ABC – 30/10/15
· El valenciano obvia el discurso de Ferraz y acusa al presidente de «romper España».
El presidente autonómico valenciano, Ximo Puig, se ha convertido en una «pesadilla» para el secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, al abrir un gran boquete en el discurso del líder socialista sobre el modelo territorial de España y en el cierre de filas con el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, frente al desafío secesionista catalán explicitado por Junts pel Sí y la CUP.
Metidos ya de lleno en la precampaña electoral para lal generales del 20 de diciembre, Ximo Puig aseguró ayer que no apoyará «la posición inmovilista» de Mariano Rajoy en esta cuestión que, a su juicio, «está rompiendo España».
Su afirmación se produjo durante la sesión de control en las Cortes autonómicas, como respuesta a la pregunta de la portavoz del PP en la Cámara, Isabel Bonig. Esta cuestionó que, mientras Pedro Sánchez brindaba su apoyo en La Moncloa a Mariano Rajoy, el tripartito que sustenta al Gobierno valenciano (PSOE-Compromís-Podemos) impedía que saliera adelante una declaración institucional en términos prácticamente miméticos a los empleados por el presidente del Gobierno en su comparecencia pública del pasado martes.
Otro modelo territorial
Ximo Puig argumentó que «la lealtad con la ley de la Generalitat Valenciana es total» y pidió «diálogo» frente a la posición mantenida por Rajoy durante esta legislatura. Y lanzó un reto para la modificación del modelo territorial, como es la reforma constitucional, texto del que dijo que «está para adaptarse y mejorar la convivencia».
La defensa de la unidad de España ha sido pues nula por parte del líder de la segunda federación socialista española en términos de afiliados, ya que ni siquiera con su jefe de filas cerrando la brecha abierta por Artur Mas ha sido capaz de ser claro en la crítica al presidente autonómico catalán.
La postura adoptada por Puig ha encendido los ánimos de muchos de sus compañeros de filas en el PSPVPSOE, ya que entienden que está «asumiendo los postulados» de su socio en el Gobierno –los nacionalistas de Compromís– en un momento en el que «no puede haber titubeos en el apoyo al proyecto de unidad nacional».
Y ello conlleva un riesgo claro, ya que la formación que lidera Mónica Oltra no tiene ataduras más allá de las fronteras de la Comunidad Valenciana, mientras que Puig «debería pensar en el proyecto nacional del PSOE», explicaban a este diario algunos miembros de la dirección nacional del PSPV.
Y es que Compromís está atando de pies y manos el discurso socialista y es «de facto» quien gobierna en la Comunidad Valenciana, en el Ayuntamiento de Valencia (con apoyo también del PSPV y PSOE) y quien preside las Cortes.
Los nacionalistas tienen el apoyo de Podemos, con el que ultiman su alianza electoral para las próximas generales, y busca una posición de mayor apoyo que el PSOE en las urnas para condicionar el acuerdo de gestión que tienen con el secretario general del PSPV. Ximo Puig, mientras, teme desviarse del discurso de Compromís porque le sustenta en varias decenas de Alcaldías de las tres provincias de la Comunidad Valenciana.
Puig no quiere a Sánchez
Además, los enfrentamientos entre Puig y Sánchez vienen de lejos y, pese a que el presidente valenciano apoyó la vía del actual secretario general frente a Eduardo Madina, también es cierto que siempre se mostró partidario de que las riendas del partido las llevara Carmen Chacón, primero, y después, tras fracasar ésta ante Alfredo Pérez Rubalcaba, exhibió públicamente su preferencia porque el puesto lo ocupara Susana Díaz, antes que el propio Pedro Sánchez.
El liderazgo en el PSOE lo puso en solfa el propio Ximo Puig durante un desayuno informativo en la capital de España el pasado día 5, cuando consideró que la figura de Pedro Sánchez al frente del partido «es revisable como todo en la vida». Aquello escoció a la actual dirección federal que, desde entonces, ha mantenido varios pulsos con el secretario general de los socialistas valencianos.
El primero fue a cuenta del papel de las diputaciones provinciales, que Puig quiere eliminar y que Sánchez opina que «vertebran» el territorio. El segundo llegó con la prohibición del Gobierno valenciano a sus altos cargos de acudir a actos religiosos, a lo que también el secretario general del PSOE contestó en primera persona que «no soy partidario de esas prohibiciones y yo no lo estableceré en mi Gobierno».
Y la tercera y más grave ha sido la de contribuir a la desunión interna de los socialistas en el discurso ahormado frente al problema del proceso secesionista que se intenta poner en marcha en Cataluña de forma unilateral.
ABC – 30/10/15