EL MUNDO – 27/05/15
· Herrera, que sopesa no ser presidente, y otros dirigentes reclaman un relevo generacional.
· Bauzá dice que se marchará tras el verano; Rudi y Fabra lo harán después de las generales.
Mariano Rajoy piensa que es el mejor candidato del PP a las próximas elecciones generales, pero su partido no comparte en bloque esta visión. El debate sucesorio ha perseguido al presidente casi desde el comienzo de la legislatura. Ha repuntado y se ha templado en función de los acontecimientos internos, sin llegar a desaparecer nunca. El domingo, casi a la vez que se conocía la envergadura de la derrota sufrida por el Partido Popular, volvió a la superficie. «¿Y si tuviéramos más opciones si se produce una renovación?». La pregunta se la han repetido muchos dirigentes en las últimas horas, pero sólo uno ayer lo sugirió públicamente. Juan Vicente Herrera causó un seísmo en su partido poniendo voz a una reflexión que es compartida por otros barones y por otros dirigentes de peso del PP. No es que no quieran a Rajoy o que no valoren sus méritos, es que opinan que con otro cabeza de cartel el resultado podría ser mejor.
El presidente en funciones de la Junta de Castilla y León, Juan Vicente Herrera, en una entrevista en Onda Cero, se pronunció ayer sobre la idoneidad de Rajoy como candidato y contestó que él le diría: «Presidente, mírate al espejo y respóndete a ti mismo». «Rajoy –añadió– es una espléndida persona, un hombre de honor y muy buena gente. Tiene toda la legitimidad. Otra cosa es que el partido tiene que apostar clarísimamente por una renovación generacional». Como hizo Aznar en un mitin en Ávila, Herrera apuntó a que el relevo pasa por la generación de Pablo Casado, portavoz de la campaña del PP y de sólo 34 años.
La idea de que Rajoy no es el cartel más deseable para los populares es algo que comparten otros dirigentes del partido. La más atrevida a la hora de verbalizarlo siempre ha sido Esperanza Aguirre. Ayer, aseguró que el PP necesita una «refundación» y que ella va a iniciarla en Madrid. Pero otros, con buena relación con el presidente, también lo sostienen en privado. Sobre todo después de la dura derrota del domingo, donde muchos aspirantes a la reelección consideran que el efecto Rajoy ha pesado demasiado en la campaña. Su sucesión ha estado revestida de mucha retórica durante este tiempo, pero ahora comienza a valorarse como la única opción de salvar los muebles en las generales.
Los barones llevan meses reclamando cambios que han sido sistemáticamente rechazados. Esa inacción ha acabado con la trayectoria política de algunos de ellos. Alberto Fabra, José Ramón Bauzá, Luisa Fernanda Rudi o la propia María Dolores de Cospedal no repetirán como presidentes autonómicos. Es indudable que también han contado en el voto elementos puramente territoriales, pero el desgaste de la marca es innegable. Y Rajoy representa, y así lo entienden en el partido, la imagen de esta marca deteriorada.
Ayer en Twitter la diputada Cayetana Álvarez de Toledo lamentó que Rajoy eludiera «la grave y profunda autocrítica que muchos esperábamos» y defendió que para ganar las próximas elecciones generales «es imprescindible una renovación de los equipos y un proyecto político humano, moderno y valiente». Y no se trata sólo de cargos importantes. Las dudas afectan a todos los estamentos. Ayer en Valencia, durante la Junta Directiva del PP valenciano, dirigentes locales reclamaron dimisiones al más alto nivel.
Con el debate abierto en torno a Rajoy y a sus reacciones, hubo cargos que le manifestaron públicamente su respaldo. El ministro de Industria, José Manuel Soria, y el vicesecretario de Política Autonómica y Municipal del PP, Javier Arenas, defendieron que es el mejor candidato, en respuesta sobre todo a las declaraciones de Herrera.
Pero el intento de arroparlo no pudo ocultar el complicado momento por el que atraviesa el PP. A pesar de que la consigna defendida en Génova es que no suceda nada hasta las generales, el partido no pudo esquivar dos movimientos internos de enorme dimensión. En sus declaraciones matutinas Herrera deslizó la posibilidad de no ser finalmente investido presidente. Hoy ha convocado una reunión con sus presidentes provinciales, en la que se anunciará su decisión. Y, según fuentes populares, es muy posible que finalmente ceda el testigo de la presidencia. El dirigente castellano ya tuvo muchas dudas de si optar a la reelección porque a la decisión vital se unía la creencia de que había que dar paso a una renovación del partido. Se decantó por repetir tras una comida con Rajoy en el Parador de Segovia.
A lo que pueda decidir Herrera se une el anuncio oficial de José Ramón Bauzá de que dejará la presidencia del PP después del verano en un congreso extraordinario. Ninguno de estos escenarios eran contemplados por la dirección del partido. El mensaje que se había transmitido a los barones es que aguantaran hasta las generales. Básicamente por dos motivos: para evitar que la organización se enrede en luchas internas por el poder y para que el partido funcione de manera cohesionada en la campaña de las generales. Esta hoja de ruta la cumplirán María Dolores de Cospedal, Luisa Fernanda Rudi y Alberto Fabra. Cospedal aseguró ayer ante el Comité Ejecutivo Regional que quiere «seguir siendo la presidenta del PP en Castilla-La Mancha» y que trabajará para lograr el «mejor resultado» en las generales. «Y como secretaria general también lo voy a hacer en el resto de comunidades», añadió.
En Valencia, Fabra avanzó durante la Junta Directiva Regional que no concurrirá a la presidencia en el próximo congreso. Fabra defendió que hay que «resetear» el partido y también que no puede estar «en un nuevo PP». En su opinión, «hay que renovar mensajes y caras».
La intención de Rudi es continuar también al frente del partido hasta el congreso. En principio los cónclaves regionales no se celebrarán hasta febrero o marzo del próximo año, en función de cuando sea el congreso nacional, que debe realizarse primero. La dirigente aragonesa será presidenta del grupo parlamentario pero no portavoz, porque ya anunció que en caso de perder no lideraría la oposición. Su propósito, según fuentes de su entorno, es ser designada senadora territorial. Fabra debe decidir si sigue como diputado en las Cortes Valencianas.
EL MUNDO – 27/05/15