Juan Carlos Girauta-ABC

  • Cambian el canon para que Venus pase inadvertida a los adolescentes

El sanchismo pretende cambiar los cánones de belleza con una campaña de millón y medio. Pero para eso se necesitan montañas de oro, increíbles avances neurocientíficos, experimentos prohibidos… y alcance planetario; no alteras la naturaleza humana en un solo país.

Fíjate en lo gracioso del asunto: los padres de estas iniciativas de ingeniería social severa creen actuar sobre la cultura, que es maleable. No nos extraña, estando persuadidos como están de que el sexo que tienes es cosa cultural, no biológica. Con mayor razón ven al alcance de la mano, o de la campañita del kilo y medio, esculpir nuestra grosera sensibilidad y transformarnos.

De modo que en cuatro días preferiremos que repongan ‘Furtivos’ para disfrutar de Lola Gaos antes que ver de nuevo el interrogatorio de Sharon Stone en ‘Instinto básico’. La cinta de los recortes censurados de ‘Cinema Paradiso’ nos resultará un coñazo. No sabremos a qué viene tanta emoción del protagonista, que al fin y al cabo podría estar gozando de una excitante selección de lanzamientos de jabalina femeninos de la RDA. ¿Monica Bellucci? Ay, no, qué pereza. Ponme mejor a la bruja Lola en YouTube.

Para lograr este penúltimo objetivo del sanchismo van a tener que prohibir las series extranjeras, ojo. A los productores de aquí ya les han lanzado una seria advertencia. En las conclusiones de un reciente informe elaborado por el Instituto de las Mujeres se afea al sector audiovisual español la ‘belleza extraordinaria’ de sus actrices, que encima de estar buenas se benefician de ‘un maquillaje y efectos que las hace todavía parecer más bellas’. Hasta ahí podíamos llegar.

Por cierto que el tal Instituto ha avanzado mucho al cambiarle el nombre la directora Gimeno. Antes era solo ‘de la Mujer’, en singular. Sabíamos que en ese mundo no tienen muy claro el concepto de género; ahora vemos que el de número tampoco. Gimeno debe creer que el órgano estaba dedicado, hasta que llegó ella, a una dama en concreto.

En el mundo nuevo, Paris no raptará a Helena (¿Qué se cree esa con su ‘belleza extraordinaria’?), y mandará a Afrodita al cuerno porque se habrá enamorado de Eris con la cara lavada. Y se ahorrarán la guerra de Troya.

Botticelli pintó ‘La primavera’ por encargo. Marsilio Ficino consideraba que al adolescente Lorenzo de Pierfrancesco de Médici le convenía ver a diario una belleza sublime. Así se enamoraría de ella y se imbuiría por la vía directa de los valores que la acompañaban.

Cambian el canon para que Venus -‘con esos efectos’ tramposos del florentino, ‘que hace todavía aparecer más bella’ a cualquier modelo- pase inadvertida a los adolescentes. En favor de no se sabe qué alternativa. No lo cuentan porque quizá no han previsto ninguna. A lo mejor se trata de erradicar la belleza sin más. Un poquito en la línea de amargarnos la vida. Suerte que luchan contra la naturaleza humana y que no hay manera de vencerla.