Luis Ventoso-ABC

  • El show del Liceo no coincide con el sentir de la mayoría de los españoles

La sustancia de la crucial discusión en curso es sencilla, aunque la tape una hojarasca de frases ampulosas y sensibleras. De un lado están los posibilistas, que creen que todavía es posible algún tipo de acuerdo que evite que los mandatarios separatistas catalanes intenten romper de nuevo a la brava con España. Su receta para evitarlo consiste en:

1.-Indultar a los presos del anterior golpe, a pesar de que no se han arrepentido y de que con esa medida el poder Ejecutivo se planta contra el poder judicial y lo desautoriza. Además, existen dudas sobre la legalidad de tal gracia, pues la Constitución establece que no caben indultos generales.

2.-Primar a Cataluña en el gasto estatal muy por encima de las demás regiones. Lógicamente, el dinero que vaya para Cataluña se le retirará a otros. Corolario: en el modelo PSOE-PSC la deslealtad merece premio.

3.-Mantener una mesa bilateral España-Cataluña, como si fuesen ya dos estados, donde se tolerará que los separatistas lleven al orden del día la autodeterminación y la amnistía, que no caben en la legalidad constitucional. El Gobierno de España no puede otorgar nada de eso, pues delinquiría. Pero Sánchez confía en ir embaucando a sus socios separatistas con el señuelo de un nuevo Estatut, que llevaría al límite el autogobierno, hasta crear casi un Estado dentro del Estado. Ese acuerdo se sometería a un pomposo referéndum en Cataluña. Es casi seguro que al final los separatistas no se conformarán con esa oferta y mantendrán su exigencia irrenunciable: la independencia. Pero Sánchez calcula que mientras los va toreando puede discurrir el tiempo suficiente como para completar mal que bien la legislatura, incluso aunque al final ERC lo deje caer.

La posición contraria es la de los que pensamos que no se puede construir nada partiendo del cuestionamiento de la justicia y de la legalidad. En una democracia, el Gobierno no puede abofetear al máximo tribunal del país. Recordamos además que la historia nos enseña de manera inexorable que cada concesión de más autogobierno solo ha servido para fortalecer a los nacionalistas, acercándolos a la única meta que los saciaría: la independencia. Además estamos de acuerdo con lo que nos prometió Sánchez en la campaña electoral de noviembre de 2019; consideramos, como él entonces, que para proteger la unidad de España es necesario endurecer la legislación contra los actos de sedición y rebelión y contra la convocatoria de consultas ilegales. Creemos que la solución a largo plazo pasa por una unión sin fisuras contra el separatismo de todos los partidos constitucionalistas y por una promoción persuasiva de la idea de España, que es más atractiva y moderna que la ruptura con tus vecinos de siempre por motivos de aroma supremacista.

Así que cuando Sánchez celebre hoy su ‘show’ pro indultos en el Liceo de Barcelona no te sientas un bicho raro al notar que discrepas. Como reza el viejo himno del Liverpool, ‘Nunca caminarás solo’. La mayoría de los españoles piensan como tú. Lo anómalo, retrógrado y antipatriótico es el crecepelo que nos van a vender en el Liceo.