ABC 05/02/16
· Ciudadanos quiere visibilizar que en temas clave el acuerdo con el PP es claro y necesario
Albert Rivera y Pedro Sánchez volvieron a escenificar ayer el acercamiento entre sus dos formaciones. Pasadas las once de la mañana, el secretario general del PSOE conducía al presidente de Ciudadanos por las dependencias del grupo parlamentario socialista. Durante más de una hora de reunión, los líderes de ambos partidos cerraron los detalles de cómo va a desarrollarse una negociación bilateral que arranca hoy mismo.
El principal escollo estriba en el socio que cada uno de ellos quiere como acompañante en ese acuerdo que ambos quieren que no sea simplemente de investidura. Lo dejó bien claro Rivera: «Ciudadanos no se plantea un acuerdo sin calendario, reformas pactadas y comisión de seguimiento». Durante la reunión, el líder de Ciudadanos pidió a Sánchez que tomase la iniciativa y llamase a Rajoy. Aunque el presidente de Ciudadanos nunca ha mostrado un afecto ni una sintonía especial con el presidente del Gobierno en funciones, sigue insistiendo en que el objetivo de estas negociaciones es buscar «un espacio de entendimiento a tres». Para lo que su número dos, José Manuel Villegas, se puso en contacto con Rafael Hernando en la noche del miércoles. Sobre la posibilidad de sumar al PP al pacto, Rivera fue elocuente: «Claro que tengo esperanza. Si no, no estaría aquí». Y se mostró seguro de que «las posiciones maximalistas van a fracasar».
Sánchez, si bien concedió que llamaría al PP la próxima semana, despejó de un plumazo las ilusiones de Rivera. «La corrupción en el PP es como una historia interminable», aseguró Sánchez, que insistió en que «tienen que pasar a la oposición para que haya regeneración».
Doble «no» al PSOE
El presidente en funciones, Mariano Rajoy, se encargó de enfriar el ambiente, en un discurso a su grupo parlamentario, en el que insistió en que su partido votará «no» a un gobierno de Pedro Sánchez, sea quien sea su acompañante. «Votaremos no al PSOE tanto si viene arropado por Podemos como si se presenta solo, o si viene con 90 más otros que quieran darle apoyo, y recuerdo que con 130 –90 más 40, la suma de PSOE y Ciudadanos– tampoco se puede gobernar». Rajoy sigue defendiendo su propuesta: una coalición PP-PSOE también con Ciudadanos porque «aunque no es necesario que esté, yo lo quiero».
Esta fórmula no se ha podido llevar adelante «por ahora», insistió. La premisa principal para materializarlo sería que el gobierno lo encabezara Rajoy y el PP porque son los que ganaron las elecciones, y porque «el PP no tiene, como otros, vocación de bisagrista». Desde su entorno, tras el último CIS –que auguran que Podemos supere al PSOE si se repiten los comicios– metían presión a los socialistas advirtiendo que «la “sorpasokización” puede ocurrir si hubiera nuevas elecciones».
Rivera no pierde la esperanza; en las últimas 24 horas ha encargado a José Manuel Villegas, que trate de recuperar al PP para la negociación. El presidente de Ciudadanos cree que logrará escenificar que en las principales cuestiones el entendimiento entre los tres partidos es evidente: la respuesta a Cataluña, el pacto antiyihadista y la posición en Europa tanto para afrontar los ajustes que exige Bruselas como para lograr una posición común respecto al Brexit. Frente a los intentos de PP y Podemos por apurar los plazos de la investidura, en el equipo de Rivera apuestan por una negociación larga. «Tres meses dan para mucho, y puede erosionar al PP», señala un dirigente próximo a Rivera que destaca que el PP solo sube una décima en el CIS, y eso que el trabajo de campo es anterior al estallido de la operación Taula en Valencia.
Rivera no solo le pidió a Sánchez que hable con el PP, también le advirtió que no se puede gobernar dando la espalda a más de siete millones de votantes. Del mismo modo que le recordaba que «el