El PSE-EE es cautivo del destino por el que apostó en marzo de 2009, como el PSOE lo está en cierto modo de las apariciones en apoyo a Bildu. Pese a que fuera el Gobierno quien impulsó las demandas, el PP está consiguiendo que los socialistas se exculpen continuamente en relación a ETA o a lo que diga o haga la izquierda abertzale.
El mismo día que Erkoreka anunciaba el restablecimiento de la sintonía entre el PNV y el gobierno de Zapatero, tras la sentencia del Constitucional a favor de la participación electoral de Bildu, un recién salido de la prisión de Herrera de la Mancha después de cumplir 25 años de condena por terrorismo asomaba a la campaña con un improvisado cartel de apoyo a la coalición independentista. El gesto del expreso no podría invalidar la resolución del TC y es lícito en la conducta de un ciudadano libre, aunque quienes le acompañaban cantasen el ‘Eusko gudariak’. Pero recuerda, al hilo de esa misma sentencia, que Bildu pudo ser ideada por ETA y la extinta Batasuna sin que éstas hayan dirigido su materialización, y que puede ser también colonizada por personas y sectores que traten de reivindicarla como la continuación de sus «50 años de lucha» sin que por ello quepa denunciarla ante la justicia. Si se trata de salvar el pasado, qué menos que justificar así un cuarto de siglo en la cárcel para soslayar, de paso, el motivo de la condena.
Erkoreka advirtió ayer que no estaba para hacerle «la campaña a Bildu». Se trata de un imposible, porque está en su naturaleza que todos los que mencionemos a la coalición nos convirtamos indefectiblemente en sus propagandistas. Mucho más cuando la suerte legal de Bildu es presentada como la causa que hubiese podido quebrar la confianza entre el partido jeltzale y el socialismo español, y ésta se recupera al parecer por el voto de seis magistrados del Constitucional. El PNV podía haber esperado a la finalización de la campaña para formalizar el restablecimiento de unas relaciones nunca rotas con el Gobierno. Pero tras el escrutinio del próximo día 22 las cosas pueden cambiar tanto que resulte ridículo hacerlo; y de lo que se trata es de reivindicar para sí la presencia de Bildu en las urnas mientras, de paso, se ningunea a la organización vasca del PSOE. Aun haciéndolo cuidadosamente se alienta la especie de que la continuidad de la legislatura y un digno adiós de Zapatero estaban en manos del Constitucional porque así lo había decidido el EBB.
Las campañas electorales están plagadas de espontáneos, pero también de frases con doble sentido. Así ocurre con la vindicativa aseveración de Basagoiti de que su partido jamás romperá con el PSE-EE, porque ello sería hacerle un favor al PNV. Tan solícito apoyo al lehendakari López debería, en realidad, suscitar alguna intranquilidad entre los socialistas vascos. Porque tras la seguridad que les brinda para lo que resta de la legislatura autonómica encierra el mensaje de que el PSE-EE se encuentra cautivo del destino por el que apostó en marzo de 2009. Como el PSOE lo está en cierto modo, y a efectos electorales, de las apariciones que pudieran sucederse, dentro o fuera de programa, en apoyo a Bildu. Porque a pesar de que sus dirigentes insistan en que fue el Gobierno quien impulsó las demandas ante el Supremo, el Partido Popular está consiguiendo que los socialistas se exculpen continuamente en relación a ETA o a lo que mañana o pasado diga o haga la izquierda abertzale desde dentro o desde fuera de Bildu.
Kepa Aulestia, EL DIARIO VASCO, 11/5/2011