Niebla en Doñana

ABC 06/08/15
LUIS VENTOSO

· Si no mejora este CIS, puede estar en sus últimas vacaciones en las Marismillas

LA encuesta del CIS merece ser considerada. El motivo que la convierte en la más fiable es sencillo: el Estado se gasta la pasta, con 2.500 entrevistas en persona y a domicilio, lo que arroja un margen de error del +/- 2% (las de los diarios suelen quedarse en mil entrevistas telefónicas y el error supera el 3%). Tras estudiarse bien la de ayer, Rajoy caminará meditabundo cuando hoy se levante al alba para su marcha rápida en bermudas por los pagos vírgenes de Doñana. Los datos no le dan para enfriar el champán. Incluso podrían dibujar sus últimas vacaciones en el palacio presidencial de las Marismillas.

Cierto que el PP ha aumentado su ventaja sobre el PSOE: de 1,3 a 3,3 puntos. Y es verdad también que el partido del gran Sánchez tiene un pulso anémico: empeora en casi cuatro puntos el memorable castañazo de Rubalcaba en 2011. Pero el PP se puede volver a encontrar a fin de año con su amarga paradoja de mayo: una victoria insuficiente, honrosa, pero que al final lo desaloja del poder. El vicesecretario popular Maíllo, encargado de valorar el CIS, hizo bien evitando todo triunfalismo. Se limitó a un cauto «hay partido».

La victoria de Rajoy en 2011 fue de una contundencia excepcional, por el lógico hartazgo con Zapatero. Pero lo perdido por el PP en esta legislatura es mucho: Rajoy sigue 16,4 puntos por debajo de su espectacular mayoría absoluta. Y eso a pesar de que el trabajo de campo de la encuesta se llevó a cabo cuando ya se visualizaban los estragos del populismo de izquierdas, con el corralito griego y los vidriosos pactos Podemos-PSOE. Para visualizar el alcance del problema de Rajoy basta con señalar que el CIS le concede un resultado 11,2 puntos peor que cuando perdió con Zapatero en 2008 (aunque entonces todavía no le había brotado el callo de Ciudadanos y gozaba del monopolio del centro-derecha).

Si quiere amargarse del todo su espléndida mañana en Doñana, el presidente puede echar la cuenta que hemos hecho todos los aficionadillos: la suma de PP y Ciudadanos supone el 39,3% del voto, según el CIS, mientras que la de PSOE y Podemos arroja un 40,6%, que alcanza un 44,3% con la marchita IU. Hoy ya no cabe engaño: si a Pedro y Pablo les salen las cuentas, realojarán a Mariano en su piso de Aravaca aunque haya sido el más votado.

España es el país que más crece de la UE, tiene menos paro que a comienzo de legislatura, el consumo se ha disparado, las quiebras caen en picado. Pero cuando el CIS pregunta, un 77,8% de los españoles afirman que la economía está «igual o peor» que hace un año. ¿Cómo llegan a esa conclusión contraria a los hechos? Una pista: dedicamos cuatro horas al día a la televisión, y en ella la realidad se cuenta de aquella manera, merced al mapa televisivo que trazó de manera naif este Gobierno. Añádase el bochorno de la corrupción y ya se entiende por qué el PP trastabilla.

Una economía en manos de Pedro y Pablo sería una verbena con resaca de las crudas. A Rajoy solo le queda esa carta: «O yo, o ya saben…». Si cala, seguirá. Pero para ello necesita más llegada audiovisual y un empresariado a la inglesa, valiente y comprometido con el que mal que bien es ya el único partido pro negocios.