No hay más camino que la unidad

ABC 08/10/15
EDITORIAL

· El compromiso del Rey de garantizar la unidad de España no solo consiste en mantener a nuestro país en la senda del futuro, sino en prestar un gran servicio a Europa

EL discurso de Don Felipe ayer ante el pleno del Parlamento europeo de Estrasburgo no pudo ser más oportuno. España es uno de los países más activos en el proceso de construcción europea, y la pertenencia a la Unión y la zona euro representa uno de los consensos más sólidos de la democracia española. Como tantos otros jefes de Estado que ya han pasado por la misma tribuna, la intervención del Rey ante la Cámara que representa a los ciudadanos continentales fue un reflejo de la vocación europeísta de España, y sus palabras, una proclamación expresa y contundente de la calidad de ese compromiso. Su «soy europeo porque soy español» es la mejor definición de lo que queremos los españoles para nosotros y para un futuro que, como bien explicó Don Felipe, está sólidamente anclado en la UE, porque los países aislados no son viables ante los desafíos del mundo actual. En ese sentido, el compromiso del Rey de garantizar la unidad de España, como también mencionó en su alocución, no solo consiste en mantener a nuestro país en la senda del futuro, sino en prestar un gran servicio a Europa, que no podría resistir a la disgregación de los países miembros en taifas regionales. El único nuevo Estado que puede y debe crearse es el de una Europa unida, que, como dijo Don Felipe, es la mejor respuesta que los europeos tenemos a nuestro alcance para afrontar los retos de este siglo. El hecho de que la visita, programada desde hace meses, coincidiera ayer con la participación de François Hollande y Angela Merkel en una misma sesión parlamentaria no restó relevancia al sobresaliente discurso del Rey. Al contrario, la presencia en Estrasburgo de la canciller alemana y del presidente francés –que clamó contra un nacionalismo que equiparó a la guerra– permitió a Felipe VI intercambiar pareceres con los dirigentes de los dos países más importantes de Europa.

Resulta completamente reprobable la actitud de los eurodiputados de extrema izquierda, incapaces de entender que el Rey representa la unidad de España, es decir, a todo el país, y que no hay contradicción entre la democracia y una Monarquía parlamentaria como la que consagran la Constitución española y las de muchos otros países europeos, de cuyas cualidades políticas no se atreverían a discrepar. La sesión de ayer no solo fue un afortunado ejercicio de patriotismo y compromiso europeísta de Don Felipe, sino una declaración de principios que actualiza la vocación continental de España, ayer representada por quien en muy poco tiempo y en circunstancias no siempre favorables ha logrado, con el esfuerzo de todos, devolver la confianza que España se ha ganado en este tiempo nuevo.