Ignacio Marco-Gardoqui-El Correo
La propuesta de Confebask de implantar una subida generalizada de impuestos ha levantado una amplia polémica, lo cual tiene cierta lógica, pues lo habitual es que las empresas insistan siempre en lo contrario. Pero, claro, la idea es original, como lo es la situación que, por su gravedad, necesita medidas imaginativas. La subida tendría carácter temporal y sería finalista, y eso es importante. Su destino sería obtener recursos para pagar los intereses de la deuda que será necesario emitir para reconstruir los destrozos causados por la pandemia.
A mí, y que conste que no he hablado con ningún dirigente de Confebask, la medida me parece muy buena en su intención, pero podía y debía haberse explicado mejor y matizado más. El hecho de que un colectivo tan decisivo para lo que nos viene encima dé un paso adelante y asegure que está ahí para colaborar en la reconstrucción, me parece muy positivo. Algunos otros colectivos lo han hecho, incluso sin decirlo, como los sanitarios, pero otros muchos están callados o solo hablan para reclamar ayudas.
Si hubieran propuesto, simplemente, esforzarse más en generar riqueza, en invertir y en crear empleo, no hubiese causado ninguna sorpresa, pues ese es su cometido. Pero, una vez hecha, yo le veo algunas carencias. En primer lugar hay que insistir en que si necesitamos recursos estos pueden venir tanto de mayores ingresos como de menores gastos. La Administración tiene el deber (hoy, más que siempre) de revisar sus gastos, eliminar duplicidades y borrar despilfarros que, haberlos, puede estar seguro de que haylos. ¿No es un escándalo que el Gobierno central cree 22 nuevas direcciones generales, la mayoría de ellas de contenido ‘original’ en plena pandemia?
También habría que haber matizado por figuras impositivas, pues no todas son inocuas para el objetivo principal de generar riqueza y crear empleo. Todas son contractivas, pero algunas son perjudiciales para la actividad. Aquí, ir al bulto no es recomendable.
Y luego hay un tema que me preocupa. Se está generalizando la idea de que el daño producido por la pandemia se arregla con una subida de impuestos a los ricos. Pues no. El agujero no se arregla ni siquiera con una subida de impuestos general para todo el mundo. Veamos las cifras, las del propio Gobierno central. Calcula unos gastos que aumentan más de 55.000 millones y unos ingresos que merman en 25.000. Es decir, el agujero es de 80.000 y la propia AIReF piensa que es un cálculo optimista. El déficit absorbe algo más de 40.000 al irse al 10%. ¿Supone alguien que los impuestos van a producir el resto que nos falta? Pues se equivoca de plano. Piense en el Impuesto sobre Sociedades, el blanco preferido de las iras populistas. El Ibex-35 ha perdido 1.800 millones en el primer trimestre. Lo siento, ya no llueve maná del cielo.