FÉLIX DE AZÚA-El País

  • He aquí que el Gobierno progresista avanza a toda velocidad hacia el siglo XIX

Recuerdo perfectamente, durante mi bachillerato, que los mártires cristianos tenían una importancia muy superior a la Segunda Guerra Mundial. Eran los años cincuenta del siglo XX y lo actual, así como el pretérito más próximo, habían sido borrados por el régimen. No me parece que se nos ofreciera futuro alguno desde el poder para seguir adelante. En el mejor de los casos, el futuro era el mantenimiento forzoso de un presente gris, estúpido y represor que se vendía como un paraíso.

En nuestros días es evidente que para nuestro Gobierno es más importante la Guerra Civil de hace casi cien años que los tendidos ferroviarios o los avances en estudios e investigación. Un vicepresidente y su entorno nos venden el amor a Venezuela y Cuba, en tanto que el presidente quiso aproximar nuestra Justicia a la de Polonia y Hungría según algunos parlamentarios europeos. ¿Será, pues, ese nuestro futuro? ¿Esa es la esperanza que proponen a sus votantes? No es extraño que los jóvenes se precipiten en masa sobre el primer botellón que les anuncien. He aquí que el Gobierno progresista, según se denominan ellos mismos con su patética vanidad, avanza a toda velocidad hacia el siglo XIX. ¡Cómo aplasta el pasado a esta clase política incapaz de proponer ni un solo proyecto digno a su doblegada población!