Pero lo que estamos viendo recuerda mucho, y seguramente a lo largo del día de hoy recordará aún más, al debate de la moción de censura que el PSOE planteó por sorpresa a Adolfo Suárez en mayo de 1980. Felipe González sabía que no contaba con los votos suficientes para ganarlo, pero lo que buscaba el líder socialista era demostrar a la opinión pública que ahí había un candidato solvente para ocupar la Presidencia. Y, por el procedimiento de machacar sin pausa y sin piedad a un cohibido presidente del Gobierno, González logró lo que pretendía: a partir de entonces Adolfo Suárez fue una sombra de sí mismo hasta que presentó su dimisión, pero Felipe González se invistió ante los españoles como el deseado e inexorable próximo presidente.

No es probable que a Mariano Rajoy le produzca el mismo efecto devastador que a Suárez la moción de censura en que se va a convertir el debate de hoy. Porque lo que ha quedado claro es que cuando Sánchez habla de diálogo, de tender puentes, de trabajar por el pacto y de no imponer vetos, no habla de sí mismo en relación con el Partido Popular. Y no puede hacerlo porque sabe bien que la situación que padecemos es hija directísima de su negativa a hablar ni una sola palabra con el líder del PP. Y que la declinación de Rajoy del encargo del Rey es igualmente hija directísima de esa negativa rotunda de Pedro Sánchez de no admitir ni la más mínima conversación con su adversario político. Ese es un punto débil en el discurso de Sánchez que sin duda le será recordado hoy por un Mariano Rajoy que, a diferencia de Suárez, se siente respaldado por unos resultados electorales que mantienen a su partido como el más votado.

Pero lo que le espera a Rajoy a lo largo de hoy es una paliza monumental a cargo del resto de las fuerzas políticas que tienen un solo objeto, ya que el de investir presidente a Pedro Sánchez ha quedado descartado: sacar del escenario político a estacazos al PP y a su líder para dejar claro que ningún pacto de gobierno es posible con esa formación. Opinión que comparten todos los grupos políticos en la Cámara, salvo ahora C’s. Pero Ciudadanos está preso de su acuerdo con el PSOE y a él estará obligado mientras Sánchez no opte por dejarlo sedotto e abbandonato para pasarse a los predios de la izquierda a dejarse seducir por sus muchos y ansiosos pretendientes.

El día 5 todo volverá a empezar. Por eso, este debate, que no podía ser de investidura y que va a terminar siendo de moción de censura al presidente en funciones, no ha tenido nunca ni justificación ni sentido.

VICTORIA PREGO – EL MUNDO – 02/03/16