¿Teme el presidente Sánchez que aparezcan nuevos escándalos relacionados con el presunto tráfico de influencias de su esposa Begoña Gómez, o que el Gobierno de Netanyahu, en venganza por los ataques de Sánchez a Israel, revele el contenido de las grabaciones que en 2022 le hicieron a su teléfono presuntos agentes marroquíes con la sofisticada herramienta Pegasus, de origen israelí?
Si esto fuera así, estaríamos ante una racional explicación de la ‘carta de amor’ de Sánchez a su esposa Begoña y la sospechosa amenaza de su dimisión de la presidencia del Gobierno. Con la que, por otra parte, Sánchez está advirtiendo a los nacionalistas catalanes de ERC y Junts (que no dejan de amenazarle con el fin de la legislatura) con liquidar la ley de amnistía en el caso, hoy poco creíble, de la dimisión del presidente y la apertura, a partir de mayo, de un nuevo proceso electoral en España.
Que haya sido el diputado de ERC Gabriel Rufián (y no Alberto Núñez Feijóo como debió) quien el pasado miércoles planteara a Sánchez en el Congreso de Diputados el escándalo del presunto tráfico de influencias de su esposa Begoña Gómez, fue algo que causó estupor e indignación en La Moncloa. Donde cabe imaginar el siguiente comentario: ‘Es inaceptable que, después de haber indultado a Junqueras y demás golpistas catalanes condenados en el Tribunal Supremo y de haber puesto en marcha la ley de la amnistía, Rufián nos ataque de semejante y personal manera para dañar al PSC de Salvador Illa en la campaña electoral catalana’.
Y lo mismo pensarán en La Moncloa de las constantes amenazas de Carles Puigdemont sobre la ruptura de la legislatura y la estabilidad del gobierno español. Sin imaginar el prófugo catalán que Sánchez sea capaz de dimitir y de liquidar la ley de amnistía, parando el actual proceso parlamentario en curso, o dando instrucciones al sanchista presidente del TC, Cándido Conde Pumpido, para que declare inconstitucional la citada ley.
Por todo ello parece que los nacionalistas, que tienen a más de 1.400 personas imputadas por el golpe del procés y pendientes de la amnistía, se han asustado ante el riesgo de una espantada de Sánchez. Motivo por el que Rufián rectificó su mención y ataque a Begoña y Puigdemont le recomendó a Sánchez una ‘moción de confianza’ en la que Junts y ERC votarían a su favor.
Otro desconcertado, que no sabe bien qué hacer ni qué decir con contundencia y sentido común ante el órdago de Sánchez, es el líder del PP y de la oposición Alberto Núñez Feijóo
En el plano de la política nacional, Pedro Sánchez, con su amenaza de dimisión, ha sorprendido a todos empezando por su Gobierno y su partido (con miles de colocados en la Administración), donde Sánchez carece de un número dos de peso en el Ejecutivo y tampoco tiene un posible sucesor en el PSOE.
Partido desde donde Sánchez pretende, con ayuda de Zapatero, provocar una movilización de sus bases y seguidores de corte ‘peronista’ para socorrer y arropar a Sánchez. Denunciando ZP,, al igual que Sánchez, la existencia de un ‘eje del mal’ de la derecha y la ultraderecha y sus medios afines a los que acusan de lanzar ataques personales y familiares para deslegitimar el Gobierno de coalición. El que Sánchez reconstruyó tras las elecciones del 23-J de 2023 y después de conseguir su investidura con la ayuda de tres notorios delincuentes nacionalistas como lo son Puigdemont, Otegui y Junqueras.
Otro desconcertado, que no sabe bien qué hacer ni qué decir con contundencia y sentido común ante el órdago de Sánchez ,es el líder del PP y de la oposición Alberto Núñez Feijóo. El que no denunció con firmeza el pacto de silencio sobre ETA de Bildu durante las elecciones vascas. Y el que sigue jugando al escapismo y la ‘moderación’ en la campaña catalana (donde espera mejorar a costa de CS). Lo que deja en evidencia la estrategia y escasa capacidad de liderazgo de Feijóo. Convencido como parece Feijóo, que habla de la ‘victimización’ electoralista de Sánchez, de que el poder tarde o temprano le caerá del cielo entre sus manos sin dar un palo al agua del sanchismo y huyendo de cualquier confrontación.
Pero peor parece la catastrófica situación de la desaparecida Yolanda Díaz como lideresa de Sumar tras sus estrepitosos fracasos en Galicia y Euskadi, y con los regulares pronósticos que el CIS les presenta para las elecciones catalanas y las europeas. Y algo parecido, aunque en menor medida, le está pasando a Santiago Abascal en Vox, donde no logra despegar con fuerza en los sondeos y no cesa de sufrir problemas y deserciones en el seno de su organización.
Ganar tiempo y reforzar alianzas
En cuanto a la asombrosa decisión de Sánchez de suspender durante cuatro días su agenda política, todo apunta de que estamos ante una decisión premeditada para ganar tiempo y comprobar si mantiene intactas las alianzas de la investidura para seguir adelante y completar la legislatura. Dando Sánchez de semejante manera un ultimátum a sus socios nacionalistas de coalición.
Salvo que aparezca algún otro nuevo escándalo de Begoña o las grabaciones del espionaje de Pegasus que al parecer promovieron agentes del gobierno marroquí y con las que, por fin descubriríamos los verdaderos y detallados motivos por los que Sánchez entregó la soberanía del Sáhara Occidental, al Rey Mohamed VI.
En todo caso, veremos que decide Sánchez este próximo lunes y cómo se van a desarrollar este fin de semana las movilizaciones que impulsa Zapatero en apoyo de Sánchez. El que se someterá en las elecciones europeas del 9 de junio a un plebiscito nacional sobre su liderazgo y su ley de amnistía. Unos comicios que también y al margen del resultado europeo se interpretarán como si fueran una consulta, sobre Feijóo como líder del PP y de la Oposición.
Aunque antes tendremos que analizar los resultados de las elecciones que en dentro de quince días se celebrarán en el territorio catalán y donde están en juego el triunfo esperado del PSC y la posibilidad de una mayoría absoluta del nacionalismo catalán que complicaría sensiblemente el panorama nacional.