Rajoy pierde la esperanza de un pacto in extremis con Sánchez

ABC 31/01/16

· El presidente no se irá y descarta abstenerse para un Gobierno socialista

El último asidero de Rajoy para constituir un Gobierno con PSOE y Ciudadanos que defienda los valores de la Constitución cayó ayer cuando Pedro Sánchez echó un pulso a sus barones anunciando que consultará con las bases los pactos con otros partidos, en la seguridad de que los militantes, en torno a 200.000, sellarán un acuerdo que lime la pretensión de Podemos de convocar un referéndum en Cataluña. Y, aunque ese respaldo no fuera vinculante, el Comité Federal tendría que asumirlo como mandato directo de sus afiliados. La Moncloa había seguido con atención los movimientos socialistas, especialmente la salida a escena de Felipe González avalando el Gobierno de uno de los dos grandes partidos. Incluso se había saludado que, en contra de lo que se preveía, el expresidente no pusiera como condición el veto a Rajoy.

«Lo primero que nos llegó es que González iba a acceder a la pretensión de Sánchez de trazar una línea roja en torno al presidente en sus declaraciones», revela un dirigente de Génova. Eso no sucedió y en el PP se respiró. Algunos contactos informales de cargos populares con sus homólogos socialistas permitían albergar esperanzas sobre las posibilidades de que Susana Díaz y sus compañeros autonómicos doblaran el brazo a Sánchez.

Pesimismo general
Sin embargo, el pesimismo era ayer generalizado cuando se conoció el golpe de efecto socialista. Pocos en el Gobierno y en el partido dudan ya de que el líder del PSOE, secundado por el Comité Federal, no apoyará con su abstención un Gabinete de Rajoy. Por activa y por pasiva, algunos cargos del PP se han reunido en los últimos días con dirigentes socialistas sin que haya avanzado un solo compromiso de respaldo. Todo lo más, se ha hecho llegar al PP un escenario del que Rajoy no quiere ni hablar: que el candidato a la presidencia fuera Sánchez con apoyo de Rivera y que el PP se abstuviera. Por eso ayer, Sánchez anunció que miraría a izquierda y a derecha para conformar una mayoría. «Nosotros –recalca un alto cargo de La Moncloa– nunca vamos a permitir que sea investido el segundo partido con 90 escaños».

Descartado ese acuerdo «por la derecha» y si no fraguan los contactos con populistas y separatistas, en el entorno de Rajoy se da por seguro que hay que prepararse para repetir elecciones. En una de las últimas reuniones del equipo más cercano del presidente se constató, analizando encuestas externas y propias, que unos nuevos comicios (probablemente en junio) le permitirían recuperar posiciones sobre los 123 escaños de diciembre, con la esperanza de que el miedo de los electores a la incertidumbre política robusteciera las opciones de la derecha, sin descartar que Ciudadanos también sumara más votos perdidos por el PSOE entre sus simpatizantes más moderados (el último sondeo de ABC otorgaba a Rajoy ocho escaños más).

Además se dio por sentado que en el Congreso socialista que se celebrará en mayo, Sánchez será descabalgado por sus compañeros, abriendo paso probablemente a la presidenta andaluza. Aunque con Susana Díaz la relación tampoco es «muy fluida», existe más confianza en su predisposición al diálogo.

Lo que tienen claro los populares es que el liderazgo de Rajoy es innegociable. Las últimas declaraciones de Rivera cuestionándole han sentado muy mal al presidente. El escándalo de corrupción en Valencia «ha descolocado» al partido pero, sostiene un alto cargo, «por mucho que reconozcamos los errores frente a la corrupción no hay ruido interno para que cambiemos de candidato. Ni ahora ni si hay nuevos comicios». Tan mal ha sentado a Rajoy que se le ponga en tela de juicio que él y la vicepresidenta salieron en tromba hace unas horas para aclarar que «nadie nos va a decir lo que tenemos que hacer».

La estrategia a partir de ahora es «dejar hacer» al Rey, al que el martes visitarán tanto Sánchez como Rajoy. En esta ocasión, advierten en Génova, el líder socialista ha conseguido ser recibido en Zarzuela casi 24 horas después que Pablo Iglesias, para evitar el desaire de hace diez días cuando conoció de labios de Felipe VI las exigencias que, simultáneamente a su audiencia, hacía públicas Podemos. El perfil del PP será bajo, a la espera de los movimientos de Ferraz. «No habrá ni renuncia del presidente ni abstención para que gobierne Sánchez», concluye un ministro. Solo si se pierde el poder las cosas cambiarían para Rajoy.