Poca cosa, pero menos es nada

EL MUNDO – 21/04/16 – VICTORIA PREGO

Victoria Prego
Victoria Prego

· El encuentro entre el presidente del Gobierno y el de la Generalitat ha terminado como tenía que terminar, fracasando, como no podía ser de otra manera, porque el único punto determinante de su conversación sólo podía ratificar la incompatibilidad radical entre dos posiciones de sobra conocidas. Una que defiende el respeto a la Ley y al derecho de todos los españoles a decidir sobre el futuro de su país, y otra que ignora deliberadamente esos dos puntos esenciales y pretende presionar a favor de que el Estado se pliegue a sus exigencias. De modo que por ahí no hubo ninguna novedad.

Puigdemont se vino a Madrid a pedir cosas, dinero fundamentalmente, y a hacer múltiples reproches al Gobierno por un sinfín de asuntos, uno de los cuales fue el de que el Gobierno recurría con demasiada frecuencia las leyes que aprobaba el Parlamento catalán. Pero Rajoy recordó que la Generalitat había presentado ante el Tribunal Constitucional 49 recursos mientras el Gobierno había presentado 29. Este puede ser un buen resumen de cómo la realidad de los hechos desmiente con tenacidad las versiones victimistas a las que tan aficionados han sido siempre los líderes independentistas catalanes.

Pero la razón por la que Puigdemont se ha decidido a pedir un encuentro con el presidente es la de que necesita imperiosamente que el Gobierno sostenga financieramente a una Cataluña en estado de quiebra. Seguramente, ésa ha sido la parte más positiva de la conversación entre los dos líderes porque está fuera de duda que ningún presidente estará nunca dispuesto a abandonar a siete millones de catalanes a su suerte, por más que sus dirigentes hayan hecho una gestión tan catastrófica de sus presupuestos.

Y así lo explicó el propio Rajoy, que hizo ayer tres cosas sorprendentes. Una, comparecer personalmente para dar cuenta del resultado de su encuentro con Puigdemont, algo que no había hecho nunca con un presidente autonómico. Dos, intervenir a la misma hora en que lo hacía el presidente de la Generalitat. Y tres, y la más llamativa, comportarse como si estuviera celebrando la rueda de prensa posterior a un Consejo de Ministros, porque se extendió en larguísimas consideraciones sobre los datos económicos con la intención de subrayar, una vez más, lo mal que estábamos y lo mucho que hemos mejorado bajo su Gobierno. Si no llega a ser por las preguntas de los periodistas se podría haber pensado que, en realidad, Puigdemont no había pasado por La Moncloa.

Lo más relevante de esta entrevista fue la amabilidad que la presidió y el acuerdo para que la vicepresidenta del Gobierno celebre un encuentro con Oriol Junqueras para tratar asuntos concretos. No es mucho, pero menos es nada.

EL MUNDO – 21/04/16 – VICTORIA PREGO