EL MUNDO – 08/03/16
· Podemos le exige romper con Rivera mientras que Rajoy se abre a negociar, aunque tacha el pacto de «fraude».
· Felipe VI colocó ayer la pelota en el tejado de los partidos instándoles a seguir trabajando y negociando en pos de un acuerdo que permita la formación de Gobierno. Sin embargo, las principales fuerzas políticas están atrapadas en la red de vetos cruzados que ellas mismas han tejido y que impiden por el momento vislumbrar un pacto.
El acuerdo PSOE-Ciudadanos se plantea como el obstáculo insalvable. Pedro Sánchez, que ayer se arrogó la titularidad de los 130 escaños que suma su grupo con el de Rivera, mantiene que su lazo con el líder de la formación naranja es definitivo y exige acudir con él de la mano a cualquier negociación y con el acuerdo suscrito entre ambos como base insoslayable. Este planteamiento zanja la posibilidad de abrir el diálogo con Podemos, una formación que se declara incompatible con C’s.
Tanto es así, que el líder socialista ha rechazado de plano la propuesta de Podemos de resucitar –mañana miércoles– la llamada mesa de izquierdas a cuatro –conformada por PSOE, Podemos, IU y Compromís– porque en la misma no se acepta la presencia de C’s. Para Sánchez la mesa ha de ser a cinco, o no será.
El portavoz parlamentario de Podemos, Íñigo Errejón, fue quien se puso en contacto con su homólogo del PSOE, Antonio Hernando, para trasladarle la convocatoria. La respuesta que recibió no dejaba dudas.
La dirección socialista mantiene que el pasado sábado, tras la investidura fallida de Pedro Sánchez, cerró con Ciudadanos el compromiso de «acudir siempre conjuntamente a todas las reuniones que se celebren a partir de ahora para poder formar cuanto antes un nuevo Gobierno». Y a ello añaden que ambos partidos se ratifican en el acuerdo que suscribieron el 24 de febrero y que consiguió el respaldo de 131 diputados en el Congreso (89 del PSOE, 40 de Ciudadanos, 1 de Nueva Canarias y otro de Coalición Canaria).
De esta forma la vía a un posible pacto alternativo de izquierdas queda cerrada puesto que la invitación de la formación morada es, tal y como puntualizó Errejón, «exclusiva» para el PSOE.
Tampoco parece expedita la senda para construir un acuerdo con el Partido Popular. Ayer, Mariano Rajoy anunció su propósito de convocar esta misma semana a Pedro Sánchez con la intención de explicarle la fórmula que viene proponiendo desde el día después de las elecciones: la gran coalición a la alemana, PP-PSOE, bajo su presidencia. El líder popular desea un encuentro a solas con Sánchez pero no pondría pegas a que éste acudiera a la cita acompañado por Rivera si así lo desea.
«Que venga con quien quiera, si es el portavoz parlamentario o su socio de hecho el señor Rivera, como si vienen los dos, no se lo voy a impedir, pero para una primera reunión si fuera privada a dos sería mejor», argumentó Rajoy a primera hora de la mañana en la Cope.
Sea como fuere, a lo que no está dispuesto el presidente en funciones es a negociar sobre el pacto suscrito por PSOE y Ciudadanos.
Para Rajoy, que califica de «fraude» la pretensión de Pedro Sánchez de presentarse ahora como primera fuerza política respaldada por 131 escaños, el acuerdo firmado por el líder socialista y Albert Rivera tiene un único objetivo: marginar completamente al PP y derogar todas las reformas que su Gobierno ha puesto en marcha a lo largo de la legislatura y que, mantiene, son las que han permitido el vuelco económico del país. En estas condiciones, el Partido Popular bajo ningún concepto puede prestarle su apoyo.
En Génova mantienen que con el «no rotundo» del Congreso a la investidura de Sánchez quedó claro también el rechazo de los representantes de la soberanía nacional al programa que el candidato presentaba y que no era otro que el documento de 200 medidas que suscribió con el presidente de Ciudadanos. Mantener este programa como base para el diálogo, después del rechazo de la Cámara, «adultera», en su opinión, cualquier negociación.
Así las cosas, el encuentro a tres podría llegar a celebrarse pero sin posibilidad de acabar con ningún tipo de consenso. Rajoy, tal y como explicó ayer, pretende ofrecer a Sánchez «lo que no pudo» en diciembre porque el secretario general del PSOE se negó desde el principio al diálogo con él. El entendimiento entre ambos se presenta imposible. El propio Pedro Sánchez ya ha anticipado que si se encuentra con Rajoy será para tratar asuntos relativos al Gobierno en funciones y no para abordar las posibilidades de formación de un nuevo Ejecutivo, ya que su pretensión es la de construir un Gobierno de cambio en el que no tendría cabida el Partido Popular.
El deseo del PSOE, «compartido con Ciudadanos», señalaban ayer desde Ferraz, es «ampliar y sumar nuevos apoyos» al acuerdo «reformista y de progreso que puede poner punto y final a la etapa de Rajoy y el PP en La Moncloa». Con esta última afirmación cierran de forma definitiva la puerta al diálogo con los populares, y con la primera, impiden la aproximación de Podemos.
En este cruce de vetos, Albert Rivera también mantiene el suyo ante el líder del PP. El presidente de Ciudadanos considera que el presidente del Gobierno en funciones no puede ser el político que encabece la nueva etapa. Por ello, sigue apelando a la conciencia de los populares para que rompan con su jefe de filas. «Rajoy no es capaz de encabezar lo que muchos de sus votantes pidieron ni de impedir que el Gobierno de España sea un Gobierno populista», dijo ayer tras la reunión de su Ejecutiva.
«Al votante del PP le gusta más lo que dice Ciudadanos que lo que dicen Podemos o ERC. Las aspiraciones personales son legítimas, pero pasan por encima del interés general. Si se quiere tener un Gobierno estable no es la mejor condición poner su silla por delante, incluso, de sus militantes y votantes», añadió hincando el diente en la necesidad de que Mariano Rajoy dé un paso atrás y deje que otro popular asuma el liderazgo del partido.
La cruz que Rivera pone sobre Rajoy se materializa incluso en el hecho de que el presidente de Ciudadanos mantiene que un hipotético diálogo entre PP, PSOE y su formación debería producirse entre los equipos de los partidos y no entre los líderes.
En Ciudadanos mantienen que, llegado el caso, ésa sería la mejor fórmula. «Vamos a hablar los partidos y los equipos, que es lo más inteligente para buscar consensos, hablar de reformas concretas y no de sillas», explicó Rivera. Y en el partido apostillan que éste no es momento de hablar de líderes, porque ni siquiera se sabe cuáles de ellos llegarán al final del diálogo. El partido naranja también mantiene su línea roja frente a Podemos. Ciudadanos siempre ha afirmado que no formará parte de ningún acuerdo en el que se incluya el partido de Iglesias por considerar sus posicionamientos económicos y territoriales antagónicos.
A lo más que llegan ahora, tras la investidura fallida, es a contemplar la posibilidad de aceptar una abstención del partido morado. Igualmente, verían con buenos ojos la abstención de los seis diputados del PNV pero siempre y cuando «no pida la autodeterminación o el acercamiento de los presos de ETA», según matizan fuentes de la dirección.
EL MUNDO – 08/03/16