Carlos Herrera-ABC

  • ¿Libertad de expresión?: no me haga usted reír

Algo, por fin, se mueve en Cuba. Después de más de sesenta años de feroz dictadura, una canción, una modesta canción, ha desatado el nerviosismo y la impotencia de uno de los sistemas represores más efectivos del mundo. Un grupo de artistas cubanos, Yotuel, Maykel, El Funky y otros, han grabado una pieza titulada ‘Patria y Vida’, difundida como la pólvora a través de las exiguas redes sociales cubanas, que han causado perplejidad en los pétreos sistemas de control ideológico del régimen de los Castro. ‘Patria o Muerte’ ha sido el catecismo de varias generaciones de cubanos. O eres de nosotros, de nuestro concepto de Patria, o morirás; sólo en nuestro esquema de Patria podrás seguir vivo, podrás ser algo, podrás sobrevivir. La canción, pues, deja claro lo que los tiempos de hogaño exigen: se acabó el misticismo del sacrificio absoluto de cubanos de todas las edades por la idea revolucionaria que ha convertido un gran país en una loa a la inoperancia, un ejemplo de miseria y un inmenso lupanar. La perplejidad de las autoridades ante un hecho inusitado -la contestación desde el propio interior- muestra que algo ha cambiado en el sistema represivo cubano: cada vez es más difícil ponerle puertas al campo y, a medida que la libertad tecnológica progresa -en Cuba no es fácil manejarse libremente en internet- los mensajes contrarios a la dictadura se difunden de manera asombrosamente rápida. A los autores les han calificado de agentes de la CIA -un clásico-, de estar sufragados por los Estados Unidos, o de ser ‘jineteros’, apodo con el que se conoce a los que prostituyen su cuerpo a merced de la oferta sexual extranjera. Cualquier cosa será válida para contrarrestar algo surgido desde el interior y exterior de la isla contra un sistema acostumbrado a reprimir sin ningún tipo de miramiento cualquier expresión de crítica u oposición.

Los autores de esta pieza no son los primeros en hacer algo así, otros lo han hecho desde la disidencia o el exilio: la diferencia estriba en que aquí estamos hablando de figuras criadas en la Revolución, inusitadamente rebeldes. Y se percibe la trascendencia viendo la reacción de las autoridades cubanas.

El contraste se sirve de inmediato. En España, los mismos que pusieron el grito en el cielo por la sentencia que condena a un sujeto que pide la actuación terrorista y la muerte de determinados individuos ajenos a su ideología estalinista, son los que apoyan al régimen que censura a estos jóvenes autores de una canción -consulten la letra- con veladas críticas a un sistema totalitario. Tengan por seguro que ninguno de los bolivarianos diputados del Congreso va a apoyar a estos artistas que sí se juegan la vida y que sí ponen en peligro su integridad por reclamar la libertad. Los amigos de las dictaduras caribeñas verán en la canción un desafío de gusanos al paraíso diseñado por esos comunistas que han convertido sus países en un parque temático del terror y la miseria. ¿Libertad de expresión?: no me haga usted reír.